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Tokio. Especial para @RevistaPaco. En la búsqueda de una mujer de 23 años de Hachiōji, desaparecida desde hacía una semana, la policía local encontró el pasado 30 de octubre el cuerpo de la víctima en un departamento de Zama, en la prefectura de Kanagawa. Además, descubrió lo que parecía sacado de una película de terror, justamente a horas de los festejos de Halloween: ocho cadáveres más – siete femeninos y otro masculino. Los asesinatos habrían ocurrido entre los meses de agosto y octubre del presente.
El dueño del departamento, Takahiro Shiraishi (27 años) confesó haber asesinado a las víctimas y haber descuartizado los cuerpos con un serrucho en su baño, para luego ocultar los cadáveres en contenedores llenos de piedras sanitarias para gatos con el propósito de cubrir el olor. Confesó también haberse deshecho de partes de los cuerpos en basureros normales a lo largo de los últimos dos meses (de dos de ellos sólo quedaban sus cabezas decapitadas). Todavía se desconoce por qué los vecinos no denunciaron antes el olor que salía del lugar, si bien muchos de ellos declararon que ya lo habían notado. Tampoco se conocen aún las identidades de las demás víctimas.
Si bien existieron en Japón casos aislados de esta índole en las últimas dos décadas, el país fue recientemente elegido como uno de los países más seguros del mundo, con una tasa de asesinatos intencionales de 0.3 por cada 100 mil habitantes, lejos de otros como Estados Unidos, donde el número asciende a 4.4 en un grupo igual (según datos de The World Bank). Todavía más, la policía ha sido recientemente acusada de asignar más detectives y policías a crímenes menores para justificar así su presupuesto. El país se encuentra, por lo tanto, en estado de shock y alerta ante una situación que le resulta ajena a su población. No han faltado comentarios que destacaron el contexto en que ocurrió el hecho: la reciente victoria del oficialismo en las elecciones parlamentarias, entre cuyas intenciones se encuentra enmendar la Constitución para remilitar al país.
Además de este dato, debe mencionarse otro poco difundido en la prensa japonesa. La mujer desaparecida, que llevó al descubrimiento del hecho, publicó el pasado 20 de septiembre en su cuenta de Twitter @korokkedaisuki6: «#SeBuscanSuicidas Si hay alguien que quiera morir conmigo, por favor envíeme un Mensaje Directo». El 23 de octubre habría recibido una respuesta de parte de Shiraishi acordando un encuentro en la estación de Hachiōji, donde quedaron filmados por las cámaras de seguridad. Un día después, luego de que la mujer se ausentara de su lugar de su lugar de trabajo y no regresara a su departamento, su hermano mayor hizo la denuncia correspondiente. Entre el 30 y el 31, fueron encontrados los 9 cuerpos.
Esta información ya no se encuentra disponible en Twitter, pero sí en los diversos foros conocidos en Japón como matome-saito, sitios de Internet que copian datos y screenshots de noticias susceptibles a ser borradas. Sin embargo, si se busca en Twitter el hashtag #SeBuscanSuicidas (#自殺募集) es posible encontrar un sinfín de publicaciones anteriores a este hecho en las cuales personas sobre todo jóvenes hacen pedidos similares al de la mujer desaparecida. Parece un hecho sacado de la película de Sion Sono, El club del suicidio (2001), que trata precisamente de un suicidio en masa de 54 colegialas que tenían un pacto mortal iniciado en Internet. El film y su posterior novela están basadas en casos similares ocurridos en los años anteriores a su estreno, pero no se detuvieron en la década siguiente. Menciono algunos a continuación.
Entre febrero y junio de 2005, dos chicas y un chico que se habían conocido en un sitio de Internet para suicidas, fueron asesinados por un hombre de Sakai, Osaka, quien después fue condenado a pena de muerte en 2009. En agosto de 2007, un hombre de Ichihara, Chiba, fue arrestado por la muerte de una joven que usaba regularmente un foro de Internet similar. En septiembre de 2009, cuatro jóvenes de Yabe, Fukuoka, intentaron suicidarse; tres de ellos murieron y uno sobrevivió, finalmente condenándose a un estudiante que los había asistido como observante. En septiembre de 2012, tres jóvenes de Oita, Osaka, intentaron quitarse la vida tras conocerse en uno de estos sitios, aunque sólo lo hizo una chica de entre ellos; la policía arrestó a los otros dos por el crimen. En mayo de 2014, la policía de la prefectura de Shizuoka arrestó a un hombre por abuso de un grupo de menores que había conocido también a través de un sitio para suicidas.
El país se encuentra en estado de shock, sí, pero estos antecedentes hacen de este crimen algo más común de lo esperado, no ya por su atrocidad como por el vínculo que presupone entre redes sociales y el deseo de suicidio. El país de la tecnología y de la soledad conjuga en este tipo de hechos sus más definitorias características.////PACO