Realismo capitalista en el fútbol global


Las páginas más gloriosas de la historia de Serbia (1)

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El Estrella Roja de Belgrado es el equipo más popular y exitoso de Serbia. Anteúltimo campeón de la vieja Copa de Clubes Campeones Europeos (hoy Champions League), en 1991, y Campeón Intercontinental frente a Colo-Colo ese mismo año, el club fue fundado en Yugoslavia en febrero de 1945, mientras sonaban las últimas bombas del conflicto bélico europeo, por la mano del eterno mariscal Tito y luego de la disolución de dos clubes antecesores, el SK Jugoslavija y el BSK Belgrado, acusados por el nuevo régimen de haber colaborado con los nazis.

Como muchos equipos alrededor del mundo, el Estrella Roja (Crvena Zvezda) tiene una base de seguidores fanáticos y violentos. Aunque, en el caso del Estrella Roja, y como es de esperar, la identificación y amor por el club alcanza niveles particularmente intensos, que en algunos casos podrían parecerse al terrorismo doméstico.

En How Soccer Explains the World, el periodista Franklin Foer menciona que en las estructuras metálicas de su estadio, apodado “Marakana” en honor al Maracaná, vive una gran comunidad de cuervos y que cuando la popular hace erupción para gritar un gol del local las aves negras recorren la ciudad de Belgrado emitiendo sus graznidos espeluznantes y anunciando la desgracia de manera caricaturesca y ominosa.

Frente al Marakana (o, en realidad, a unos 100 metros en diagonal), al otro lado de la calle Ljutice Bogusna, se encuentra la ex mansión de Arkan, el jefe de guerra y criminal más famoso de la historia de Serbia, una asquerosidad contrahecha de varios pisos que se asemeja un hotel alojamiento. Pero ya vamos a volver a eso.

Como dije más arriba, 1991 fue el año más glorioso en la historia del Estrella Roja. Ese año, el club, a pesar de su historia como vehículo del nacionalismo serbio, alcanzó la Copa de Clubes Campeones Europeos con un equipo compuesto de jugadores procedentes de todos los estados que componían la República Yugoslava.

En esa época, cada etnia tenía asociado un estereotipo deportivo que se aceptaba como necesario para consolidar un equipo competitivo a nivel europeo. Los eslovenos, lejos aún de su actual fama de femboys, eran grandes defensores, los croatas eran goleadores, los bosnios y los serbios eran creativos aunque laguneros y carecían de disciplina táctica. Con esta formación diversa, el Estrella roja venció al Grasshopper de Suiza, al Rangers, al Dínamo Dresde de Alemania Federal, al Bayer Munich en semis y al Olympique de Marsella en la final, que a su vez venía de eliminar al Spartak de Moscú.

El triunfo fue histórico y un gran motivo de orgullo nacional. Era la primera vez que un equipo de los Balcanes se imponía en una competencia continental a las superpotencias de Europa central. Y lo sería para el resto de la historia escrita. Los festejos serían antológicos; disolverían por una noche las diferencias sociales e ideológicas, y terminarían con una gran cantidad de heridos y borrachos en las calles vandalizadas de Belgrado.

Paradójicamente, 1991 fue también el año de la disolución de la República Federativa Socialista de Yugoslavia.

El mítico triunfo del Estrella Roja no fue suficiente para detener esa crisis de unidad nacional. A pesar de que, como gran ejemplo de éxito multiétnico, podría haber ofrecido un pequeño rayo de esperanza y mostrado un sendero hacia la superación de las grietas localistas y la reconstrucción de la Yugoslavia potencia, la realidad se obstinaría en demostrar que los Balcanes son un poquito más hijos de puta que una serie de mierda de Disney Plus. Y mientras el Estrella Roja conquistaba el trofeo continental en el estadio San Nicola de Bari, en Italia, los papelitos caían desde las tribunas del estadio hacia el césped y los jugadores daban la vuelta olímpica con el trofeo entre las manos, en la sede central del club, en Belgrado, un grupo de personas complotaba para destruir la República.

Desde el propio club se estaba reclutando, en ese mismo momento, una fuerza paramilitar compuesta por los propios barrabravas del club para servir dentro del ejército de Milosevic. Los fanáticos del Estrella Roja se iban a convertir, así, en una de las fuerzas de choque más famosas del conflicto bélico, la SDG o Guardia de Voluntarios Serbios; un grupo altamente eficiente en la práctica sistemática del genocidio, que tendría un papel fundamental en las guerras de independencias de Serbia.

Aquí es donde reingresa en nuestra historia el miembro de la policía secreta y sicario Zeljko Raznatovic.

A lo largo de su carrera como estafador, guerrillero y gangster, Zeljko, o, como se haría más conocido luego, Arkan, escalaría alto en la jerarquía del partido comunista y luego se beneficiaría de su crisis. Era hijo de un piloto de la fuerza aérea de Tito que lamentablemente no había descubierto aún el valor pedagógico de la escuela Montessori, lo que previsiblemente lo llevó huir de su casa a los dieciséis años para iniciar una carrera criminal en Italia y Francia. Alcanzó cierta temprana notoriedad en lo que sería el submundo criminal y entre las autoridades europeas al escaparse en 1974 de una cárcel belga, en 1977 de una prisión en Holanda, el mismo año de una prisión en Alemania y en 1978 irrumpir en el juicio de su compañero Carlo Fabiani en una corte suiza, sosteniendo una pistola en cada mano, y ayudarlo a escapar saltando ambos a través del vidrio de una ventana.

Así era, en sus mejores años, el inoxidable siglo XX.

Tras haber ganado excesiva notoriedad en el occidente tras estos sucesos (y arrastrando más de 20 cargos en 6 países por robo a banco, robo a mano armada, intento de homicidio y fuga) Arkan decidió volver a Belgrado a mediados de los ‘80. Se reconcilió con su padre y movió algunos contactos en el politburó yugoslavo, donde consiguió trabajo en el cuerpo de policía secreta (la UDBA o Uprava Drzavne Bezbednosti) como asesino de disidentes políticos y recaudador.

En algún momento de estos caóticos años, Raznatovic (Arkan) se convirtió también en el líder de la Delije, la barra del Estrella Roja, a la que él mismo dio ese nombre de inspiración turca. No sabemos exactamente cuándo ni cómo, pero sí que ya estaba ahí el 13 de Mayo de 1990 en el Estadio Maksimir cuando el enfrentamiento entre la barra del Dínamo Zagreb, los Bad Blue Boys, y la Delije, escaló el conflicto entre los dos países hasta convertirse en un escándalo diplomático e inició la guerra de independencia de Croacia y la disolución definitiva de Yugoslavia. Este famoso hecho es recordado aún hoy frente al Maksimir con un pequeño monumento que indica: “A todos los fanáticos del Dínamo, por quienes la guerra comenzó el 13 de mayo de 1990 y que entregaron sus vidas en el altar de la patria croata”.

Durante esos años, Arkan prefiguró la transición fuera del comunismo en Yugoslavia: una época en la que los criminales organizados y los traficantes iban a dar forma a la economía del país y a convertirse en la nueva aristocracia del régimen naciente. En el caso de Arkan, no solo como figura saliente y respetable del nuevo capitalismo sino como uno de los lugartenientes clave de Slobodan Milosevic.

Arkan fue importante para Milosevic, como lo fueron cientos de otros punteros políticos, porque mientras el líder amasaba popularidad y poder explotando el largamente reprimido nacionalismo serbio, a la vez necesitaba ecualizar las pasiones populares para que no se lo llevasen puesto y terminase colgando de un árbol con una soga en el cuello. Y uno de los puntos de mayor peligro en la Belgrado de principios de los ‘90 era el Estrella Roja, cuyos fanáticos se habían politizado a toda velocidad durante los años previos pasando de ser un pequeño grupo de amigos con cierta inclinación a la violencia pero básicamente obedientes del régimen a radicalizarse a través del consumo de las novelas inflamadas de Vuk Draskovic y la recuperación del cristianismo ortodoxo, reprimido por el ejército de Tito.

En ese proceso, Arkan fue clave. Agarró a la barra del Estrella Roja, fragmentada y lumpenizada, y le confirió organización, disciplina, una identidad y la puso al servicio del movimiento nacionalista de Milosevic. Les dio armas, un entrenamiento y un uniforme. Les prohibió el consumo de alcohol, los puso en forma. La sabiduría popular llamó a este ejército irregular “Los Tigres de Arkan”, una fuerza implacable que operó en los bordes del conflicto bélico y ejecutó a civiles croatas y musulmanes, hombres, mujeres y niños, sin rendir cuentas jamás a nadie. Una nota del diario Balkan Insights del 15 de enero de 2020 que hace un recuento de muchos de los más crueles de estos crímenes titula: “Los Tigres de Arkan siguen sin castigo 20 años después de la muerte de su líder”.

El antropólogo Ivan Colovic, en un artículo muy bueno que analiza las persistencias de los mitos serbios, cuenta cómo los fans del Estrella Roja asesinaban a los croatas en el frente cantando canciones de cancha, apenas cambiando un poquitito las letras para adaptarlas al nuevo contexto militar. Por esos años, el capitán del equipo, Vladan Lukic, le dijo al Serbian Journal: “Muchos de nuestros más leales fanáticos de la tribuna norte del Marakana están en este momento escribiendo las páginas más gloriosas de la historia de Serbia”.

El ejército de Arkan luchó en la primera ofensiva serbia de 1991-92 y enseguida empezó a ganar reputación. Algunas fotos de los Tigres en acción se pueden todavía encontrar en internet si se sabe buscar. En una, Arkan besa al presidente de la Republica de Bosnia mientras pisa el cadáver de un musulmán. En otra, algunos miembros de la Delije patean los cuerpos sin vida y los cráneos de sus víctimas croatas.

Para el final de esta primera fase de la guerra en Bosnia y Croacia, de acuerdo al Departamento de Estado, los Tigres de Arkan habían torturado y asesinado de forma ilegal a al menos 2.000 hombres, mujeres y niños.

Cuando en 1995 los croatas lanzaron una mejor preparada contraofensiva, Arkan estaba mirando la televisión en su living, recién casado. Hizo una llamada corta y frente al llanto de su mujer desesperada se puso su ropa de fajina y bajó al estadio del Estrella Roja, donde tras 30 minutos su ejército se había reunido, listo para volver al frente////PACO

Continúa en la Parte 2.

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