A primera vista Love es una red social de contactos, similar a muchas otras. El usuario se registra, completa un perfil y sube un par de fotos. El perfil puede ser modificado en cualquier momento. Cuanto más completo sea, mayores son las posibilidades de conseguir pareja en poco tiempo. Los campos requeridos se refieren tanto al aspecto físico como a los gustos e intereses personales. Finalmente, hay una ventana (“algo más sobre mí”) que puede ser completada con cualquier otra aclaración. Aquí es donde se perciben con más nitidez los desequilibrios emocionales del usuario. Algunos la dejan vacía, lo cual en sí mismo ya es un dato. Otros ponen declaraciones escuetas o tautológicas, como “busco el amor” y “soy lo que soy”. También hay quienes escriben largos párrafos, que suenan como un anticipado pedido de disculpas. Están los que la juegan de enigmáticos: “conoceme y verás” y los que copian poemas de Neruda. Existe, en resumen, una variedad tan amplia como personas hay en el mundo. En esto Love tampoco se diferencia de los sitios habituales de contactos. Pero mientras que los otros aseguran la plataforma, y dejan el contacto al albedrío de los usuarios, Love cumple invariablemente lo que promete. Sus usuarios encuentran siempre el amor.
Carlos Navarrete Lizama, representante de Love en Santiago de Chile, explica a Revista Paco el secreto:
“Es el algoritmo. Por eso nuestros usuarios deben ser pacientes. Love no vincula parejas a menos que su nivel de compatibilidad alcance el 99,6%. Si una persona se registra y el sistema la hace esperar, es porque su media naranja no ha aparecido todavía. Nada le impide tener, mientras tanto, sexo con otros usuarios, si se da el caso de que viven cerca o pactan un encuentro. Pero será ocasional. Pueden estar seguros de que, en cuanto se registre su pareja soñada, Love los va a poner en contacto. No hay lista de espera. El algoritmo no tiene preferencias, no distingue por orden de llegada y sobre todo, no se equivoca”.
Consultado al respecto de qué variables toma en cuenta el algoritmo de Love, Navarrete Lizama responde:
“Son múltiples. Los datos colocados en el perfil de usuario son sólo una parte. Desarrollamos un aplicativo que se descarga en todos los dispositivos de nuestros usuarios. Dicho aplicativo se ocupa, por un lado, de recolectar la información de navegación y ubicación, que desde luego mantenemos bajo estricta confidencialidad y reserva, y por otro lado formula, eventualmente, preguntas que deben ser respondidas por el usuario con la mayor sinceridad posible. Van desde el color favorito, si no fue definido en otra instancia, hasta cuestiones más profundas como la vida más allá de la muerte o la existencia de Dios. Esto no lleva mucho tiempo. Las respuestas admitidas en estos casos son “sí”, “no” o “no tengo una opinión formada al respecto”.”
“El algoritmo es el corazón de Love. Y un algoritmo es un procedimiento. El corazón bombea y la sangre circula, es un músculo, pero simboliza al amor en la cultura occidental. El algoritmo sintetiza información. La procesa. Y cuando llega a una conclusión, los usuarios reciben un correo privado con la noticia, donde se los convoca a una exclusiva sala de chat privada, para que mantengan un primer encuentro.”
“Nosotros aseguramos el amor porque el amor es esto. Las personas que tienen una idea abstracta del amor, se frustran. Nosotros les ofrecemos un procedimiento. Cuando el amor se vuelve concreto, uno accede a rutinas y rituales. Esto es parte de nuestro servicio”
Rubén Vázquez, de Buenos Aires, que pasó por la experiencia de Love, cuenta a Revista Paco:
“Cuando recibí el mail no lo podía creer. Habían pasado dos años desde que me registré, ya empezaba a dudar de que fuera cierto. Entonces me pusieron en contacto con Sofía. Una rubia hermosa, de ojos verdes. Vive en Bucarest, que es la capital de Rumania.”
Los primeros encuentros en la sala de chat suelen ser desconcertantes, a pesar de que el diseño gráfico es cálido y evita las líneas y las tonalidades estridentes. La idea es chatear un rato, como para que los usuarios empiecen a conocerse.
“El inglés de los dos era muy malo, así que se complicaba. Igual hay cosas que no me olvido más: los emoticones de ella, sus mayúsculas en cualquier parte”.
“El amor impone pruebas”, sostiene Navarrete Lizama. “Cuanto más difíciles y grandes, más profundo será el vínculo que una a ambos usuarios. Si todo es fácil, a la larga, nada tiene sentido.”.
Love no propicia, ni tampoco impide de ninguna forma, el contacto real entre las parejas. Muchas de ellas atraviesan todos los obstáculos y terminan formando una familia. Otros se quedan ahí, en la plataforma de la red social. Lo importante no es la falta de contacto real, sino que esto no sea percibido como una frustración. Y para impedirlo, Love ofrece una amplia gama de alternativas, que van desde juegos online, foros públicos y salas de chat erótico, hasta asesoramiento sentimental cuando se produce algún conflicto que no puede ser resuelto por los usuarios.
“Muchas veces dijimos de vernos”, relata Rubén Vásquez. “Era difícil. Primero porque Rumania queda lejos. Pero además, cuando nos conocimos, ella estaba recién casada y yo esperaba un hijo. La clave estuvo en una discusión que tuvimos, durante meses, con otros usuarios en el foro “Sexo”, donde terminamos diciendo: el amor y el sexo no tienen por qué ir juntos. El amor es algo indescriptible, que nos hace mejores. El sexo es otra cosa. Por supuesto que yo quisiera acostarme con Sofía. Y me gustaría navegar con ella en velero, besarla en medio de una manifestación, o por lo menos llevarla al cine. Pero no siempre se puede, y bueno, por lo menos tenemos esto que es una gran ayuda”.
El servicio de Love se encuentra disponible para todas las orientaciones sexuales. En algunos casos se han producido quejas de personas heterosexuales que eran vinculadas por el algoritmo con otros de su mismo sexo, así como también de homosexuales que eran puestos en contacto con usuarios del sexo opuesto. Al respecto, Navarrete Lizama aclara:
“Esto es matemática, no atención al cliente. Si un usuario no se anima a seguir el vínculo que nosotros le ofrecemos, no tenemos manera de impedirlo. Tampoco que lo cuente en las redes sociales. Pero somos honestos. Sólo generamos parejas de las que tenemos una certeza prácticamente absoluta. Existen miles de casos de usuarios que descubrieron su homosexualidad o su heterosexualidad en Love. Esto no significa que salgan del closet en la vida real. A veces sí, otras veces no. A nosotros no nos importa eso, sino que el usuario esté satisfecho y confíe en el algoritmo. Todos buscamos cariño, comprensión, ser especiales para otro. Era necesaria una red social que se encargara de promoverlo y brindarle un espacio. Se dicen muchas cosas de Love. Además de infundadas, irrelevantes: desde que nos financia el Opus Dei, hasta que fomentamos la homosexualidad. Por supuesto, también se sugiere que manipulamos los resultados para armar las parejas, o que hay personas que se encargan de armarlas. Leí artículos que incluso sostienen que Love no es más que un complejo y gigantesco fake. A nosotros no nos preocupa. El algoritmo existe, igual que la web. Funcionan con la misma lógica. Y al final, ¿qué sentido tiene ponerlos en tela de juicio?”.///PACO