PACO fue movilizado por unos vouchers al Festival Internacional de Poesía de Rosario. Estas son algunas de las apreciaciones que dejamos a nuestros lectores ABC1 consumidores de poesía underground.
* La «fiesta de la poesía» es en realidad una feria de artesanías con personas que en vez de comerciar objetos de alambre, cuero o tejido; comercia libros.
* En general el «militante» de la poesía suele ser un inadaptado social inofensivo. No va hacer atentados, no va cometer un crimen. Son simplemente personas con algunos problemas sociales para conseguir dinero, deficitarios del sistema educativo universitario. También hay algunos docentes de niveles medios y universitarios, algunos periodistas. Rosario es un lugar raro para la poesía. Pareciera escapar a esa lógica de la antiburocratización. Por ejemplo Rafael Bielsa, poeta rosarino, fue canciller de Néstor Kirchner o Martín Prieto y Daniel Helder, crítico y poeta respectivamente, son las cabezas del Festival Internacional de Poesía de Rosario porque supieron leer, negociar e insertarse en la burocracia. Por eso es que la municipalidad de Rosario giró 1 millón de pesos para la organización del mejor festival de poesía que se realiza en la Argentina. Podemos tomar a Martín Rodríguez como otro ejemplo de un poeta que se inserta en el esferas de la burocracia pero claro, son excepciones, de hecho no creo que a Martín Rodríguez le interese mucho organizar eventos poéticos. Preguntas: ¿El gran problema de la poesía contemporánea es que no quiere burocratizarse? ¿O que la burocracia no la quiere dejar formar parte de su sistema? ¿La poesía es mala porque reniega de la burocracia?
* El negocio del voucher. El feriante corre atrás del voucher. Hay una economía endeble pero estable atrás del voucher. El sueño del estrellato empieza por la confirmación de los gastos a cargo de «uno que invita». Así hay caras que están en todas las ferias y festivales que viajan con sus libros sustentables y consolidan una red de comodities entorno al voucher.
* La poesía, el lenguaje poético, representa – tanto para la historia de la cultura oriental como de la occidental- una zona de experimentación con la lengua y la realidad. Las actividades vinculadas a la poesía no sostienen la productividad del estado como las disciplinas tecnocráticas, ni tampoco corresponden a una zona rentable del mercado con el que alguien se pueda enriquecer; pero las sociedades supieron ubicarlas en una zona de «respeto a la tradición o a la cultura» y se las considera «útiles» o «necesarias». Por lo tanto una editorial de poesía, un poeta debería ser, en primera y última instancia, un constructor de sentido. Eso es lo que la sociedad y la cultura le demandan. Pero en Argentina no prima ese modelo. En Argentina pareciera que la decodificación es otra. Esa experimentación con el lenguaje y la realidad es simplemente una reproducción lúdica de sonidos, palabras, acentos y anécdotas para entretener a un círculo endogámico que no ejerce ningún tipo de crítica y aplaude (debo admitir que como en estos eventos hay que aplaudir todo el tiempo cosas que en otro contexto jamás aplaudiría, me descubrí varias veces aplaudiendo inconscientemente cada vez que la masa oyente lo hacía).
* Acá dejo otras preguntas: ¿Hace falta expresarse? Digo, sin hacer una epistemología de la expresión: ¿No habría cosas que merecen expresarse públicamente y otras no? Y en este sentido: ¿Debe fomentarse la estética de la precariedad? ¿Autopublicarse es no quererse? ¿Publicar en editoriales de fotocopias también es no quererse? ¿Si nadie me quiere publicar debo hacer mis propios libros? ¿Por qué nadie invierte en poesía?
* Asistir a una lectura de poesía es como asistir a un evento contaminado por lo áulico y lo protocolar. Es como ir al casamiento de un amigo que es de una religión extraña y uno debe mostrarse natural y aprobatorio frente a la cadena de acontecimientos extraños e incómodos que uno observa y en algunos casos hasta debe participar.
* No se trata de plantear el debate poesía vs narrativa. No creo en esa rivalidad. Yo mejor plantearía la guerra música vs literatura. ¿Por qué los músicos ganan mejor por show que por lectura de un escritor/poeta? ¿Por qué tiene más valor el efecto sobre el público que el tiempo destinado a la producción de un material?
* La formación académica en la literatura y específicamente en la poesía no tuvo, en los últimos 30 años de historia argentina, buenos resultados. Ejemplos sobran. A su vez la mayor cantidad de académicos que escriben literatura se dedican a la poesía. La pregunta podría ser: ¿Cuál es la búsqueda?
* Ahora sí voy a comparar a la poesía con la narrativa pero no por cuestiones paradigmáticas ni desde matrices de producción, simplemente voy a tirar estadísticas subjetivas. De la narrativa contemporánea el 30% de los libros que se publican son legibles, no digo buenos, digo respetables. Mientras en la poesía menos del 10% de los libros que se publican pueden ser legibles, ni decir buenos. Si tuviera que darle un calificativo a la poesía contemporánea sería: mala. Siguiendo el espíritu de comparaciones, pongamos el movimiento de la poesía junto con, por ejemplo, un deporte que en Argentina está en vías de desarrollo o tiene una performance mala como el lanzamiento de disco o de martillo. La idea que prima en el deporte es la de crecer, romper records ser cada vez más competitivo. Para esto hay que tener apoyo del estado, de sponsors. La toma de conciencia de que uno es malo en algo puede tener dos resultados: 1) dejar de hacer eso y dejar a los que pueden hacerlo mejor que continúen con el mandato 2) esforzarse para mejorar. En el campo de la poesía ninguna de esas dos reacciones naturales se manifiesta, más bien aparece una que promueve el empleadopubliquismo, el staus quo. Teniendo en cuenta que no hay nada de dinero, ni de poder más allá de los vouchers y los subsidios, no entiendo el por qué de esa estrategia empleada generalmente por terratenientes, aristócratas o caudillos. En este contexto, el staus quo, es como esforzarse por seguir siendo pobre.
* La solución. Selci y sus secuaces femeninos plantean una lectura que me parece la más sensata que escuché. Hace falta un Anibal Pachano de la poesía. Lo que en su momento fue el Diario de poesía. Un jurado que establezca lo bueno y lo malo, que promueva una estética con concursos y publicaciones, que se proponga armar un canon. Estaría bueno, ya que estamos en una era de múltiples voces, que haya varios diarios de poesía, uno objetivista, uno más barroco, uno más regiolalista, otro más clásico, otro de género. Siempre promoviendo cierta competitividad, productividad, crecimiento. Para terminar: la crítica no es lo que nos va a salvar, no, lo único que nos puede salvar es la guita. ///PACO