“Dejé muchas cosas para venir acá, necesito que River me dé algo”, manifestó Teo Gutiérrez después del encuentro contra Rosario Central. Ese “algo” es una cifra. 500 mil dólares, para ser más preciso. La deuda se la disputan entre River y el grupo inversor que tiene la otra la mitad de su pase. Según Hernán Castillo, periodista de TN, cuando ese dinero llegue al bolsillo del jugador, estará confirmada su presencia por lo menos hasta diciembre. De lo contrario, en Núñez deberán prepararse para alguna sorpresa.
En 2010, el Trabzonspor de Turquía desembolsó 4,5 millones de dólares por su pase y logró la contratación de Teo, que, tras un semestre de adaptación, comenzó a pagar con goles el monto de su transferencia. A pesar del buen momento, a fin de año decidió abandonar tierras orientales aduciendo problemas de salud. Los exámenes médicos realizados por el club turco no arrojaron anomalías pero Teo abandonó el equipo para quedarse en casa de su abuela, Aura Castro, ayudándola en el negocio familiar: la venta de arepas.
Este episodio facilitó la llegada del barranquillero a Racing Club de Avellaneda. Desde un comienzo, Teo se ganó a fuerza de goles y toques de talento el amor incondicional de una hinchada sumamente necesitada de alegrías. Hasta ahí, todo bien. Los problemas comenzaron cuando en un entrenamiento el delantero fue a disputar una pelota con vehemencia contra Mauro Dobler, el arquero suplente, lo cual desembocó en una pelea entre ambos. Eso no le impidió seguir destacándose y ser el goleador del Torneo Clausura con 11 tantos.
En la segunda mitad del año, con el equipo peleando el campeonato con Boca, el delantero se negó a viajar a San Juan para disputar un encuentro arguyendo una fiebre no confirmada. Luego se retrasó en el regreso tras una excursión a Colombia para representar a su seleccionado, y, en el encuentro en el que la Academia se jugaba su última chance de título, el 20 de noviembre en la Bombonera, se hizo expulsar tras recriminarle un penal no cobrado al árbitro.
Cuando llegó, Alfio Basile creyó en rescatarlo, pero el clásico ante Independiente definiría el final del ciclo del jugador en Avellaneda. Un gol suyo puso en ventaja al equipo blanquiceleste, pero en el segundo tiempo se fue expulsado (le dijo carón al árbitro -en Barranquilla significa sinvergüenza- y Pezzotta entendió que le dijo cagón) y su equipo cayó 4-1. En el vestuario, con los ánimos exacerbados, Sebastián Saja, arquero y capitán del equipo, increpó al colombiano, quien respondió sacando un arma de paintball de su maletín amenazando a sus compañeros. Teo dejaba la Academia sólo, yéndose en un taxi.
Desde que llegó a River por pedido expreso de Ramón Díaz a mediados de 2013 tras una complicadísima negociación con Cruz Azul, Teo se mantuvo al margen de los escándalos a pesar de un flojo primer semestre. Algunos creen que el riojano logró dominar a la fiera. Si bien es cierto que Teo fue una gran debilidad del entrenador, su presencia fue silenciosa porque no quería perderse el Mundial. José Pekerman lo tenía bien alto en la consideración y más aún por la rotura de ligamentos que marginaría a Radamel Falcao, el emblema de la selección cafetera.
Colombia redondeó un gran Mundial y logró por primera vez en su historia la llegada a los cuartos de final, instancia en la cual Brasil lo venció para luego ser vapuleado en la semifinal por Alemania. Sin embargo, individualmente, Teo fue una decepción. Marcó solamente un gol contra Grecia y hasta resultó extraño que Pekerman lo mantuviera en el once titular en los duelos mano a mano ante Uruguay y el local.
Una vez finalizado el campeonato, el futbolista se quedó en Colombia disfrutando de sus merecidas vacaciones. El escollo surge cuando llega la fecha de inicio de pretemporada en River. Teo decidió unilateralmente no presentarse a los entrenamientos mientras tuiteaba desde su cuenta que la vida en jetsky es más sabrosa y subía fotos junto a su esposa en un jacuzzi. El hecho desata la furia de los dirigentes y de Marcelo Gallardo, el nuevo director técnico.
Ni bien puso un pie en Ezeiza, Gallardo mantuvo una reunión con el colombiano en la cual le dejó claro que si no estaba comprometido con el club, se fuera inmediatamente. La intención de castigarlo dejándolo fuera de los concentrados duró hasta que Rodolfo D’Onofrio le confirmó que no llegarían refuerzos de peso para el equipo. La realidad es que Teo esperaba una oferta que hasta ahora nunca llegó. Su representante, Efraín Pachón, iba y volvía de Europa a Buenos Aires con la férrea intención de colocarlo en algún equipo del Viejo Continente. En ese lapso, River queda urgido por la necesidad de mantener a uno de los pocos sobrevivientes del plantel campeón del Torneo Final.
Teo es el jugador diferente por definición. El que aporta la jerarquía y le quita la presión a los jóvenes. Su andar cansino y displicente, ante los ojos del hincha, fluctúa entre un crack o simplemente un pecho frío. En la situación en la que se encuentra River, Gutiérrez es fundamental. Su arranque fue apabullante y, con cinco tantos en cuatro partidos, es el goleador del Torneo de Transición. Por eso, Gallardo deberá mantener, aunque sea por conveniencia, una relación cordial con su jugador más importante y rezar por que no llegue esa oferta hasta el 31 de agosto. Si Teo sigue jugando así, bien valdrá la pena la incertidumbre.///PACO