[Este artículo fue publicado originalmente en el sitio de CNN el miércoles 10 de septiembre, antes del discurso que el presidente estadounidense, Barack Obama, dio en vísperas de la conmemoración del décimo tercer aniversario del 11S. Newt Gingrich es uno de los presentadores del programa Crossfire de CNN. Es autor del libro Breakout: Pioneers of the Future, Prison Guards of the Past, and the Epic Battle That Will Decide America’s Fate. CNN publico este breve artículo con la leyenda: «Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las del autor.» Traducción de Bibiana Ruiz / @misojosxelmundo]
El presidente Barack Obama tiene una oportunidad única el miércoles [10 de septiembre].
Los estadounidenses se despertaron con el video de las decapitaciones de dos de sus periodistas. Muchos se han enojado también por los asesinatos de cristianos y otras minorías cometidos por los radicales islamistas.
Los estadounidenses se están dando cuenta de que la jugada completa de los islamistas radicales (desde Boko Haram en Nigeria, pasando por Hamas en Gaza, hasta el Estado Islámico en Irak y Siria) es peligrosa para ellos y para nuestra civilización.
Los estadounidenses saben que trece años de esfuezos -bajo el mandato de dos presidentes- fracasaron al no poder vencer al Islamismo más radical. De hecho, esas fuerzas son más poderosas, están más desparramadas y son más peligrosas que lo que ellos eran hace trece años. Las estrategias del pasado fallaron.
Tal como describiera Richard Cohen -en su artículo para el Washington Post- la amenaza del grupo que se hace llamar Estado Islámico: “Los Nazis han regresado –vestidos de manera diferente, hablando una lengua diferente y matando por diferentes motivos pero también por lo mismo: intolerancia, odio, excitación y porque pueden”.
Él concluyó: “La decapitación de James Foley y los estragos que causa el Estado Islámico son la vuelta del mal, el mal que puede ser entendido sólo como algo más allá del entendimiento. Hay que eliminarlo.”
Preguntas para Obama
Debido a que se trata de temas de vida o muerte, y de amenaza de muerte por parte de los enemigos declarados públicamente, los estadounidenses escucharán el discurso del miércoles por la noche con gran interés. Este discurso tiene potencia para trascender el partidismo y unir a los norteamericanos contra un enemigo común.
Para que las políticas del Presidente tengan éxito se necesitará más de un discurso.
El primer paso, sin embargo, tiene que ser un discurso competente, no-partisano y nacional del primer mandatario.
Un discurso competente, no-partisano y de seguridad nacional será una nueva base para Obama.
La víspera del décimo tercer aniversario de los ataques del 11S es el momento perfecto para que el presidente muestre un liderazgo real y una a los estadounidenses contra un enemigo en común.
Acá hay algunas preguntas clave que los ciudadanos podrían preguntarse a sí mismos mientras escuchan el discurso:
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¿Cómo define el presidente la naturaleza del enemigo? ¿Es geográfica o ideológica? Los objetivos fundamentales, ¿tienen que ver con los territorios de Irak y Siria o con un sistema de creencias “venenosas” sin fronteras? Cualquier enfoque estrecho sobre Irak y Siria está condenado al fracaso.
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¿Puede Obama forzarse a describir la intensidad religiosa de nuestros enemigos? ISIS y sus aliados están profundamente motivados por la religión. Negarse a admitirlo debilita cualquier estrategia para vencerlos.
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¿Qué cosideraría el presidente como una victoria? No será una estrategia exitosa si no se trata de la derrota completa del Islamismo radical. Hablar sobre “manejar el problema” o “contenerlo” es una concesión de la derrota. Cada día, el Estado Islámico, Hamas, Boko Haram, Al Qaeda y sus aliados sobreviven, reclutan nuevas personas, desarrollan nuevas técnicas y se vuelven más peligrosos.
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¿Cómo intenta derrotar a los más de diez mil terroristas de más de cincuenta países que están peleando con ISIS? ¿Y cómo da cuenta de que la amenaza es en cincuenta países y no en dos?
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¿Cuál es su estrategia para derrotar a los terroristas y reclutadores que sabemos (ahora) que son de Estados Unidos? El Primer Ministro inglés, David Cameron, propone importantes restricciones para los islamistas radicales en viajes y otras actividades dentro del Reino Unido. ¿Cómo propone Obama contrarrestar a los posibles terroristas estadounidenses?
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¿Está preparado para responder con más recursos militares, los cuales está usando en más y más lugares mientras recorta el presupuesto? Es imposible tener una estrategia de derrota seria sobre el Islamismo radical sin un incremento en la financiación militar a menos que planee transformar el Pentágono completamente. ¿Presentará tal pedido de financiamiento al Congreso?
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Su estrategia, ¿está diseñada para alcanzar la victoria de manera rápida y decisiva? Hay rumores de una campaña de tres años. Sería absurdo. En tres años, los Islamistas radicales habrán reclutado mucha más gente en más países. A Estados Unidos le llevó tres años y ocho meses derrotar a la Italia fascista, la Alemania nazi y el Japón imperial después de los ataques de Pearl Harbor. Tardar tanto en derrotar al Estado Islámico sería un ejercicio de autoderrota de la timidez.
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¿Pretende el presidente liderar la lucha contra el Islamismo radical o solamente apoyar a quienes él cree que deben guiarla? Si el Islamismo radical y el Estado Islámico son amenazas mortales para Estados Unidos y sus ciudadanos, tenemos que derrotarlos, aun cuando Irak sea incompetente, Siria una dictadura y los europeos, tímidos. Esta tiene que ser una coalición guiada por Estados Unidos, no una coalición que guíe a Estados Unidos. ¿Qué está describiendo Obama?
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¿Cuáles son sus planes de diálogo prolongado con los estadounidenses para lograr suficiente apoyo como para que la estrategia pueda ser sostenida por aprobación popular hasta que se llegue a la victoria? Un discurso, una vez, es un comienzo, no un programa para alcanzar la victoria.
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¿Buscará autorización del Congreso para el plan que delinea? Esto es decisivo porque el conflicto debe ser la guerra “del país”, no la guerra de Obama, y un voto en el Congreso legitimizará su acción.
Si el presidente logra tener éxito en estos diez puntos, habrá dado un discurso histórico. Si falla en más de uno o dos, entonces está proponiendo otra fórmula para la derrota.
Usted puede analizar y decidir por sí mismo.///PACO