Existe un programa de televisión que History Channel todavía no inventó: en una operación deconstructiva y en sintonía con la vigilancia progresista horizontal de lo simbólico, el show indagaría en diferentes religiones alternativas a través de las concepciones más populares del marketing (entiéndase popular como cualquier conocimiento errante en Wikipedia). En ese show se intentaría buscar una empatía con eso que los relacionistas públicos denominan “cultura pop” en pos de crear un valor para futuros e insólitos clientes o devotos. De esta manera, el programa presentaría a la cienciología desde su lado más gore, al budismo con todo su poltergeist, al cristianismo con sus increíbles ritos caníbales, la cábala como una ludopatía y, finalmente, a su gran estrella: Rael, héroe de la demanda potencial.
En 2035 los Elohim van a estacionar su nave en este mundo para dotar al mensajero del don de la inmortalidad.
En 1973 Claude Vorilhon, un periodista francés especializado en automovilismo, visitó el cráter de Puy de Lassolas (un volcán) y fue abducido por los Elohim, unos aliens científicos que crearon a la especie humana a su imagen y semejanza por medio de la clonación. En 1976 Claude se transformó en Rael (el mensajero) y fundó el Movimiento Raeliano Internacional, una religión atea y un oxímoron viviente. En 2002 los raelianos anunciaron el nacimiento de Eva, el primer clon de la factoría terrestre, y en 2035 los Elohim van a estacionar su nave en este mundo para dotar al mensajero del don de la inmortalidad. Entonces, si bien en nuestro show careceríamos de zombies y de referencias a la obra de Stephen King, con los raelianos sumaríamos humanoides, naves especiales, ovnipuertos en puntos estratégicos del planeta, una novela de Michel Houellebecq (La posibilidad de una isla), auroras boreales que nos transportarían a ciudades intraterrenas, comunidades LGBT, una doctrina cósmica de la felicidad por vía sexual llamada “meditación sensual”, un periodista devenido profeta, sexo extraterrestre, clonación y vida eterna. En fin, todo lo que te cuentan en Alienígenas Ancestrales pero con efectos de realidad y sin la extravagancia de la melancolía ufológica.
Rolly Córdoba, embajador raeliano en la Argentina, plantea que ninguna tendencia de “las nuevas culturas” es relevante para una religión con una vigencia fáctica de 25.000 años.
Los raelianos cuentan con un gran potencial para liberar a la sociedad del espectro mediático de los pastores de la Iglesia Universal o para que Netflix tome por asalto todas sus ideas y las convierta en algo nuevo y accesible para nuestra generación de inquilinos nostálgicos. Pero esto no sucede. Spoiler: la demanda potencial no es una cuestión de interés institucional para los seguidores de Elohim. Rolly Córdoba, el embajador raeliano en la Argentina, plantea que cualquier modismo o tendencia de “las nuevas culturas” no puede ser relevante para una religión que tiene una vigencia fáctica de 25.000 años en nuestro planeta (nada menos que la edad de la Humanidad). De todas formas reconoce a esta curiosidad latente, de neto corte sci-fi, como una confirmación tácita en el camino hacia “el conocimiento y la verdad”. La realidad acá también es la única verdad, y si sos un soñador la podés confundir con desencanto: “Desde 1945 vivimos en la Era del Apocalipsis, esa es la realidad, es tiempo de entrar en la Era de la Revelación. Tenemos que dejar de creer y empezar a entender, a comprender, a utilizar a la ciencia y la tecnología en beneficio de todos y todas”.
En tiempos en los que cualquier comunicólogo entroniza a las tecnologías de la información como divinidades, los raelianos no rinden culto ni reverencia a ningún tipo de ente.
Rolly nació en Chivilcoy y es locutor. Este año ganó un Martin Fierro de Radio y seguro lo viste a los abrazos con Cacho Rubio. El Movimiento Raeliano Internacional cuenta con 90.000 performers en 90 países y es una organización autosuficiente y con estructura propia que está más preocupada por sus secretas actividades científicas que en pagarle un acto de presencia a Tom Cruise o responder el cuestionario lisérgico de un antropólogo facineroso que piensa que las parábolas son declaraciones juradas. Es importante para abordar a los raelianos –y para vivir– entender que Dios no existe. Los Elohim retornaron a este mundo para desenmascarar a este impostor psicosocial. En tiempos en los que cualquier comunicólogo pasado de frecuencia geek entroniza a las tecnologías de la comunicación y la información como temperamentales divinidades, los raelianos no rinden culto ni reverencia a ningún tipo de ente. Y por eso no tienen nada que ver con tu idea de religión ni con nuestra idea de show. “Dios no existe, aunque es un término que bien se puede usar, no somos intolerantes. No tenemos devotos, sólo los hermanos o interesados que se mueven por el interés del conocimiento llegan a compartir nuestro mensaje, el mensaje de Rael: conciencia y amor”. Una religión secular en plan new age que desestima todos los corazones de todas las redes sociales y todo el Big Data de todas las consultoras y que se vale de un sincretismo entre el positivismo y la idealización del amor para exponer una verdad tan traumática como la resurrección: Dios no existe, la humanidad es el resultado de un experimento científico alienígena. Y, sin embargo, si entrás al FAQ de Rael.org te vas a encontrar con una gran pregunta aplicable a cualquier situación social de la historia: “¿Cómo pueden los raelianos creer en lo que un hombre les dice?”///////PACO