It´s finally here. El primero de febrero empieza el ejercicio electoral más hermoso del mundo, las primarias del partido Republicano. Y las de este año prometen ser, si ya caóticas, especialmente picantes. De movida tenemos la interna más abierta en la historia del GOP, con 17 candidatos que superan los 15 registrados en la interna republicana de 1948 y los 16 de la interna demócrata de 1972 y 1976. Sin embargo, con chance hay cinco (en realidad, tres): Donald Trump (34%), Ted Cruz (20%) y Marco Rubio (11%), según la última encuesta de preferencia de Fox News. De los tres en carrera (o de un improbable cuarto tapado) saldrá el próximo presidente de los US, sabiendo que Hillary se derretirá en la carrera hacia la White House –ya lo dijo Sarah Pallin. Por eso antes de dejarnos llevar por el carnaval del caucus les proponemos repasar un poco los perfiles de los candidatos y cómo llega cada uno a Iowa.
- THE D
La sensación es Donald The-Sen-Sa-Tion. El gran personaje animador de la primaria y, a esta altura, del long-run hasta la presidencia, consiga o no la nominación por su partido (cosa que puede o no suceder). Trump anunció su candidatura el 16 de junio y con su estilo incendiario le alcanzó para hacer una rápida escalada y desdibujar a quien en ese momento parecía el candidato natural del RP, el plomo de Jeb Bush, que comenzó ese maravilloso día su lento declive hasta su 4% actual. Donald apareció en el escenario como una supernova: incorrección política, pedantería, dudoso gusto personal y un gran slogan de campaña, “make America great again”. Su condición de candidato outsider (es decir, que llega por fuera de las estructuras partidarias del republicanismo y sin haber ocupado hasta ahora un cargo público) y su magnético carisma, por decirlo de alguna manera, le alcanzó para capitalizar el hastío social en las capas populares white trash del sur y el midwest que muy rápido lo proyectó hacia los primeros lugares de los sondeos de intención.
El primero de febrero empieza el ejercicio electoral más hermoso del mundo, las primarias del partido Republicano.
Desde el momento en que se postuló por primera vez la prensa norteamericana, el establishment del partido y un servidor (que en estas épocas me siento hermanado en expectativas a esas dos poderosas entidades) nos sentamos a esperar el colapso de la campaña de Trump, un fenómeno que aún hoy se sigue demorando. “Inicialmente percibido como un candidato de protesta o de broma, dice Joaquín Harguindey en este excelente artículo, el magnate inmobiliario ha logrado romper las reglas que generalmente condenan a las campañas extrapartidarias a un período breve en el ojo público antes de explotar por amateurismo”. Harguindey menciona dos problemas fundamentales, sin embargo, en la candidatura de Donald Trump: a) su caudal electoral parecería haber tocado el techo y ya no tendría ningún lugar hacia donde crecer, y b) su electorado está constituido por ese tipo de conservative born & raised que jamás se molesta en ir a votar el día de la elección.
La Gran D tiene un serio inconveniente: su candidatura es muy resistida por el establishment del Partido Republicano por exactamente todos los motivos que lo hacen popular.
Ambos motivos son reales y tienen cierto peso, pero incluso si lograse estabilizar y hacer crecer su en apariencia poderoso pero en realidad volátil caudal de votos La Gran D tiene un serio inconveniente adicional: su candidatura es muy resistida por el establishment del Partido Republicano por exactamente todos los motivos que lo hacen popular entre la base electoral del GOP. Los ejemplos abundan: desde el twett de John Weaver (@JWGOP), asesor del prestigioso –y determinante dentro de la estructura del RP– John McCain y parte de la campaña de Kasich el día del primer debate de candidatos en la primaria, “Imagine a NASCAR driver mentally preparing for a race knowing one of the drivers will be drunk”, hasta la tapa del reciente número especial del National Review, la publicación que mejor expresa el sentir de la jerarquía del partido, que la semana pasada imprimió en grandes letras doradas “Against Trump”.
- TED CRUZ
Tanto odia la burocracia del Republican Party a Donald que una de las posibilidades que barajan es apoyar a otro candidato igual de resistido que Trump: el segundo en las encuestas de intención de voto Ted Cruz, senador por Texas y una de las personas más odiadas del mundo si nos remitimos al hecho de que hasta ahora no consiguió ni un puto endorsment dentro de la estructura partidaria, lo que hace sospechar que no es precisamente el amor de sus fellow republicans lo que lo caracteriza. Con un discurso fuertemente religioso, una campaña virulenta en contra del Federal Government y el establishment de Washington, Ted Cruz es percibido como una versión de Donald Trump apenas más orgánica al partido; el típico emergente de la derecha blanca y populista del Tea Party, aunque un poco más refinado.
Tanto odia la burocracia del Republican Party a Donald que una de las posibilidades que barajan es apoyar a otro candidato igual de resistido que Trump.
Sin embargo nadie adentro del GOP se lo banca (en serio), con lo cual la posibilidad de que ese apoyo de la cúpula con el que cuenta para pasar al frente nunca llegue. De hecho el gobernador de Iowa (republicano) Terry Branstad twiteó hace dos semanas que “Ted Cruz must be defeated” y Peter King, representante por Nueva York, comentó “Between Trump and Cruz it’s not even close. Cruz isn’t a good guy, and he’d be imposible as president. People don’t trust him. And regardless of what your concern is with Trump, he’s pragmatic enough to get something done. I also don’t see malice in Trump like I see with Cruz.”. Trump aprovechó la marea y publicó en Twitter: “Big shoker! People do not like Ted”.
- MARCO RUBIO
Y luego está mi preferido, Marco Rubio, que es un candidatazo incluso para los demócratas: hijo de cubanos, senador por el estado de Florida (un estado clave en la estrategia electoral presidencial), joven, inteligente, cosmopolita, Rubio tiene que vivir a la altura de su promesa: ser el Obama republicano. Su estilo cool, su excelente formación en economía y relaciones internacionales y su muy buena relación con el establishment partidario –de quien es hijo– lo transforman en el candidato con mayor proyección. O al menos esa es la expresión de deseo de los burócratas del GOP que apuestan todas las fichas al “new american century”, tal es el slogan de campaña de Rubio. Una cosa es cierta: Rubio es el único candidato al que le tiene miedo Hillary Clinton porque es el único capaz de seducir a las amplias capas de votantes abúlicos, apolíticos o simplemente sin preferencia estable del Midwest y la West Coast mientras, a la par, suma el caudal electoral del republicanismo clásico, esas capas populares de barbudos que llevan semanas sin bañarse y anuncian el fin del mundo con una pancarta en una esquina de un pueblo llamado Chatanooga o lo que sea.
Trump aprovechó la marea y publicó en Twitter: “Big shoker! People do not like Ted”.
La apuesta de Rubio es mostrarse como una renovación del partido Republicano y sincronizar con ese espíritu contracultural tan norteamericano: “While our people and economy are pushing the boundaries of the 21st century, too many of our leaders and their ideas are stuck in the twentieth century”, dijo Rubio en una de sus primeras charlas en la gira pre caucus de Iowa. “They are busy looking backward, so they do not see how Jobs and prosperity today depend on our ability to compete in a global economy. So our leaders puts us at a disadvantage by taxing, borrowing and regulating like it’s 1999”. Luego dio una brillante definición de Hillary Clinton el día después en que anunció su voluntad de participar en las primarias del Partido Demócrata: “just yesterday, a leader from yesterday began a campaign for President by promising to take us back to yesterday. But yesterday is over, and we are never going back.” En esta línea, Marco Rubio es definitivamente el único candidato de los tres de arriba que es “presidencial”.
- EL CALENDARIO
Dicho todo esto, la espera queda del lado de quién arrancará triunfando en las primeras instancias de la primaria que se inicia el 1 de febrero con el caucus de Iowa, sigue el 9 de febrero en New Hampshire, el 20 en South Carolina y el 23 en Nevada antes del plato fuerte del Super Tuesday del 1 de marzo. Iowa tuvo históricamente una tendencia a elegir candidatos de la derecha religiosa que en general tienen poca proyección nacional. De hecho, excepto en 2004 cuando George W. Bush (que dios lo tenga en la gloria) barrió el caucus casi sin oposición en su camino a la reelección, en general el candidato que triunfa en Iowa tiene más bien un valor simbólico porque este es un estado que no suele elegir ganadores.
La apuesta de Rubio es mostrarse como una renovación del partido Republicano y sincronizar con ese espíritu contracultural tan norteamericano.
Lo que sí, quien gane acá puede esperar tener un papel digno en otros estados del Bible Belt como Alabama, Kansas, Louisiana, Mississippi, Missouri o Tennesse, o estados fronterizos pero también fuertemente religiosos como Minnesota. Probablemente Cruz sea el que corre con más ventaja acá. New Hampshire en cambio tiene un mejor registro de elegir ganadores, pero definitivamente no es muy representativo del paladar republicano porque en general se caracteriza por un electorado muy volátil, compuesto por ese tipo de “social conservative” que le gusta un gobierno mínimo y odia pagar impuestos –y no es tan religioso. Acá ganó John McCain en 2008 y Romney en 2012 y me parece que en este caso, si quiere tener chances reales, es importante que Rubio obtenga un triunfo importante acá o al menos una performance buena que lo posicione.
South Carolina, el tercer estado en la línea, ya sí es un poco más represenativo del electorado republicano a nivel nacional.
South Carolina, el tercer estado en la línea, ya sí es un poco más represenativo del electorado republicano a nivel nacional. Todas las facciones están acá, de alguna u otra forma: los conservadores rurales que odian los derechos civiles a los big-government democrats, los conservadores más anti impuestos que se alinean con el ala más pro-business del partido y grandes capas de ex milicos con una visión fuerte acerca de los problemas de inmigración y medio oriente. Este es el Estado donde la burocracia del GOP espera una mala performance de Trump (y una buena de Rubio, aunque el que tiene más chances de Cruz) que actúe como “firewall” para la prolongación de las expectativas del real state mogul, como le dicen las revistas. Tres días después llega Nevada, que es un estado hermoso e impredecible porque está repleto de mafiosos, hispanos, anarquistas y drogadictos. Probablemente le vaya bien a Trump. Y si llegaron al primero de Marzo tenemos el Super Tuesday que es la primer jornada de votación masiva en 12 Estados: Alabama, Alaska, Arkansas, Georgia, Massachusetts, Minnesota, Oklahoma, Tennessee, Texas, Vermont, Virginia y Wyoming. Pero ya va a haber tiempo para que les tire la posta sobre eso también/////PACO