«Creo que necesitamos soñar despiertos… como en las películas».
Alessandro Michele, director creativo de Gucci
Desde que Alessandro Michele desembarcó en Gucci, la firma le ha aportado a la industria de la moda algunos ingredientes invaluables en términos financieros: el renacimiento del deseo y la urgencia por adquirir. Reinterpretando el movimiento hippie de los 70 y el punk de los 80, por nombrar solo algunas de las pistas que el diseñador deja entrever en cada nueva colección, Michele ha logrado que la marca dé un paso al costado de su zona de confort, y uno al frente en el mapa del diseño mundial. Michele llevaba doce años en Gucci antes de ser nombrado director creativo. Primero trabajó bajo las órdenes de Tom Ford y después con su sucesora, Frida Giannini, en donde tuvo responsabilidad directa sobre los artículos de cuero, zapatos, joyas y colecciones de origen. Cuando Giannini fue expulsada de la marca por la preocupante baja en las ventas que venía padeciendo Gucci a lo largo de los últimos años bajo su dirección creativa, el nombre de Alessandro Michele resonó fuerte como el mesías que podía subir a Gucci a la ola de los nuevos tiempos.
Cuando Giannini fue expulsada por la preocupante baja en las ventas de Gucci, el nombre de Alessandro Michele resonó fuerte como el mesías.
Las pocas temporadas que el diseñador italiano, nacido en Roma en 1972, ha subido a las pasarelas, han sido suficientes para reformular la identidad inequívoca que la marca viene sosteniendo desde su nacimiento, en 1921, y engrosar la cuenta bancaria de los accionistas de la firma italiana. Con la habilidad de un mago, ha logrado que cualquiera que vea una prenda la identifique al instante no sólo como Gucci, sino como «Gucci, de Alessandro Michele». En el juego de las sillas en el que se ha convertido el mapa del diseño de primeras marcas, este “diseñador de alquiler” viene probando que, en el mundo del lujo, la lealtad puede ser reemplazada exitosamente por la oportunidad. Si en 2014 el informe del think tank de tendencias K-Hole creó el concepto normcore, posicionando los básicos en el frente de batalla y las prendas “normales” como forma privilegiada de vestir, y lo colocó en lo más alto de las tendencias de la industria, desde 2015 se apuesta al extremo opuesto. Lo nuevo es el caos: mezcla impensada de colores, fantasía lúdica, libertad de acción, experimentación, el sentir sobre el pensar. Este caos mágico se presenta como una macrotendencia global impulsada especialmente por los millenials y que encuentra en figuras como Miley Cyrus, Tavi Gevinson y Grimes, sus referentes naturales. Este romántico desprecio por el sobre análisis que abraza los guardarropas vintage de las abuelas y los combina con estampas espaciales y telas tecnológicas, parece ser una aproximación adecuada para comprender de qué va el nuevo Gucci. El caos absoluto al que Michele nos invita a adentrarnos posee una armonía visual impecable si nos animamos a analizar las colecciones a través de una mirada holística. El todo por sobre las partes.
El caos absoluto al que Michele nos invita a adentrarnos posee una armonía visual impecable.
En poco más de un año como director creativo de la firma italiana, Michele ha logrado que tanto las prendas como los accesorios tengan el mismo grado de protagonismo en la conceptualización general de sus colecciones, y que la ironía y el aturdimiento visual sean los conceptos primordiales que engloban cada uno de sus desfiles. Con serpientes que se retuercen en las espaldas de los abrigos, abejas que pululan en los sweaters, anillos lúdicos en todos los dedos de las manos, lentes king size que se arman y desarman como un juguete para niños y zapatos repletos de gadgets, como tachas y pompones, Michele remasteriza ingredientes de la estética punk, hippie, nerd, hipster y preppy, y los combina con explosiones cromáticas, experimentación creativa, artesanía textil de lujo y algunos toques del histórico Gucci, creando una nueva estética que evade todos los intentos de encasillamiento posibles. Como un homenaje inintencionado a Iris Apfel, la octogenaria pionera de esta tendencia, la excentricidad es llevada al extremo.
Como un homenaje inintencionado a Iris Apfel, la octogenaria pionera de esta tendencia, la excentricidad es llevada al extremo.
Este mes pudimos ver la colección femenina Resort y la colección masculina Spring 2017, a cargo de Michele desde enero de 2015. Uno de los puntos de contacto entre ambas colecciones, que otras firmas también vienen implementando, es la combinación de modelos femeninos y masculinos sobre la pasarela. La línea divisoria de las prendas según el sexo hace un tiempo que se ha vuelto una regla difusa, y Michele es sin dudas uno de los abanderados de esta nueva intencionalidad estilística. Las camperas de denim masculinas, de estilo noventoso, llevan románticas rosas bordadas y recortes animal print. Los trajes de saco y pantalón, de una artesanía italiana impecable, son confeccionados en colores pasteles y telas con brillo. La piel de los modelos se presenta perfectamente lisa, enarbolando la androginia como un estandarte democrático, y las leggings de encaje son acompañadas por bermudas y medias deportivas.
Michele roba corbatas Gucci y moños del guardarropa masculino y las combina con prendas de corte matemático y bordados de animales salvajes.
Por otra parte, Michele roba para las chicas de Gucci corbatas y moños del guardarropa masculino y las combina con vestidos y faldas tableadas de estilo deportivo, prendas de corte matemático y bordados de animales salvajes en las prendas más naif del repertorio, poniendo sobre el ojo de la tormenta una tensión inagotable de opuestos que se atraen. La feminidad nunca es dejada a un lado en el juego del caos: vestidos vaporosos con escote profundo, confeccionados en la paleta cromática de las piedras preciosas, saltan de la pasarela a la alfombra roja de las premiaciones internacionales en menos de lo que canta un gallo. En un intento desesperado por comprender el recorrido creativo del nuevo niño mimado de Europa, las pistas indican que cuando todo compite por llamar la atención, el resultado es armoniosamente caótico. Según Michele, nada es protagonista porque todo lo es.
La democracia conceptual del estilo que propone esta nueva tendencia global, no tiene su correlato en la “democracia real” de la industria.
La democracia conceptual del estilo que propone esta nueva tendencia global, donde ningún ítem prevalece por sobre otro en el conjunto general, donde los diseñadores mezclan a las mujeres con los hombres, donde las prendas no tienen género y el rosa no es más exclusivo de las nenas, no tiene su correlato en la “democracia real” de la industria. Es difícil pensar que el mundo de la moda pueda alguna vez eludir que, a las conceptualizaciones de igualdad y acceso total que propone en términos textiles, siempre se le pare delante con pie de plomo un espejo que ponga en evidencia su doble comando. De todos modos, por lo que pudimos observar en lo que va de 2016, parece que el caos mágico y Alessandro Michele son los elegidos para dar una respuesta aproximada al histórico interrogante que sobrevuela el mundo del diseño ¿La moda debe ser un elemento funcional o fantástico? Todos queremos usar sin dejar de soñar, resignificar el pasado mirando al futuro, dejarnos llevar por el impulso en lugar de sobre analizar, y Gucci lo logró/////PACO