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Tokio. Especial para @RevistaPaco. Mayumi Saito, una mujer de 53 años oriunda de la prefectura de Osaka, se entregó a la policía el pasado lunes 20 de noviembre y confesó haber dejado morir y haber sepultado a cuatro bebés entre los años 1992 y 1997, período en el cual habría atravesado severas dificultades financieras. Al allanar su casa, la policía encontró cuatro baldes rellenos con cemento solidificado que fueron llevados de inmediato a sus laboratorios forenses. A través de la técnica conocida como virtopsia (un análisis de imágenes mediante la radiología digital), la policía confirmó la presencia de cadáveres de infantes en cada uno de ellos.
La mujer vivía junto a su hijo en una habitación de una residencia para familias en el barrio de Takayanagi, en la ciudad de Neyagawa (prefectura de Osaka). Si bien la reglamentación vigente establece que el abandono de cuerpos proscribe pasados los tres años de ocurrido el siniestro, la mujer fue arrestada por haber transportado dichos cadáveres al mudarse de su antigua residencia a la actual, en el año 2015. La policía encontró los baldes en cajas de cartón selladas dentro de un armario de la casa. Están ahora a la espera de la resolución judicial que les permita fragmentar el cemento para investigar con mayor profundidad los restos. Informaron también que se desconoce exactamente la razón de por qué la mujer se entregó. Tampoco se ha difundido una foto de su rostro.
Según medios locales, la señora Saito confesó haber dejado de cuidar a sus hijos tras resultarle imposible mantenerlos. “Tenía dificultades económicas desde hacía mucho tiempo. Pensé incluso en matarlos, pero eran los niños que yo misma había criado; no podía. No tuve a quien más recurrir. Tampoco pude jamás deshacerme de ellos”. Se manejan otras dos hipótesis: que la mujer fue obligada a cometer los crímenes por parte de sus anteriores parejas o que se arrepintió de ser madre y no optó por no realizarse una interrupción del embarazo. Por su parte, los dueños de su actual residencia declararon que estaba retrasada en el pago de su alquiler. Los vecinos, asimismo, declararon haberse enterado del hecho por televisión y estar en estado de absoluta sorpresa porque algo así ocurriera en su barrio. No existen aún testimonios que permitan aclarar otras incógnitas: quiénes eran los padres de las criaturas, si tuvieron algún tipo de incidencia en los crímenes o si su hijo sabía de estos hechos, entre otros puntos.
Que los 90s fue una época de dificultades económicas para un amplio sector de la sociedad japonesa no es un dato siempre difundido entre los países de Occidente. Los historiadores económicos suelen llamar a este período la “década perdida” de la economía japonesa, siendo una consecuencia directa del estallido de la burbuja financiera e inmobiliaria que sumió al país en una depresión de casi veinte años. Sus efectos fueron: la rotunda caída del PBI, la reducción de salarios, la pérdida de derechos laborales, la masificación de trabajadores temporarios y/o free-lance, que hoy se estima constituye un tercio de la mano de obra total del país. Desde el 2012, el gobierno de Shinzo Abe puso en marcha las así llamadas Abenomics, una serie de estrategias que busca flexibilizar la política fiscal para ampliar la inversión pública, mejorar la política monetaria para estimular las exportaciones y realizar una serie de reformas estructurales para garantizar el crecimiento económico (esto último se tradujo, por el momento, a la suba de impuestos).
Considerado desde otra óptica, el caso resalta otras particularidades de la sociedad japonesa actual. En Japón, un 70% de las parejas casadas han declarado que usan preservativos al momento de tener relaciones sexuales, pero ésta cifra desciende a un 45% cuando se trata de relaciones extramatrimoniales, precisamente aquellas que más riesgo acarrean de contraer enfermedades o quedar embarazada. Por otro lado, la píldora-del-día-después y otros anticonceptivos no fueron legales en Japón sino hasta 1999, en gran parte por la presión de la industria del Viagra (la cual fue legalizado meses después). Sin embargo, aún hoy existen médicos que desalientan el uso de dichos medicamentos. En repetidas ocasiones, esto se explicó a través de otra estadística: el 35% de las japonesas declaró haberse realizado un aborto ilegal (frente al 25% de Estados Unidos, por ejemplo), práctica reservada para la ley, como en muchas partes del mundo, a mujeres locas, violadas o menores de edad. [Datos obtenidos de Kingston, Jeff: Critical Issues in Contemporary Japan, 2014].
Las consecuencias de una sociedad que ha sepultado, también, sus problemáticas sociales durante añares, salen hoy a la vista en el Japón contemporáneo. Este caso parece servir como ejemplo a quienes abogaban por esto último.////PACO