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Con el lanzamiento de Pokémon GO, el nombre de la franquicia japonesa volvió a estar en boca (y redes) de todos, captando no sólo a su público histórico sino a todos aquellos que ya se habían alejado de los videojuegos y los dibujos japoneses. Es que con esta app que puede descargarse de manera gratuita cualquiera puede convertirse en Maestro Pokémon y cumplir su sueño de la infancia. El mapa es la Tierra -o el mundo que logremos alcanzar con nuestra humanidad-, y la tarea es salir a recorrerla. Utilizando tecnología de realidad aumentada y la cámara del celular, Pokémon GO nos muestra cómo Pikachu, Charmander y cualquier otro (de los 150 primeros, por ahora) se pasean por nuestro living, el patio o la plaza, nos empuja a salir al barrio y el mundo para conseguir cada vez más criaturas. Así, el nuevo juego detonó el concepto de “red social”, sacando a la gente de sus casas, obligándolas a escapar de las rutas y caminos tradicionales, a levantar la vista de la pantalla y, a la vez, seguir observando el mundo a través de ella. Aún cuando ha sido lanzado solo en algunos países, ya fue más descargado que Twitter o Pinterest, más googleado que cualquier tipo de pornografía, y más utilizado que cualquier otro juego en la historia de los celulares.

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Pokémon GO es parte del proyecto personal de su creador para llevar la conectividad digital a la realidad. Fue Satoshi Tajiri el creador del Cable Link que permitió a los usuarios de la primera Game Boy conectar sus consolas y hacer intercambios y combates entre sí con el juego de Pokémon para esa plataforma. Algunos de los Pokémon más poderosos, como Alakazam o Gengar, solo se conseguían de esta manera, lo que obligó a los chicos a conectarse e interactuar con otros para poder completar sus colecciones. En 2009 el juego traía un dispositivo llamado PokeWalker, que se llevaba en el bolsillo, contaba tus pasos y permitía criar y entrenar a tus monstruos automáticamente al caminar.

Con el lanzamiento de Pokémon GO, el nombre de la franquicia japonesa volvió a estar en boca (y redes) de todos.

Las ediciones más nuevas incluso premian a los que jueguen con gente en un mismo espacio físico. Durante su infancia, a Satoshi Tajiri le habían diagnosticado el Síndrome de Asperger. Odiaba estar encerrado y se la pasaba jugando afuera en soledad, queriendo compartir sus juegos con otros chicos. Más tarde, mientras estudiaba ingeniería, soñaba con volver a su hogar a embarrarse recolectando y coleccionando insectos, una especie de entomología amateur que practicaba como hobby. Pero el día en que finalmente regresó, vio que los parques y bosques que solían rodear su casa se habían convertido en un centro comercial. Fue ahí cuando Satoshi comenzó a idear Pokémon, el único videojuego concebido por el deseo de jugar afuera e inspirado en sus curiosas y peculiares obsesiones infantiles. Veinte años más tarde, Tajiri es el director y productor ejecutivo de una empresa que lleva miles de millones de productos vendidos y yenes recaudados. Niños, jóvenes y no tan jóvenes disfrutan de un clásico transmediático que se renueva constantemente manteniendo la premisa con la que explotó en los noventa: manejar un personaje en un mundo fantástico que tiene por misión encontrar a las 800 criaturas mágicas que pelean y se transforman a la par de su dueño, con quien forman un vínculo especial para crecer.

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En Pokémon GO moverse no es opcional: es el motor del juego. Sobre el mapa de su ciudad el usuario no solo descubre criaturas sino también PokeParadas (puntos estratégicamente repartidos por el terreno donde podés cargar tu “mochila” de pokebolas y otros ítems) y Gimnasios (lugares de batalla), que están vacíos hasta que son controlados por quien sea que llegue primero (o desplace con una victoria al que esté al mando). También hay tres facciones: Valor (Rojo), Sabiduría (Azul) e Instinto (Amarillo), de las cuales debemos elegir una para formar parte y llevarla a la gloria mundial. Con todas estas novedades, o simplemente por ser el juego que todo fanático siempre soñó, el furor fue tal que los servidores se han caído repetidas veces y Niantic, la desarrolladora del software, tuvo que salir a pedir disculpas y aclarar: “sabíamos que sería exitoso, pero no a este nivel”.

El Memorial de Auschwitz en Polonia y el Museo del Holocausto en Washington debieron prohibir a sus asistentes jugar dentro de sus instalaciones.

En unos pocos días y con un lanzamiento restringido en ciertos países, las acciones de Nintendo casi se duplicaron y la compañía embolsó más de dieciséis mil millones de dólares. Rápidamente, los territorios donde funciona el juego se adaptaron a las necesidades de los jugadores. En Estados Unidos, negocios y cafés ofrecen cargar la batería del celular para que puedas seguir viaje en tu aventura. En Nueva Zelanda, una panadería ofrece descuentos a quienes demuestren haberse unido al equipo Sabiduría. Por otra parte, sitios como el Memorial de Auschwitz en Polonia o el Museo del Holocausto en Washington debieron prohibir a sus asistentes jugar dentro de sus instalaciones: “es irrespetuoso por múltiples razones”, dijeron. Una adolescente de Wyoming se encontró con un cadáver mientras atravesaba un río en medio de su aventura digital, desatando un miedo que se convirtió en un viral. El juego también inspiró a los criminales: las “Pokeparadas” son detectadas por ladrones de celulares que aprovechan los puntos de reunión para birlar el teléfono a los usuarios. Para evitar esto, y aprovechando la sensación de la nueva moda, en varios países simpáticos y oportunistas ofrecen un servicio pago para entrenar y cuidar a los pokémon, a la vez que lanzaron servicios de búsqueda y detección de criaturas en camionetas, experiencia que incluye llamar a los conductores como a los personajes del dibujo animado y consigue compañeros para la aventura.

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Pokémon en Argentina tuvo su auge en 1998, al igual que en el resto del mundo, cuando Cartoon Network estrenó la serie animada protagonizada por Ash y su Pikachu (el pokémon que se volvió un emblema de la marca). Desde álbumes de figuritas y una línea exclusiva de golosinas hasta zapatillas y electrodomésticos, la franquicia se apoderó de todo. Los padres, preocupados, se extrañaban de cómo podían sus niños recordar 151 nombres de animales fantásticos y sus evoluciones y poderes, pero tenían problemas con el estudio. Los primeros juegos (Rojo y Azul) también tuvieron un cierto éxito en el país, más limitado a los niños con mejores posibilidades económicas. El show nunca dejó de emitirse por ese mismo canal (incluso, hasta hace unos años, seguía en el mismo horario) pero ya no es lo más popular. Ahora, según los rumores que corren entre los más entusiastas, Pokémon GO está listo para salir en Argentina. Ya tiene servidores dedicados en Sudamérica y de hecho funcionó por algunas horas en nuestro país, pero rápidamente la red colapsó y desde la empresa productora aseguran que están recalibrando el juego para soportar la gran cantidad de aspirantes a Maestro Pokémon. Tal vez cuando este artículo esté en la red, ya existan jugadores en actividad, o tal vez sólo pasen pocas horas o días hasta que Argentina se una (de nuevo) a la fiebre Pokémon.

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“Volvió Pokémon”, se dice, pero nunca se fue. Tal vez haya vuelto a la escena mainstream, pero la franquicia se mantuvo encendida gracias a la pasión de sus fanáticos. Todos los años se organiza un torneo mundial en San Francisco, California, que reúne a los quinientos mejores de todo el mundo: este año 11 jóvenes argentinos fueron seleccionados para viajar a competir el próximo mes.

Ya tiene servidores en Sudamérica y de hecho funcionó por algunas horas en nuestro país, pero rápidamente la red colapsó.

“Pokémon era mi infancia, eran mis amigos. Era una fantasía llena de valores a la hora de la merienda”, cuenta Santy Bam, un fan rosarino de 25 años que, si bien habla en pasado, hoy se junta semanalmente a entrenar con su grupo de Pokémon TCG (un juego de cartas de la franquicia, al estilo Magic o Yu-Gi-Oh), integrado principalmente por adultos. Mer Grazzini, de la misma edad, muestra orgullosa su colección de muñecos y figuras de la saga: en su habitación tiene más de 500, y tuvo que adecuar los muebles para exponerlos a todos. De alguna manera Pokémon continuó vigente gracias a quienes conocieron la historia de pequeños y nunca la largaron. Hoy, con veintipico, son el grupo mayoritario de fans en todo el mundo, como puede verse en el trailer de GO, donde se ven adultos llevando una vida adulta, universitarios e incluso padres jugando.

Donde Candy Crush encerraba a sus jugadores en sus casas, Pokémon GO es más similar a las antiguas figuritas intercambiables.

Entonces, la fiebre generada por el juego se puede explicar mediante una combinación de factores: un diseño gráfico atrapante y sumamente pregnante que desde hace dos décadas está instalado, la mecánica propia de los juegos web de recompensa inmediata, la curiosa plataforma que combina espacio virtual con real, la fantasía de transformar la realidad en un espacio de juego, la posibilidad de jugar de forma intermitente, la sorpresa de encontrar un “tesoro” en un lugar inesperado y la nostalgia por los símbolos de un pasado que, siempre, recordamos como mejor que el presente.

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Sin dudas Pokémon GO, en el poco tiempo que tiene en línea, ya cambió el concepto de videojuego para celular: atrás quedaron los nuevos arcades que proponían metas simples y que, a medida que se hacían más complejos, exigían dinero para poder tomar atajos y obtener recompensas. Hace un par de años vimos el pico de este fenómeno con el Candy Crush, tal vez el último gran juego de Facebook. Pero donde Candy Crush encerraba a sus jugadores en sus casas hasta altas horas de la noche, al punto de desatender sus obligaciones de trabajo y familia, Pokémon GO es más similar a las antiguas figuritas intercambiables, con una experiencia basada en premisas aparentemente saludables: salir a la calle, ir a lugares desconocidos, cambiar rutinas de viaje, romper la aldea virtual y real y competir livianamente con otros jugadores, generando el intercambio social necesario para su viralización. Tal vez en este mismo espacio, dentro de otro par de años, hablemos sobre la decadencia de este juego y sus criaturas sorprendentes abandonadas y los millones de dispositivos que guardarán, olvidados, algunos pokémon sueltos en jóvenes y adultos. ¿Marcará Pokémon GO la apertura a un nuevo concepto de entretenimiento en smartphones o será, como su fenómeno predecesor, el último grito de una plataforma amenazada por la sombra de los lentes de realidad virtual?//////PACO