Entrevista / Celeste Cid


«Siempre sentí atracción por el lenguaje»


Visitar el Jardín Japonés implica un encuentro con la belleza. Una cree ir lista para dar con la maravilla pero la naturaleza da sorpresas como haikus: por el sendero. Celeste Cid. Al mismo tiempo. ¿Cómo resistir su pregnancia? La excusa fue una selfie que salió desenfocada. Luego un correo. Un intercambio de lecturas. La discusión acerca de quién es la mejor poeta del país. Sobre la mesa online Celeste puso el Árbol de Diana y Extracción de la piedra de la locura. También habló de Marguerite Durás. La entrevista estaba en marcha. A partir del 9 de abril se podrá disfrutar de Celeste en La parte ausente, película dirigida por el hondureño Galel Maidana con Alberto Ajaka, Guillermo Pfening, Edgardo Castro y “Juliana Gattas cantando una linda canción de Spinetta. Habla de un Buenos Aires post-apocalíptico, bastante destruido, con personajes solos vagando cada uno en pos de su misión”.

Creo mucho en el valor de la palabra como un bien fundamental para una buena convivencia.

¿Qué lugar ocupa la palabra en tu vida?

Siempre sentí una especial atracción por el lenguaje. Una especie de curioseo sobre la palabra en sí. La primera vez que tuve contacto con alguna etimología fue con la palabra negocio: “negación del ocio”. Recuerdo la sorpresa de ese mundo nuevo e inesperado que se abría ante mí. A partir de ese momento me puse en contacto con material que me acercara a eso, como estudio. Entonces llegó a mis manos el Corominas, regalo de un buen amigo que sabía de esta fascinación. Luego la palabra vino de la mano de la lectura, que siempre me atrajo mucho también, aunque recién en los últimos años logré incorporarla como rutina. En consecuencia vino la escritura, que también me apasiona. Creo mucho en el valor de la palabra como un bien fundamental para una buena convivencia.

¿Cuáles son los libros que más te influenciaron?

Supongo que todo material con el que uno toma contacto termina influenciando en mayor o menor medida. Si me remonto al primer libro que me haya marcado en la niñez, o al menos al primero que recuerde, se me vienen mil imágenes de Hansel y Gretel. En ese bosque, entre esos pájaros, con esa bruja medio chicata y esa casa de chocolate. Los libros que más recuerdo por lo general tienen que ver con sus imágenes, con su atmósfera. Encuentro un parecido en esto con el cine.

De quien sí soy consciente de haber recibido una influencia más directa es de la poesía de Alejandra Pizarnik.

A veces no es tanto el argumento, sino las atmósferas y las sensaciones que imprimen sobre nosotros. De quien sí soy consciente de haber recibido una influencia más directa es de la poesía de Alejandra Pizarnik. La descubrí en plena adolescencia y me identifico con esa fascinación por los bosques, los pájaros, el silencio, la palabra. Si hay alguien que ha sido exacta y precisa con las palabras, es Alejandra. Cómo en una oración puede describir un mundo. No sobra ni falta nada. Es pura vitalidad combinatoria. La leí de principio a fin. Hoy encuentro algunos escritos propios de aquella época y es imposible no reconocer su influencia. Por eso tuve que abandonarla por un largo rato, aunque hace unos meses Cristina Piña, una gran estudiosa de su obra, dio un seminario, Alejandra Pizarnik: el yo transformado  en Lenguaje, en el MALBA, y no pude no estar en primera fila.

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¿Qué estás leyendo y escuchando ahora?

Ahora estoy leyendo Rayuela, por primera vez. Lo tenía pendiente desde hacía mucho. Y escuchando, no demasiado. Quizá un poco de jazz, impregnada por las charlas de Oliveira y la Maga oyendo de fondo Thelonious Monk.

¿Consumís TV?

No demasiada, por un tema de tiempos. Generalmente estoy fuera de casa todo el día y al llegar compartimos alguna peli con mi hijo o algún partido de fútbol. La última que vi fue Siempre Alice, me conmovió la película y el trabajo de Julianne Moore en particular, su entrega. Leí unas entrevistas acerca de cómo se preparó para componer su personaje, ya que no era un tema que conociera de cerca, y es muy conmovedor. Es una actriz gigante.

¿Te interesa la política?

Me interesa la política del respeto, de la amabilidad en el trato cotidiano, en la relación con los otros. Cultivo y le enseño a mi hijo esos valores. A veces veo que los pasamos por alto, nos llevamos puestos a los demás defendiendo ideas que no las ves en el ejemplo. Creo que hace falta más ejemplo en acción, pero de manera más cotidiana. A veces esperamos grandes ideales, olvidándonos de todo lo que podemos hacer aquí, más cerca.

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¿Sos feminista?

Soy partidaria de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, desde ya. Si eso es ser feminista, entonces: ¡sí, lo soy!

¿Qué opinás del aborto?

Me parece que es un tema muy delicado para mencionarlo en acotadas palabras. Creo que es necesario realmente hacer educación de muchas cosas, a veces no es cuestión de tener una clase de educación sexual, una hora, una tarde de 7º grado, donde por lo general los niños lo viven con bastante pudor y pocas veces hacen las preguntas que se cuestionan. Es decir; siempre es necesario establecer bases sólidas en el hogar, con los padres, con la familia. Creo que la mujer debe recibir la atención médica necesaria, de manera legal, en lugares preparados para su cuidado y buena salud.

¿Cómo llevás la relación trabajo/ maternidad?

¡Es una pareja perfecta! La maternidad es de las cosas más grandes de la vida, uno quiere estar en todo momento y también de la mejor manera. El trabajo es un lugar de realización personal que a mí me hace muy feliz y mi hijo lo ve, todas las noches, cuando estudio e incluso muchas veces le consulto cosas de las escenas que tengo que filmar. Me interesa mucho su opinión. Es de las personas más críticas que conozco, y si bien tiene apenas 10 años, tiene una mirada muy aguda y me conoce como nadie. Creo que una cosa nutre a la otra.

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¿Tenés una ambición pendiente como actriz?

Tengo mucho por aprender, sin dudas. Si bien trabajo desde los 12 años, hace casi 20 ya, tengo muchos años de vida por delante. Nuevos aprendizajes que transitar. Me siento muy adolescente en ese aspecto. Me pasa cuando veo un trabajo de hace un año atrás. De golpe siento: «Ah, esto era». Como que entendés la escena, o la manera como creés que deberías haberla transitado, muchas veces, tiempo después. Podríamos decir que la vida tiene esas cosas en general, ¿no? Yo disfruto mucho de mi trabajo. Es la excusa perfecta para andar caminos que quizá de otra manera ni hubiese imaginado. Proyectos fuera de la actuación tengo varios. Muchos los pongo en marcha en el día a día y, de pronto, son pequeñas libretitas circulando por los recovecos de mi casa. Tengo pequeños libritos con ideas que voy desarrollando, a veces sola, a veces con la interacción entre amigos. Sé que las cosas mayoritariamente suceden en su tiempo propio, así que no me desespero mucho si algo no termina de realizarse, confío en el «estar en marcha».

¿Qué te conmueve?

En este preciso momento, te escribo desde mi balcón, que más que un balcón parece un vivero, como dijo el otro día mi hijo, y esta tarde vi cómo se abría una rosa china. Me tuvo fascinada todo el día esa imagen. De una belleza que no necesita palabras/////PACO