El cuerpo implica mortalidad, vulnerabilidad, agencia: la piel y la carne nos exponen a la mirada de los otros pero también al contacto y a la violencia. El cuerpo también puede ser la agencia y el instrumento de todo esto, o el lugar donde ‘el hacer’ y ‘el ser hecho’ se tornan equívocos. Aunque luchemos por los derechos sobre nuestros propios cuerpos, los mismos cuerpos por los que luchamos no son nunca del todo nuestros. El cuerpo tiene invariablemente una dimensión pública; constituido como un fenómeno social en la esfera pública, mi cuerpo es y no es mío”. Deshacer el género. Judith Butler.


“Al otro día un amigo me habló por Facebook para decirme que tuviera cuidado, que hay mucho bicho dando vuelta, haciendo clara alusión a que me había ido del boliche con una persona con el virus de VIH”. Guido estuvo de fiesta haciendo lo que se hace en muchas fiestas: había tomado alcohol y consumido drogas. Conoció a un pibe que le gustó y se fueron a un hotel alojamiento. “No recuerdo muchos los detalles pero soy activo y en ningún momento fui realmente consciente de lo que estaba haciendo, que no estaba usando preservativo. En ese momento simplemente no se me cruzó por la cabeza”. Tampoco a su pareja eventual se le cruzó por la cabeza avisar. A pesar de la educación y la información que al día de hoy se encuentra en todos lados, cuidarse no se trata únicamente de estar al tanto. Las relaciones sexuales negligentes o sin protección ocurren. El discurso médico se ampara en la prevención, la concientización y en el rajatabla del raciocinio, ignorando la urgencia del in situ sexual donde las barreras del sentido común –si es que existe– se ven fácilmente desbordadas por el instinto. Sí, hay que cuidarse. No, no hay que exponerse. ¿Pero qué pasa cuando la razón fracasa? “Cuando me enteré sufrí una oleada repentina de consciencia. Toda esa que había perdido o que no había tenido en el momento del la relación sexual la tuve ahí, de repente. Me dio miedo, pero enseguida hablé con una amiga para que me acompañara al hospital. Ya estaba jugado y tenía que actuar de inmediato”, cuenta Guido. El Hospital General de Agudos J.A. Fernández y el Hospital de Infecciosas Dr. Francisco Javier Muñiz son las dos instituciones más reconocidas a nivel nacional para el tratamiento de infección del VIH. Tras un intenso sermón sobre los riesgos y consecuencias, a Guido le recetaron el tratamiento de profilaxis post exposición.

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El Estado Nacional sancionó en agosto del año 1990 la ley 23.798 –reglamentada un año después–, cuyo primer artículo manifiesta y declara de “interés nacional a la lucha contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, entendiéndose por tal a la detección e investigación de sus agentes causales, el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, su prevención, asistencia y rehabilitación, incluyendo la de sus patologías derivadas, como así también las medidas tendientes a evitar su propagación, en primer lugar la educación de la población”. Este decreto fue complementado en el año 1995 con la ley 24.455 haciendo extensiva la responsabilidad a obras sociales, y en el año 1996 con la ley 24.754, a las empresas de medicina prepaga. El PPE (o PEP por sus siglas en inglés) consta de la toma de una combinación de drogas luego de haber sido expuesto al virus. Los medicamentos son antirretrovirales (ARVs) y deben ser inmediatamente ingeridos para que la exposición no resulte en infección. La variable del tiempo influye de manera directa, por lo que es indicado actuar antes de las 72 horas para que la profilaxis sea efectiva. De todas formas este porcentaje es del 89%, no asegura la erradicación completa.

¿Cómo es el PPE?

Me recetaron dos drogas para que tomara durante un mes religiosamente. Me recetaron Kaletra (un inhibidor de la proteasa) y 3TC Complex (reduce la carga viral del VIH-1 y aumenta el recuento de células CD4+). Las drogas son muy fuertes. Ya sabía por gente que lo había tenido que hacer, pero uno siempre minimiza esas cosas cuando no las vive. Cuando me tocó a mí me di cuenta que no era algo simple, que el malestar físico era intolerable. Tuve náuseas muy fuertes, dolores de estómago, diarreas constantes. Me faltaba la energía, con el agravante del insomnio, que se tornó insoportable. Dicen que son síntomas habituales, que ceden cuando el cuerpo se acostumbra a las drogas. Completado el tratamiento sin desprolijidades el paciente debe hacerse un análisis de sangre para comprobar y esperar que la profilaxis haya funcionado. En el caso de Guido, el tratamiento encontró lugar dentro en ese afortunado 89% de efectividad.

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El 13 de octubre pasado, Alex Freyre –cuya bio de Twitter versa Pte Archivo de la Memoria de la Diversidad Sexual. Militante DDHH. Dir Ejec Fund. Buenos Aires Sida. Red Arg de Personas Positivas (VIH+). CECCa. Kirchnerista– se despachó con una seguidilla de tweets necrofuturistas dirigidos a Aníbal Pachano, coreógrafo, mediático y massista confeso. Tras el estallido de contestaciones, reacciones de la oposición y la propia vergüenza kirchnerista, Freyre se sometió a la ronda de limpieza obligatoria por programas de radio y TV. Lejos de disculparse y reconocer su responsabilidad por los exabruptos, sus declaraciones no hicieron otra cosa que alimentar a la bestia. “Puede haber una ley de SIDA, pero si no hay dinero, no compran los medicamentos. Si no hay, no hay. A Pachano le digo, que si promueve a Massa, vos te vas a morir, yo me voy a morir. Es como cuando hay un gay que promueve un candidato que nos va a quitar derechos. Yo no estoy sacando a Pachano del placard. Todos sabemos que tiene VIH y que toma medicamentos. Y como apoya a Massa, yo le aviso que se va a morir”.

Desentendido de que la política sanitaria contra la lucha del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida fue sancionada e implementada durante el primer gobierno de Carlos Saúl Menem y continuada hasta el día de hoy a pesar de los cambios de presidentes y de las políticas socioeconómicas, Alex Freyre plantea entonces una estúpida e inexacta ecuación: kirchnerismo o muerte. La excusa para semejante posicionamiento fueron las políticas económicas que plantea el candidato Sergio Massa – entre las que menciona el pago a los fondos buitres –. Hacer futurología con la salud de la población es sembrar una especie de terror colectivo, diseminar la paranoia y utilizar la enfermedad para levantar una pancarta política destructiva, incluso en detrimento del partido al que siente representar. Los dichos de presidente del Archivo de la Memoria de la Diversidad Sexual generaron la amonestación incluso de Aníbal Fernández, figura estaca y viga comunicacional del oficialismo: «El retroviral va a venir al país con cualquier gobierno porque nadie es, o no reconozco a nadie que sea tan tarado como para pensar una cosa semejante». Tarde para aclarar lo oscurecido, Freyre de expide “¿Cómo voy a desear que alguien muera? (..) Yo no pretendo asustar, no soy agorero”. Alex Freyre se empeña en sostener un tipo de discurso – totalmente carente de argumentos e inundado de especulaciones– de derechas. Usando el aval y el escudo de también tener también VIH y siendo perteneciente a la minoría homosexual por la que milita, queda su derrape en evidencia y no eximido de haberse pronunciado negativamente sobre sus incumbencias públicas. Esta especie de fenómeno aplica a diferentes personalidades que gracias a la mejora de su calidad de vida y reconocimiento por parte del tipo de política inclusiva, se expresan con ignorancia y ansias generalizadoras.

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¿Qué relación guarda el virus del VIH con la homosexualidad? Carlos Mendes, autor de Sida y poder (Editorial Mansalva) afirma en una entrevista publicada en noviembre del 2012 en el diario La Nación que “el virus del VIH y la homosexualidad están directamente vinculados. El SIDA existía en África antes pero el mundo lo ve hasta que aparece en la comunidad homosexual del primer mundo: EEUU y Europa central. Son los gays los primeros que aparecen afectados por el VIH y eso visibiliza la infección en el mundo”. En Argentina, el tratamiento retroviral es equivalente al de una política sanitaria del primer mundo. Aunque circule información sobre la subejecución del presupuesto nacional para esta atención, la medicación existe, la estructura está. “Recibí la atención y todas las dosis de manera gratuita en el Hospital Fernández, el servicio funciona bien”, cuenta Guido.

La mala propaganda perdura y la educación preventiva no es suficiente. Si el cuerpo tiene invariablemente una dimensión pública, no se entiende entonces y no cierra por ningún lado que un Estado vaya a desentenderse con tanta levedad de algo de lo que ya es responsable y que afecta a un minoría activa que conquista cada vez con más ímpetu los derechos que les correponden. “La ignorancia es una forma acabada de la maldad. Hoy en día, con todos los recursos que tenemos, producir ignorancia es producir maldad en el sentido de que el ignorante por su propia ignorancia obra equivocadamente y, a la vez, al obrar así hace daño”, señala Mendes. Entonces, ¿es verdaderamente posible dar marcha atrás en caminos tan estrechos y sensibles como este? ¿Será el próximo presidente tan tarado y negligente? Llegado el momento se ejercerán los derechos cívicos, la pulseada de la democracia. Mientras tanto será menester ignorar la ignorancia/////PACO