Hace unas semanas Netflix subió What happend, Miss Simone?, el documental que realizó Liz Garbus sobre la vida y obra de la gran Nina Simone. El material, en su mayoría inédito, fue seleccionado de más de cien horas de grabaciones en las que la artista habla con diferentes biógrafos, periodistas y con su público. Lo más interesante que tiene el documental es que el relato de su vida se va armando desde su propia voz y de las intervenciones de los más cercanos, incluyendo a su hija. Se le suma, claro, el placer que da la protagonista por su musicalidad y su capacidad de regenerar ese swing particular en una estela accesible a todos los oídos, incluso a los no especializados o cercanos al jazz y al R&B. Esta introspección completísima, tan dark y reveladora, no hace más que potenciar el perfil animal de la artista con todo lo que el animalismo implica. El resultado final de este trabajo es un volcán que erosiona y conmueve. Nina Simone fue una mujer que supo pisar fuerte todos los escenarios de los que se apropió y, no solo para llevar las más bellas canciones, también para ampliar el campo de batalla en el que volcó sus convicciones más profundas. El mundo que Simone conquistó nada tiene que ver con el de estos tiempos en donde primero se utiliza la victimización, luego se viraliza y capaz en tercera instancia se intenta un análisis mientras se sigue sucesivamente repitiendo figuras laberintosas; ese mundo era uno en el que pocas mujeres lograban ser vistas y escuchadas. Si a eso le sumamos su color de piel, vale doble.
Lo más interesante que tiene el documental es que el relato de su vida se va armando desde su propia voz y de las intervenciones de los más cercanos.
Nuestra protagonista entendió que frente a un momento de cambios no es perdonable el quedarse quieto bajo cualquier excusa, manto o lagrimal. ¿Lo entendió o estaba en su naturaleza? Mientras sus conquistas afuera llegaban, interiormente se iba desmoronando. ¿Cómo alguien que absorbe tan bien la esencia de su época no puede ver cómo domar su fiera interior? Y repregunto, ¿no puede ver o no supo cómo domar su propia naturaleza? Si toda pregunta crece en el ímpetu de movilizarnos hacia una nueva visión, en este caso, Liz Garbus, encuentra en el fragmento de una nota de Maya Angelou – publicada en la revista Redbook durante el exilio estadounidense de Nina en los años setenta – la columna vertebral de esta pieza magnífica que además se eterniza en su título:
“Miss Simone, you are idolized, even loved, by millions now. But what happened, Miss Simone?”
La respuesta nos llega viéndola en carne viva, gozando y regodeándose entre la sonoridad, la locura, la soledad, las violencias no sutiles de un espíritu que conecta a lo más profundo del Cosmos y por ende puede traer tanta luz que lo quema todo. Cuando te gusta la astrología se vuelve una fuente habitual a la que recurrís cuando algo te interesa. Eso pasó cuando terminé de ver What happend, Miss Simone?
Uno de los referentes máximos de nuestra astrología es Eugenio Carutti, director de Casa XI que supo incomodar a los astrólogos tradicionales. Él dice que “la astrología no es un conocimiento, no es una herramienta para que el ser humano sepa más y controle más, sino que creo que es al revés, es un misterio, y si uno entra correctamente en ese misterio, la astrología lo transforma a uno. (…)La astrología es la patentización de que el ser humano y el cosmos son una unidad; esto no puede ser algo mental, algo intelectual, no es algo racional. Es algo integral, algo existencial”. Lo que más me interesa resaltar de la mirada de Carutti es que siempre parte de esta premisa: “la astrología no se trata del futuro, se trata de esa unidad”. Porque de hecho no es necesario preocuparse por el futuro si la transformación se da desde la receptividad de uno y para lograr receptividad no puedo estar en un momento que aun no llegó. Pero, ¿para qué sirve entonces la astrología? A partir de conocerse y de acuerdo a lo que se necesite, más allá de las situaciones de la vida y de los diagnósticos, hay algunas energías que uno reconociéndolas aprende a direccionarlas en pos de un crecimiento consciente y aprovechamiento de posibilidades. La carta natal, por ejemplo, es una pieza indispensable para lograrlo. Siguiendo con las definiciones de Carutti – que realmente me parece un maestro en la materia – “la carta natal es un mapa de energías, y lo que le pasa a la persona es cómo reacciona a las energías de las que está constituida. Uno puede aprender a responder a las energías en forma más integrada y en consecuencia suceden otras cosas, imprevisibles”.
Para los entendidos en la astrología seguramente no haya ni un instante de sorpresa en esa Nina de pura tripa corazón que encuentra sus momentos balsámicos solo cuando la música hace lo suyo.
Para los entendidos en la astrología seguramente no haya ni un instante de sorpresa en esa Nina de pura tripa corazón que encuentra sus momentos balsámicos solo cuando la música hace lo suyo. Sin meternos de lleno en su carta natal, porque sería muy banal verla en una nota dado la complejidad de las mismas, me atrevo a armar un perfil energético a través de lo básico – su sol natal, su ascendente y su luna – comprendiendo lo visto en What Happend, Miss Simone? Nina nació el 22 de febrero de 1933, 6am. Su sol natal (el Yo soy) está en Piscis (signo de agua > Yo creo, Yo amo, Yo siento). Su ascendente (la expresión del quién Yo soy) es Acuario (signo de aire > Yo sé, Yo inconvencional, Yo revolución) y su signo lunar (las emociones) es Capricornio (signo de tierra > Yo ambiciono, Yo puedo, Yo aquí y ahora).
+ Piscis es la energía intuitiva por excelencia, de amor y entrega incondicional. Es el final del zodíaco o bien, la profundidad de las aguas y es desde ahí donde mira al mundo. Eloy Dumón lo define como el espíritu en sí mismo. Carutti dice que es un signo que está más allá de las palabras. Su materialización es a través de la creatividad por eso suele relacionarse con el arte. Se lo reconoce por su sensibilidad, por su no ego y por manejarse sin límites ni bordes. El riesgo de perderse en lo onírico está siempre latente, siendo un poco escapista y fantasioso, la relación que más le cuesta es la de lidiar consigo mismo en un mundo de formas.
+ Acuario es el signo del desapego, de la innovación, de los ideales y la acción colectiva. En su libro “Ascendentes”, Carutti dice que, bajo esta energía, “no existe la posibilidad de imaginar la creatividad o la identidad como una expresión puramente individual”, sí desde una red vincular en donde los individuos que la componen comparten el deseo de ser y hacer. Por algo el carnaval se festeja en su tiempo. Gustavo Cerati cantaría “todo lo profundo ama el disfraz” mientras se recibe el caos necesario para fundar nuevos ordenes. El punto débil acá está en que en ese ritmo cuesta profundizar las relaciones y mismo los proyectos.
+ Viniendo de dos signos que nos hablan de sueños e idealismos, llegamos al que aporta la estructura. Si hay realización y orden, hay Capricornio. En este caso viene con el desafío de convivir, desde lo emocional, con el agua desbordándose y la revolución a flor de piel.
Los tres signos se complementan si hablamos de su crecimiento, y a la vez se retroalimentan en las energías altas.
A priori hay que decir que Capricornio es reacio a los cambios y que necesita siempre que todo esté bajo su control. A eso sumarle el tema de que la energía capricorniana (más bien fría) no es la mejor anfitriona para la Luna (lo emocional) por lo que eso profundizará los altibajos, las impotencias y la reactividad. Dicho esto hay que celebrar su inmensa capacidad de trabajo y resistencia. No es una energía que goce de buena fama pero lo cierto es que si alguien despierta su confianza, Capricornio se entregará, a su manera pero lo hará y no fallará, expresará sus emociones de manera casi silenciosa o en detalles que solo los capricornianos pueden ver como un acto de amor, pero ahí estarán, firmes. Carutti habla de esta Luna como un proceso de “contracción y concentración” y que de ahí nace su mayor punto débil, que es una coraza en la que cae en loop sostenido por su capacidad de autoabastecimiento. El astrólogo también habla de la Luna en Capricornio como una luna “gasolera emocional”, que tiene tanto miedo al abandono que prefiere no expresar sentimientos por si no vienen de vuelta y así, se generan profundos aislamientos. Los tres signos se complementan si hablamos de su crecimiento, y a la vez se retroalimentan en las energías altas que le permitieron lucidamente acompañar los procesos, abriendo tanto los caminos que la volvieron una heroína inolvidable. En la retroalimentación de las energías bajas se complica, hay un peso y un gusto en la soledad y tristezas que estas cualidades generan. El cielo de Nina parece estar en un perfecto desorden, como el de cada uno de nosotros. El tema es que hacemos con ello, una vez que lo vemos. Simone algunas cosas las vio un poco tarde, otras no las quiso ver, pero no hay demasiado que recriminarle porque eso es también parte de nuestra libertad, esa por la que tanto batalló. Y darlo todo, apenas pudiéndose sostener uno mismo es, como todo lo romántico, estúpido y sensual, bello y fatal y, para ciertas sensibilidades, es inevitable//////PACO