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Terminó la séptima y última temporada de Mad Men. Lo vamos a extrañar. ¿Por qué en el 2015 suena tan interesante lo que nos dicen desde los años 60? Empezando a hacer mi despedida personal fue inevitable concentrarme en la energía de cada personaje, y el paso siguiente se dio solo: Mad Men habilita una lectura de tarot.

Primitivamente el tarot se trataba de visibilizar procesos. Cada carta representa diferentes energías que en una lectura se ponen en diálogo entre sí conformando un relato. Ese relato nos permite ver qué (nos) está pasando, que por lo general es lo que nos motivó a consultarlo. Lo que te dice el tarot es que si ya lo estás sintiendo o pensando es porque ya está sucediendo. Con su lectura podemos reconocer las herramientas con las que contamos para poder direccionar las intenciones que tenemos. Don nos lo explicaría así: “You’ve gotta move forward as soon as you can figure out what that means.” De las setenta y ocho cartas que forman el tarot, hay veintidós que son llamadas Arcanos Mayores. Esa es la columna vertebral, la que concentra toda la sabiduría y el abanico de posibilidades que cada energía brinda, el reflejo de todos los estados con sus alturas y bajezas.

Don Draper, la representación de la carta El Loco. Esta es la única carta que no tiene número porque representa la energía original, sin límites. Es el entusiasmo que bien dirigido conquista al mundo y que disperso se vuelve inestable. En ambos extremos convive con el peligro latente de la pérdida de rumbo y que a fuerza de revertirlo todo en experiencia lo termina volviendo un profeta, un aventurero sabio.

«Change is neither good nor bad. It simply is.” El Loco es un viajante nato, real y/o espiritual, sabe que todos los caminos son su mejor camino porque todo es una posibilidad. Lleva consigo su pasado como punto de partida, no queda apegado a él. No está atado al tiempo porque tiene una visión. En su caos vive una gran sensibilidad, el poder de la expresión y una profunda capacidad de transmutar. Él quiere ir para adelante y estando focalizado busca la innovación, el fuego que mantiene su esencia.

«Fear stimulates my imagination», dicho esto hay que agregar que esta carta está íntimamente relacionada con la mal conocida como La Muerte, llamada El Arcano sin nombre o en el tarot egipcio La Inmortalidad, que profundiza ese ritmo constante de volver a empezar, de dejar atrás asimilando, no desechando, y continuar con nuevas construcciones.

Seguimos con Peggy Olson correspondiéndola con La Papisa, representante del matriarcado en el tarot. Si hablamos de matriarcal sabemos que hay un chip de culpa/víctima y otro de heroína (este caso al menos en esos años que todo estaba empezando). Como víctima la carta habla de madres con cierta moral que transmiten ciertos valores que terminan por ser represivos para sus hijos. Quedó lejos en el tiempo pero ¿recuerdan a Peggy yendo a la Iglesia? Pudo correrse de esos mandatos en cuanto empezó a crecer en su trabajo. Y como heroína el principal triunfo de Olson es ese, el laboral. Ella representa 100% el avance y la ambición de la mujer en el mundo del trabajo a fuerza del abandono total de la vida personal. Bueno, es la alumna de Don, la mejor alumna de Don.

Esta carta también simboliza el estudio y la preparación. En contraste es una energía de acumulación y opresión. Esa manía de sentir culpa que habilita luego a sentirse víctima. También habla de creencias del amor como unión de almas, y entonces espera. La Papisa es solitaria y misteriosa, le cuesta su cuerpo y relacionarse con él.

Pero hay un batacazo que tiene que ver con el punto culmine de esta carta: La Papisa está sentada con un huevo a un costado como indicio de algo que está por nacer. Podemos decir que en la escena del ante último capítulo de la temporada final en la que Peggy va camino a su nueva oficina en McCann borracha, con un cigarro en la boca y el cuadro de Katsushika Hokusai (sí, el de la geisha curtida por un pulpo) nuestra Papisa Olson se paró y el huevo estalló de carisma.

Roger Sterling es nuestro Emperador. El joven que conquista todo lo que desea y se convierte en un hombre de poder respetado. Es el que sabe separar la batalla del festejo pero en ambas instancias está y lo entrega todo. Varonil y tenaz, está tan afirmado en lo que tiene que no necesita grandes esfuerzos. Esta carta es puro capitalismo del exquisito, del mejor, del que nos gusta a todos. Roger es el que en el pan y queso tenés que elegir, incluso antes que a Draper.

Nobleza obliga nombrar al viejo Cooper que por suerte tuvo esas apariciones fantasmagóricas. Él era El Ermitaño, el sabio que alumbraba el camino, el que se retiraba del barullo y que hablaba cuando realmente tenía para decir, como por ejemplo pidiendo que si o si se descalcen para pasar a su oficina.

Joan Holloway representa La Fuerza que es la carta de la animalidad. La mina hizo de su cuerpo un templo y un medio de la frase “la única iglesia que ilumina es la que arde”. La Fuerza es potencia, valentía y noción de poder interno, del saber que se puede comenzar cuantas veces se necesite. Es instinto y acción consciente, es creación porque es energía sexual pura y en constante renovación, no por promiscuidad sino por propia capacidad. Es la conexión con lo oculto y el don de hacerlo visible. Joan de todo esto sabe: del ninguneo de secretaria y la sumisión a nivel tolerar la violación de su pareja pasó a ser socia de la agencia, pre decisión de recibir dinero a cambio de sexo. A la madre soltera de la serie la vemos en todo el esplendor de La Fuerza justo en las últimas imágenes que nos da Mad Men de ella, volviendo a empezar retirada del trabajo y apostando al amor pero eso sí, Joan es cero dramaqueen y aún el final se la ve en un hogar con belleza y disfrute, sin bajar la bandera del rímel, labios rojos y actitud.

No podemos olvidarnos de la reina madre de la histeria, la entrañable Betty Draper. Ella será nuestra Emperatriz pero vista en las energías bajas de la carta, desde la energía excesiva y desordenada, caprichosa. Esta carta habla de belleza, seducción y coqueteo. Ella teniendo muy claro esas cualidades y una posición económica acomodada, primero por Don y luego por Henry, potencia mucho su inmadurez, sus momentos maduros vinieron de la mano de sus estallidos de ego. Es la acción no razonada, que no sabe para donde va pero que necesita hacer ruido.

En esa pelea consigo misma por no dejarse ser mujer, le cuesta horrores ser la madre de la ya no tan pequeña bestia de Sally. Y en ella sí se puede ver una potencial Emperatriz pero con sus energías altas, o sea la seducción y el estallido a merced de la creación y la conquista de deseos.

Peter es El Colgado. El que las situaciones lo superan y entorpece los procesos. A la vez y en lo recurrente del “prueba y error” que se vuelve todo en su vida, termina aceitándose y casi siempre cayendo bien parado. Reconocer un talento en lo peor de nosotros no sólo es libertad sino que también denota una fuerza.

Para terminar habría que nombrar como protagonistas al alcohol, al sexo y a los videos de cierre de cada episodio. Los finales eran algo así como una transmisión en directo de las voces de la conciencia de cada personaje que como dijimos somos un poco cada uno de nosotros pero a otro ritmo. Y es eso parte de lo que tienen para decirnos desde 1960/1970, que no nos tenemos que engañar más con el “si sucede conviene, gracias Universo, soltar”. El hit de Don reza “there is no big lie, there is no system, the universe is indifferent”.///PACO