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Ahora que todos hablan y escriben sobre Rafael Nadal y su hazaña en Melbourne porque ha logrado llegar a los veintiún títulos en el Grand Slam y superar a sus dos cercanos rivales, el suizo Roger Federer y el serbio Novak Djokovic, es la oportunidad de sumar algo más. Alguien dijo por ahí que Nadal le recordó la victoria en la que el boxeador Sugar Ray Leonard era destrozado y vilipendiado por Donny Lalonde: Leonard resistía todos los golpes habidos y por haber, pero se sabe que a esos que tienen pasta de campeones no los puedes dar por muertos, por lo que, en un momento de los últimos asaltos, noqueó a Lalonde. Pero, ¿qué es lo que tienen en común estos campeones? Es muy posible que la capacidad de resistencia, una mentalidad de hierro y la capacidad para romper todo tipo de predicciones. Los artículos deportivos, por supuesto, resaltaron la mente de Nadal, su cambio de técnica y las estadísticas de su juego; otros periódicos hablaron sobre los “anti-Nadal” o los “pro-Nadal”, ya sea por gustos estéticos o nacionalistas (Nadal es manacorense), mientras que los de corte religioso hablaron de su “resiliencia” y “fe”
Es cierto que Nadal es el tipo de persona que no solamente como deportista te saca de tus cabales (no hay más que escuchar la conferencia de prensa de Daniili Medvedev, hablando como si tomara sesiones de psicología) pues incluso toma los cubiertos con la derecha y juega tenis con la izquierda. Su tío Tony siempre lo supo: los hábitos de motricidad del pequeño Rafael llegarían lejos. Claro que esta podría ser la historia de cualquier tenista de élite que logra talla mundial. Y, por supuesto, casi todo el mundo está cansado de oír todo lo que se ha dicho y escrito sobre Nadal, incluso lo que tiene que ver con las leves estadísticas en su favor que le dio la empresa india Infosys Technologies Limited, que trabaja para los torneos del circuito mundial.
Derecho artificial
Hace un par de años, a la profesora de la Universidad de Buenos Aires y creadora de la Cátedra de Inteligencia Artificial Cecilia Danesi le hicieron una pregunta: ¿quién tiene la responsabilidad civil (la obligación de una persona que ha causado a otra un daño ya sea de manera activa o pasiva) cuando en una piscina monitoreada por inteligencia artificial alguien se ahoga? En este caso, la premisa es que existen piscinas que ofrecen mediante inteligencia artificial la detección de alguien en peligro de ahogarse. Pero, ¿qué sucedería si la máquina falla? ¿De quién sería la responsabilidad de esa muerte? La profesora Danesi respondió que la responsabilidad sería de la empresa que provee el equipo de inteligencia artificial y de la empresa de piscinas propiamente dicha. Danesi agregó también que esa responsabilidad es compartida porque una pidió el servicio de inteligencia artificial donde ocurrió el accidente y la otra porque no detectó el error. De manera que las dos empresas tendrían que hacerse cargo.
Ahora bien, mucho se sigue hablando de un futuro dominado por la inteligencia artificial y la maquina dominando al hombre. En el libro Designing Reality: How to Survive and Thrive in the Third Digital Revolution, escrito a tres manos por los hermanos Neil Gershenfeld, Joel Cutcher-Gershenfeld y Alan Gershenfeld, se dice: “Si pierdes las llaves en una habitación, puedes buscar en la habitación para encontrarlas. Si no estás seguro en qué habitación las perdiste, tienes que buscar en todas las habitaciones. Si no estás seguro en qué edificio, tienes que buscar en todas las habitaciones en todos los edificios. Si no está seguro de qué ciudad, debes buscar todas las habitaciones en todos los edificios en todas las ciudades. Cuanto más avance en esta secuencia, más probablemente la búsqueda será inútil, hasta que sea casi seguro que no encontrarás tus llaves. El término técnico para este estado de cosas es la maldición de dimensionalidad”. A partir de ahí, señalan que los grandes avances de la Inteligencia artificial están para hacerle frente a la “maldición de dimensionalidad”, pero que no hay grandes avances respecto de entender la inteligencia. Por ejemplo, un automóvil con inteligencia artificial debe reconocer cualquier cosa que pueda pasar en una carretera, es lo que se denominan “redes neuronales de aprendizaje profundo”, por lo que lo que se está innovando en inteligencia artificial es tener suficientes datos para entrenar la red para hacer este tipo de predicciones, tal como pasa en el cerebro humano.
Nadal contra la máquina
La empresa india Infosys Technologies Limited, la multinacional que provee las estadísticas de los partidos de tenis en el circuito profesional de alto nivel, predijo antes del partido un 64% para Medvedev y 36% para Nadal. Durante el partido, cuando el balear se encontraba dos sets abajo y con un juego ganado por Medvedev del tercer y último set, las estadísticas de Infosys eran 96% para el ruso y 4% para el español. Entonces, ¿cuáles fueron los números que la inteligencia artificial no pudo predecir? Repasemos los datos:
Longitud Media De Punto Por Set
Set 1 = 6,27 golpes
Set 2 = 6,83 golpes
Set 3 = 5,56 golpes
Set 4 = 5,03 golpes
Set 5 = 4,31 golpes
Intercambios de Golpes Por Set
Set 1 = 15
Set 2 = 28
Set 3 = 15
Set 4 = 12
Set 5 = 11
Lo que la inteligencia artificial no pudo predecir fue la capacidad de resistencia y resiliencia de Nadal, ni que a esa edad reaprendería a tener un nuevo saque, es decir, un nuevo servicio más efectivo. Y claro, sólo los conocedores del tenis saben que cuando Nadal huele un átomo de desesperación del más frío jugador, lo toma y no lo suelta más, y que los puntos se redujeron porque Nadal aumentó la efectividad y la perfección del saque para resolver más rápido los intercambios de golpes. En ese sentido, el Derecho, al ser un campo bastante decisivo para nuestra civilización, ¿estará preparado para predecir esos factores humanos? Es cierto que hay algunos procesos sencillos de resolver que podrían funcionar con inteligencia artificial, pero el asunto será cuando, frente a casos como la piscina, la inteligencia artificial deba sortear paradojas como las de Nadal. Pero regresemos al fenómeno de Manacor. En el Mundo Tenis siempre se supo que Nadal saca de las casillas a cualquiera: destroza a cualquier jugador mejor dotado. Su rareza en el tenis es que no solo es zurdo, sino que posee una derecha poca ortodoxa, es decir su drive, su forehand, es potente pero a la vez defensivo. Esa derecha defensiva tiene bastante top spin, es decir, bastante efecto en la formación de la parábola que dibuja su golpe: va muy alta y pareciera que se fuera ir afuera, pero en realidad entra en el terreno de manera certera. Esa derecha, la derecha rara que posee Nadal, escapa de lo estadísticamente predecible. En primer lugar, porque no es la derecha clásica que se suele enseñar en las academias: la terminación de Nadal es externa, por encima de su cabeza, un «waracazo” (Waraca es una honda incaica de guerra), como dirían en quechua los inkas legendarios.
No en balde, hace poco el no menos talentoso pero no tan esforzado Fabio Fognini dijo que cuando se retire, no mirará tenis en la televisión porque lo que se viene no le gusta. “Tipos que golpean y dan bombazos de derecha, eso no es tenis”, dijo. Quizá, en parte, tiene razón, pues el tenis moderno apela a la potencia física, al juego de fondo y muy poco a la picardía (que requiere técnica, por supuesto) y claro, la tecnología de las nuevas fibras sintéticas de las raquetas ayuda mucho en estos tiempos. El italiano romántico agregó también que solo compraría un ticket para ver jugar a Federer, lo cual, sin saberlo, es también un reclamo por un tenis con menos inteligencia artificial. Es cierto que Nadal no es un modelo clásico de tenista, a diferencia de Federer. Pero la parte humana y la manida palabra de “resiliencia” usada por muchos articulistas que escriben sobre Nadal ha roto todo tipo de predicción. Sabíamos que Federer era la técnica y que Nadal era puro corazón. Pero eso también fue engañoso. Suena manido, pero Nadal ha demostrado que lo humano, el corazón y cerebro humanos, es insustituible e inimitable. Y lo hizo sin estar en contra de la inteligencia artificial, porque gracias a ella fuimos testigos en esa final de Melbourne de que la máquina es vencida por la voluntad humana. La maldición de dimensionalidad es falible////PACO
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