New York. Año 1900. John Thackery se despierta en un prostíbulo, sale a la calle y sube a una diligencia. Se saca un zapato, prepara una jeringa y se inyecta cocaína en el pie. Baja en el Knickerbocker, el hospital de la ciudad, donde forma parte del equipo de cirujanos. Ahí lo espera una cesárea complicada; tendrá cien segundos para sacar al bebé. Después de un compilado de planos crudos y sangrientos, el niño y su madre mueren, casi al unísono. El cirujano principal, Jules Christiansen, parte hacia su despacho, coloca una sábana sobre el sillón, se recuesta y dice: Fuck it all y se vuela los sesos.
Así comienza The Knick, una nueva serie producida por Cinemax, dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Clive Owen, que interpreta a John Thackery, que después del suicidio de su mentor queda a cargo del plantel de cirujanos. Su primera decisión como jefe es polémica: rechaza que su asistente sea el doctor Algernon Edwards, un talentoso joven negro. Sin embargo, la directora del hospital lo presiona para que acepte a Edwards, que queda confinado a las tareas más básicas, hasta que empieza a atender en un sótano a los pacientes negros que son discriminados por el hospital.
La ambientación de New York de principios del siglo XX choca con lo que habitualmente conocemos de la ciudad, una de las más televisivas del mundo, hasta transformarla en un espacio imposible de relacionar con lo que hay en nuestro imaginario sobre lo neoyorquino. La música electrónica, casi futurista, actúa en contraste directo con la atmósfera anacrónica del siglo pasado, y funciona a la perfección. Soderbergh, ganador del Oscar a Mejor Director por Traffic (2001), es fiel a su estilo. La puesta en escena está estructurada por la cámara en mano, que sostiene el pulso narrativo del relato, con algunos planos secuencia vertiginosos.
“Este es el laboratorio de patología. Mi taller, el único de la ciudad. La respuesta a las enfermedades no está en las consultas a domicilio, está aquí, en el laboratorio, donde podemos experimentar, calibrar”. Esas son las palabras de Christiansen cuando Thackery conoce su laboratorio, entusiasmado por la investigación científica. “Vos estás legitimando la cirugía. La sacás de las barberías y la llevás al futuro”, dice Thackery. Durante la Edad Media, el barbero no sólo se ocupaba de mantener la barba al ras, sino que también era dentista y realizaba cirugías. De esta manera, The Knick se sitúa en un momento donde la medicina moderna busca ser parte de la vanguardia científica, en un periodo histórico donde la esperanza de vida era muy inferior a la actualidad y las prácticas de los médicos eran menos sutiles. Por ejemplo, cuando a Thackery le ofrecen cerdos para cirugías de prueba, los rechaza fervorosamente y reclama por más cadáveres humanos para experimentar.
En 1994, George Clooney y un equipo de médicos impolutos eran los protagonistas de ER Emergencias, una serie melodramática sobre la vida en un hospital en Chicago, que concluyó en 2009. En 2004, Dr. House simbolizó la imagen del médico detective, donde cada capítulo era un enigma para descifrar. La figura preponderante de Gregory House, interpretada por Hugh Laurie, era una especie de Sherlock Holmes del siglo XXI. Después de ocho temporadas, llegó a su fin en 2012. The Knick quiere tomar la posta que dejó Dr. House, que refleja parte de su esencia en John Thackery, a través de su soberbia magistral, su adicción a los medicamentos y la pasión por la medicina.
En los últimos 20 años, mediante la representación del universo de los médicos en la televisión, podemos observar también cómo fue cambiando el medio. De un producto para toda la familia, como era ER Emergencias, se pasó a The Knick, que no tiene pudor en mostrar un primer plano de un bisturí escarbando en un estómago o al protagonista enloquecido, rogándole a una enfermera que le inyecte cocaína en el escroto, algo que hubiera sido imposible en la TV de los 90’. La televisión dejó de ser un trampolín para llegar a Hollywood, como ocurrió con George Clooney (y muchos otros), gracias a su actuación en ER Emergencias. Ahora la mayoría de los actores de cine tiene intenciones de participar en algún proyecto televisivo, porque la pantalla chica se convirtió en un espacio más libre y creativo.
Lo mismo ocurre con los realizadores. Steven Soderbergh dirigió los diez episodios de la primera temporada de The Knick. A diferencia de otros directores que provienen del mundo del cine, que después del capítulo inicial no vuelven a participar de la serie (o son invitados para dirigir algún capítulo aislado), Soderbergh se mete de lleno en el proyecto, que también lo tiene como director de fotografía y editor. El mes pasado, en una entrevista en losinrocks.com, Soderbergh dijo: “Todo lo que me gustaba como relato hoy estaba en la televisión y ya no en el cine. No es pataleo. No me moría por estar acá. Pero la TV tomó por asalto los planes culturales de una década, y ahora el cine no sabe responderle. Ya nadie habla de películas, todos hablan de la TV. O nadie habla del cine como habla de su serie favorita”.
The Knick ya tiene confirmada una nueva temporada de diez capítulos, que obviamente estará a cargo de Steven Soderbergh. El tiempo dirá si la personalidad de John Thackery será capaz de ocupar el lugar vacío que dejó House, para que The Knick se convierta en la serie favorita de la que todos hablan, como espera su director. Mientras tanto, Thackery afila su bisturí y perfora un torso desnudo, que escupe sangre a borbotones y mancha el lente de la cámara, que en lugar de alejarse asustada, se acerca lo máximo posible, sin temor a los cortes.///PACO