-Nosotros también tenemos un “ejército de ciegos” –dijo Pedro Hernández, teniente de una de las Cuadrillas de la Paz de Maracay- Sí, un ejército de ciegos.
¿A qué se refiere?
El teniente sonrió.
-A falta de un sentido, el ciego tiene el oído más agudo –explicó el hombre de 55 años-. Entonces, usted pone al ciego en una esquina a pedir plata, ¿estamos?
El cronista asintió con la cabeza.
-En la esquina, una esquina estratégica por supuesto, el ciego escucha todo. De modo que te va pasando información. Y al ciego, además, le resulta más fácil hacerse amigo de la gente, ¿quién va a desconfiar de un ciego? Si lo entrenas bien, bueno… puede sacar muy buena información a todo el mundo, puede ser un gran agente de Inteligencia en una eventual guerra de resistencia. Y tenemos muchos ciegos voluntarios; porque acá, en Venezuela, no descartamos a nadie.
El teniendo abrió los ojos y levantó las cejas. Miró con seguridad y entusiasmo.
-El imperialismo no la va a tener fácil si comete el gravísimo error de pisar suelo bolivariano, porque se encontrará con una sociedad militarizada, dispuesta a poner el cuerpo, a utilizar todos los recursos y las estrategias de resistencia que luego –no te pongas ansioso-, te seguiré detallando.
Estamos reunidos junto a un grupo de milicianos para cuadrar el cronograma de entrenamiento militar del próximo mes, bajo una carpa en un terreno verde y montañoso denominado “Cuartel La Placera”, antiguamente conocido como “Brigada 42 de Paracaidistas”. En este sitio, Chávez gestó la intentona del golpe en 1992, y 10 años después fue la unidad bajo la cual recayó su rescate, el 14 de abril de 2002, cuando el presidente en ese entonces fue secuestrado. Hoy es el centro de entrenamiento tanto del Ejército como de las Cuadrillas de la Paz, nombre que se utilizó organizar a las milicias en comunidades en toda Venezuela.
«Estoy especializada para socorrer con medicamentos, pero si me necesitan para lanzar piedras, tengo un brazo bien potente”, explica Milagros López, abuela y miliciana de 60 años. “Están las fondas, que son hondas con las que le enviamos al enemigo el mensaje (piedras o canicas); aunque también puedo capacitarme para ser francotiradora y bajar unos cuantos gringos, tengo mucha puntería”, afirma la mujer, de gorra verdeoliva y lentes con mucho aumento. “Igualmente, si todo va bien, puedo limpiar las armas de mis camaradas en pleno combate para que no se atranquen”.
Llegan más milicianos de todas las edades, géneros y kilogramos. Incluidos trabajadores de una empresa que se dedica a la fabricación de pañales y papel higiénico. Se reúnen y hacen un círculo bajo las órdenes del teniente Pedro Hernández, que dice: «Este es el núcleo de la fuerza del pueblo. Porque cada milicia tiene su arma en su casa. Y la milicia pelearía contra el invasor desde su zona territorial, de una fábrica, de un barrio, de una escuela, de donde sea”.
En total hay 3 millones (el 10% de la sociedad) de milicianos, es decir, de civiles que reciben entrenamiento militar, que tienen armas, están capacitados para utilizarlas y cuya organización territorial es quirúrgica. Para fin de año pretenden llegar a los 4 millones. Cada día reciben mayores manijas ideológicas e incentivos por parte del gobierno (ahora incorporaron a un puñado a la Guardia Nacional Bolivariana, lo que generó la indignación de ésta fuerza). Están complementados con los “Colectivos Armados”, que a su vez son entrenados por el Ejército, cuya fuerza en total es de medio millón y poseen armamento de última tecnología rusa. Una gran porción quiere decididamente dar la vida por su tierra y otra está dispuesta a hacerlo si la circunstancia lo amerita. En caso de invasión, están preparados para todo: para envenenar el agua, el alimento, para vivir entre los montes, para utilizar hombres bombas, para utilizar hombres y mujeres sin una pierna, sin un brazo, con cualquier discapacidad, porque en la «guerra de resistencia todos tienen un rol, sólo hace falta creatividad”.
Los milicianos por dentro.
Un joven mira el paisaje con cierta profundidad, aparentemente consciente del lugar que habita en la historia. “No podemos dar un paso atrás”, dice y observa el filo oxidado de su machete. “Los procesos revolucionarios no son fáciles, como el de Cuba, el de Nicaragua, por el imperio que nos opaca”, reflexiona Iván, Licenciado en Gestión Ambiental, 33 años, chavista y fibroso: posible buen material para las milicias de «Acción Rápida», me dirá luego el teniente. Iván tuvo su primer enfrentamiento real el 30 de abril cuando “combatió” a las guarimbas –grupos opositores, que vendrían a ser, salvando las distancias, como piqueteros en Argentina- quienes protestaban contra el “régimen de Maduro”. Ahora se utilizan a las milicias, también, en las manifestaciones, ya que no tienen el “obstáculo” legal que sí tienen las Fuerzas del Estado.
“Estaba en primera línea, de escudero, yo paraba las piedras e iba marcando pasos para que se fueran expandiendo”, cuenta Iván, detrás de una pared pintada que dice: «Lealtad, lealtad y más lealtad». “Hay que estar preparado de la cabeza. Ahora la situación no está fácil, hay muchas contradicciones en esta revolución, pero sobre todo hay que tener amor por la patria”.
De pronto llega un hombre petiso que con su mera presencia impone respeto: los pescuezos de los milicianos se contraen. Es un general, un militar de oficio que está a cargo de las Cuadrillas de toda la zona. El hombre de baja estatura, dice: “Hay que traer una desmalezadora para el monte, porque estos señores que visten con camisitas de cuadrito, vinieron y dijeron ‘ay, está desnivelado’. Pero como no tenemos, ¡a machetear!».
Cada uno con su machete, se distribuyen una zona para nivelar la tierra. Un hombre llamado Jorge, con una mano y un muñón, se acerca y me dice: “Tienes que transmitir por qué nacen las Cuadrillas. Son para preservar la paz. No somos un grupo de choque; somos gente que estamos formados políticamente”, y agita su muñón para que entienda que en esa ausencia él, señor jubilado de 72 años, concentra todo su fervor revolucionario. «No hay condición humana ni edad para tener conciencia de que debemos defender nuestro país. Estamos todos unidos en un solo pueblo defendiendo la soberanía nacional», agrega.
Se suman a la charla dos señores más de elevada edad. Ismael de 69 años, que hace 15 es parte de las milicias -“luchando por la patria”-, dice que moriría por la “revolución” porque “nunca antes nadie me había reconocido como ser humano en este país”. Miguel, de 78 años, está para “aportar un granito de arena a nuestro gran presidente Nicolás Maduro que ha dado todo por todos”.
Entrevista con el Teniente Pedro Hernández.
Antes de la conversación, el teniente Pedro Hernández (PH), que articula una de las Cuadrillas de Maracay, cuyos milicianos provienen de la empresa “Cacique Maracay”, me entrega unas fotocopias con instrucciones de Mao Tzedong, Ho Chi Minh y la ideología del “ejército del pueblo”. Bajo el título de “Organización para resistir y vencer”, el material advierte que se debe caracterizar a los combatientes entre “Duros y Blandos”, “garantizar el orden interno como respuesta a los grupos terroristas de la oposición apátrida”, organizar a las milicias como “Escuderos, Lanzadores de Piedras, Fonderos, Coheteros y Ayudantes con Escudo Liviano y una garrapiña”, entre otras cosas, y que todo está enmarcado “dentro de los principios de cooperación, solidaridad y corresponsabilidad establecidos en el Artículo 4 de nuestras soberanísima Constitución”.
Frente a una invasión imperialista, ¿qué rol ocuparían las milicias?
PH: Hay quienes resguardan lo territorial, las farmacias, supermercados, bombas de gasolina, etcétera. El resto se encarga de las cuestiones logísticas. También están quienes resguardan el municipio. Y hay una milicia territorial de empleo general, que se puede movilizar por todo el Estado. Ahora se amplió y se crearon las Unidades Populares de Defensa Integral. Tomamos las escuelas, por ejemplo. Entonces los que votan en este círculo educativo, se encargan de organizar todo lo que esté en ese perímetro, y así con todo. Son quienes se van a encargar de la defensa de su comunidad; y hay quienes dirigen a estos. Son varias estructuras que vienen de lo más pequeños a lo más grande, en todo lo que tiene que ver con la guerra de resistencia.
¿Qué es la guerra de resistencia?
PH: Nosotros conocemos nuestro territorio, y esto no es Irak, aquí hay de todo, hasta tiene desierto. Tenemos donde escondernos y resistir, vamos a estar desperdigados en todos lados, desde la selva, los montes, los desiertos, hasta donde no te puedas imaginar. Las milicias son las que más están dando la cara. Como somos de resistencia, tratamos de inculcar armas populares, como bombas caseras, trampas, chopos (escopeta artesanal), pero también FN FAL, carabina de cinco tiros para francotirador. Usted agarra a mil milicianos y los pone en lugares estratégicos y que cada uno mate a un gringo, vas mil gringos menos de manera diaria. También tenemos una milicia de acción rápida, que son los más “arrechos”. Son jóvenes de buena condición física, tienen un entrenamiento completo.
¿Y el Ejército y las fuerzas del Estado, o sólo pone el cuerpo la milicia?
PH: Nuestras cuatro fuerzas las desintegrarían en tres días los yanquis y sus aliados. Entonces lo que quede de ellos pasan a la milicia. Y cuando el imperialismo considere que esté listo para entrar, ahí es que los vamos a estar esperando nosotros con la guerra prolongada y combinada, aprovechando todas las condiciones del suelo. Y nosotros vamos a estar de civil, vamos a estar de chiva (el teniente se roza la barbilla). Por lo menos a los que nos toque la parte urbana. La guerra de guerrilla urbana. Nuestra táctica sería de sabotaje, de inteligencia, de bombas. Se van a cansar. Ellos van a traer de afuera todo, porque saben que les vamos a envenenar el alimento y el agua.
¿Y por qué todavía no entraron?
PH: Ellos pensaban que en tres meses Maduro estaba afuera. Entonces han agudizado las contradicciones aquí. Sobre todo en estos últimos meses; y ¿qué sucede? No conocen el territorio y tienen una concepción muy errada de lo que es la idiosincrasia nuestra. Acá nos preparamos para la guerra pero también tenemos humor (me señala una carpa bajo la cual milicianos almuerzan y ríen). Así somos nosotros. Así llevamos las cosas. Ellos no lo van a entender. Porque para ellos dos más dos son cuatros. Ellos dicen ‘los bloqueamos, les sacamos los dólares, los asfixiados con la comida, con medicina, el pueblo se va a arrechar y va a tumbar a Maduro’. O crean más condiciones para intervenir. Como eso no sucedió, ni creo que suceda, es porque el pueblo ya tomó conciencia. Maduro entonces los llevó a las conversaciones en Oslo. Porque Maduro todo el tiempo los invitó a los acuerdos. Ahorita las tensiones han bajado. Pero si ellos no arreglan como quieren, van a patear el tablero, de modo tal que nos preparamos para ese momento. Ojalá haya acuerdo. Pero como sabemos que la lucha es contra el imperialismo por los recursos naturales, tenemos que estar atentos.
Qué ocurre con los recursos naturales de Venezuela…
PH: Nuestros recursos, como el petróleo, que no se sabe si es una bendición o una tragedia, porque nos llevó a tener una mentalidad de gastar y gastar y ahora estamos padeciendo ese error. Pero hay que tener una dirigencia que administre, no como con la Cuarta República (gobiernos anteriores a Chávez) que lo llevaron a la debacle. Entonces si hay una mentalidad de la dirigencia que derrocha, el pueblo seguirá ese ejemplo; es así.
¿Hay límite de edad para las milicias?
PH: Todas las semanas hay gente nueva que viene a alistarse de todas las edades. Acá no hay diferencias. En otras fuerzas tienes edad mínima de 18. Acá es desde que el hombre pueda agarrar un fusil, apuntar y disparar al enemigo. Hay discapacitados, hasta ciegos. No hay discriminación porque cada uno puede ocupar un rol
¿Cuál es el rol de los ciegos?
PH: Una persona sin visión, que tiene el oído más entrenado, lo pones tranquilamente en las esquinas a que absorba información de la gente. Puede ser un gran agente de inteligencia en una guerra de resistencia. Una mujer, sin piernas o en silla de ruedas puede ser letal o fundamental en una guerra de resistencia. Puede tranquilamente llevar, bajo una manta y debajo de su asiento, municiones para los milicianos en el caso de que no tengan más. O mejor: puede llevar una bomba.
¿Una bomba?
PH: Sí, una bomba de alto impacto.
Las milicias se están utilizando para combatir o contener a la oposición en contingencias o manifestaciones, ¿por qué?
PH: Como la Guardia Nacional es el Estado, el exterior lo estaba utilizando para decir que Maduro es un fascista. Entonces, nosotros dijimos ‘hay que idear un mecanismo de contención de estas fuerzas contrarias’. Y como tenemos un lema que es ‘sólo el pueblo salva al pueblo’, es que nosotros, el pueblo, nos estamos organizando.
¿En qué circunstancias las utilizan?
PH: Bueno, se utilizan contra las guarimbas (grupos que bloquean calles con barricadas), que son fuertes, sobre todo en 2014. Como la policía y la Guardia Nacional tienen un régimen legal bastante estricto, por ejemplo no pueden utilizar armas de fuego y los que la han utilizado están presos; aunque acá no se utilizan armas de fuego; es que utilizamos a las milicias. Aún así, la oposición está usando armas de fuego. Hay más de diez guardias nacionales presos por haber utilizado armas de fuego. Ellos (la oposición) se aprovechaban, los pisaban, de todo, porque utilizaban el “escudo legal”. Entonces ese problema ya no lo tenemos las Cuadrillas de Paz. Es el pueblo llano que está ahí defendiendo lo suyo. Si nos responden con plomo, respondemos con plomo, si es con piedras, será con piedras.
¿Y cómo proceden en las manifestaciones?
PH: Nosotros les lanzamos los cohetones. Cuando vienen los opositores nosotros lanzamos esos cohetones y entonces los dispersamos. También tenemos lanzadores de piedra a mano. Más aún, tenemos los honderos que son más contundentes.
En esas circunstancias de guarimbas o la oposición contra milicianos, ¿hay algún estatuto legal?
PH: Para las Cuadrillas de Paz (milicianos), la Constitución tiene un artículo que habla de la corresponsabilidad de los ciudadanos en la defensa de la nación. Ese artículo, muy genérico, nos da una base legal, el derecho para organizarnos en la defensa de la nación. Somos coparticipes en la defensa integral de la nación.
¿Cómo fueron las últimas manifestaciones?
PH: Ya tuvimos dos choques con las guarimbas. El 30 de abril y 1 de mayo. El 30 se concentraron porque Guiadó llamó a concentración. Habían alrededor de 30 personas. Con las Cuadrillas de Paz y las Fuerzas Especiales les hicimos frente y los dispersados. El 1 ya eran menos, y tuvieron que irse. Diez días después llegaron 40 personas pero se fueron. Sacamos los escudos, los lanza cohetones -que son artesanales- para dispersar. Entonces vienen los otros y les tiramos piedras. Ellos lanzan piedras, molotov, de todo.
Más allá de las manifestaciones, ¿cómo funcionan las milicias?
PH: Es voluntaria. Pero a la vez es disciplinada. Es flexible pero exigente. Se ocupan de controlar las estaciones de servicio, las contingencias, también de custodiar y hacer acompañamiento de las cajas CLAP (cajas de alimentos distribuidos y regulados por el Estado).
¿También luchan contra la delincuencia?
PH: No actuamos contra la delincuencia, sino que se hace la inteligencia social y se pasa la información para que la policía se encargue.
¿Cómo es eso, teniente?
PH: El SP3, Sistema Popular para la Protección de La Paz, avisa si se toma conocimiento que hay una reunión opositora en una casa queriendo conspirar.
(El informe de Bachelet sobre Derechos Humanos advirtió sobre la militarización de las instituciones del Estado y sobre la utilización de la población en tareas de inteligencia y defensa por medio de Consejos Comunales, Comités Locales de Abastecimiento y Producción -CLAP- y las Redes de Articulación y Acción Sociopolítica)
PH: Por otro lado, están los Colectivos. Están los positivos y los negativos. Los positivos hacen su trabajo en las comunidades, por ejemplo siembran y demás. Y otros, que están armados, sirven de choque contra las guarimbas. En definitiva generan su sustento, de seguridad y de todo, en algunas comunidades.
¿Venezuela es una sociedad militarizada?
PH: Prácticamente ya estamos así. Porque estamos en una guerra económica, financiera. Entonces estamos aplicando la economía de guerra en tiempos de paz. Tenemos que administrarlo bien porque los recursos están escaseando.
¿Cuáles son los peligros de una sociedad militarizada?
PH: La esencia de las Fuerzas Armadas venezolanas es patriótica y nacionalista, sobre todo humana. El militar de carrera siempre se codeó con el pueblo (el teniente me codea). También ya hay oficiales de milicia que venimos del pueblo, esto aleja de cualquier pretensión autoritaria, de cualquier germen de fascismo. Por otro lado, esto nos une. El imperialismo con esto nos unió.////PACO