“La existencia –ya lo han dicho otros y yo lo he repetido– no se reduce a ideas, no se deja enunciar; solo se puede evocarla a través de un objeto imaginario y entonces captar su fuerza, sus remolinos, sus contradicciones”.
La fuerza de las cosas, Simone de Beauvoir.
“Hay una gran diferencia entre sentirse víctima de las circunstancias y entender que en realidad es una postura que se toma”, dice Viktorija Moskalova. Nació en la vieja URSS, en la ciudad Dougavpils, ahora territorio de la República de Letonia. Hace casi 28 años, un problema en su parto deterioró la salud de su pierna izquierda. Pasó su infancia entrando y saliendo de hospitales, sometiéndose a cirugías y tratamientos inútiles, y a medida que iba creciendo, radicada con su madre en Londres, los malestares incrementaban. “’Pobre chica, estás destinada a estar rota’. No había manera que yo fuera a aceptar eso”, cuenta Viktorija. A los 15 años –edad en que la mayoría de las chicas están planeando su gran fiesta de cumpleaños–, Viktorija decidió que quería que le amputaran la parte de su pierna que no la dejaba avanzar ni cumplir sus metas. Sí, lo decidió. Luego de mucha insistencia y visitas a los cirujanos, logró convencerlos. Tras un largo tiempo de preparación, ingresó al quirófano para despedirse de aquello que no le permitía “tomar control sobre su cuerpo” y que no estaba a la altura de sus ambiciones. Lo que para muchos es una experiencia traumática, para Viktorija fue una forma de liberación.
A los 15 años –edad en que la mayoría de las chicas están planeando su gran fiesta de cumpleaños–, Viktorija decidió que quería que le amputaran la parte de su pierna que no la dejaba avanzar ni cumplir sus metas.
De manera paulatina fue convirtiéndose en Viktoria Modesta. Comenzó a frecuentar el ambiente bizarro del under londinense, donde se convirtió en modelo de indumentaria alternativa y retomó contacto con la música, ya no como pianista sino como DJ y cantante, siempre circulando por los laberintos del fetichismo. Feliz de haber perdido su grillete, Viktoria profesionalizó su carrera en la que su ausencia se capitalizó como su mayor distintivo. Se unió al proyecto de Sophie de Oliveira Barata, The alternative limb project, en el cual se desarrollan prótesis que nada tienen que ver con la imitación de “lo real”, sino con una fusión entre el arte y la funcionalidad. Algo así como diseño de prótesis de autor. Dice su creadora “Está llamando la atención que la discapacidad pueda tener un lado positivo. En vez de que la gente vea lo que a una persona le falta, se trata de que vean lo que tienen”. ¿Qué sucede cuando la convención nos abandona? Estas prótesis alternativas son el retruco a la victimización de lo diverso. El arte de lo que brilla ante una ausencia.
Tras cerrar con un show como la reina de la nieve en los Juegos Paraolímpicos de Londres en el año 2012 acompañada por Coldplay, Channel 4 –señal en el Reino Unido de discurso “revolucionario y progresista”– la convocó para su campaña Born Risky y la presentó como la primera “pop star amputada”. Con un giro y un cuestionamiento a la industria del mainstream musical actual, Viktoria Modesta pone en jaque a los segregadores, inalcanzables y dolorosos estándares de belleza, eso que angustia y hiere tanto a la sensibilidad femenina. Decidir su propia amputación fue correr sus propias fronteras, actitud que no pretende quedarse para sí.
Lizzie tiene un síndrome congénito que no le permite engordar ni generar masa muscular. En su vida no superó los 29 kilos. “Sí, suena muy bien”, bromea con ironía en el registro de YouTube.
El planteo de la performer va más allá de las convenciones de la superficie. La cuestión es tal vez qué nos define o quiénes nos definen, qué dejaremos o que no dejaremos pasar, pregunta que hace Lizzie Velasquez en su charla en la TEDx de Austin Women en el año 2013. Lizzie tiene un síndrome congénito que no le permite engordar ni generar masa muscular. En su vida no superó los 29 kilos. “Sí, suena muy bien”, bromea con ironía en el registro de YouTube. Diferente al resto de las personas ante los ojos de todos está la evidencia. En las redes sociales se la conoció como “la mujer más fea del mundo”, a través de un video que superó las 4 millones de vistas y cientos de miles de comentarios en las que le pedían que le hiciera un favor al mundo y se suicidara. “Mi vida está en mis manos. Puedo concentrarme en lo malo o puedo hacerlo en las cosas que sí tengo y construirme con ellas”. Lizzie da, por supuesto, charlas motivacionales. ¿Pero qué se esconde tras el “sí, se puede”?
En la era de la crucifixión inmediata y la acusación fácil, suena lógico que la figura y las ideas de Modesta y Velasquez nos incomoden y nos inviten a replantearnos qué son los estándares y si pretendemos que el otro nos construya o deconstruya. En el video de presentación Prototype para Channel 4, lanzado a fines del 2014, Viktoria es la chica biónica.
“La gente no se da cuenta cuánto poder de decisión tiene en la vida. A la gente que me pregunta si realmente siento que tengo una discapacidad les contesto que no. Represento un espíritu libre”.
Fashionista, hermosa, con una prótesis que se ilumina a su paso y dueña absoluta de su soberanía erótica, en el comienzo de su video se lee “Olvídense de todo lo que saben sobre discapacidad”. Saam Farahmand dirigió el video en el cual Modesta es mostrada como una superhumana: heroica, fuerte y sexualizada. “La gente no se da cuenta cuánto poder de decisión tiene en la vida. A la gente que me pregunta si realmente siento que tengo una discapacidad les contesto que no. Represento un espíritu libre”. Viktoria no se considera una abanderada de la discapacidad –o de las capacidades diferentes– o de los amputados sino que hace su declaración por la libertad y la elección de la identidad. Aprendió a que no hay que apegarse “al guión que otras personas escribieron para vos”. Mientras las mega estrellas del pop como Madonna, quien dice ser discriminada por su edad –utilizando el término ageism para justificar las críticas a su trabajo cada vez más mediocre–, los malabares forzados de Lady Gaga por ser la más extravagante y la agilidad oportunista del feminismo hipócrita de Beyonce, Viktoria, con la salud y todas las chances en su contra, se negó a las categorizaciones y a los estereotipos, al punto que no sabe si es diferente o no. “Me considero una feminista moderna. Muchas mujeres tienen el don de la belleza, el encanto y una variedad de cualidades que les son propias y tienen todo el derecho a usarlas de la manera que quieran”. Con un cuerpo enfermo según las convenciones, Viktorija Moskalova elige no definirse a través de él, sino construirse gracias a él. La belleza de Viktoria Modesta es indiscutible, es un hecho que nada tiene que ver con la ficción ni las mentiras. Y sí, sube la apuesta de los estándares, esta vez, de la dignidad. Viktoria Modesta es la antivíctima//////PACO