Son muchos los fantasmas que recorren a Europa en los últimos años. Está el fantasma espectacularmente amenazante y dañino del terrorismo islamista. También el fantasma de la desintegración del proyecto político de la Unión Europea. Y el espectro mucho más carnal de las masas de refugiados que se internan en el continente para dejar atrás las guerras civiles que destruyeron a Libia y Siria. Pero por sobre todas estas amenazas, lo que planea es el espectro de la Gran Recesión iniciada con el colapso financiero de 2008. Es el desempleo, la precarización del trabajo y el desvanecimiento de las perspectivas de mejora social, aún en países que han preservado sin enormes ajustes sus estados de bienestar, lo que hace crujir los cimientos de un continente que hace apenas quince años se pensaba a sí mismo como el territorio donde el desarrollo económico podía convivir con la protección social. Y sí desde 2011 en España, por ejemplo, los indignados pudieron articularse en sus luchas contra las políticas de «austeridad» de los gobiernos y la UE, dando paso a alternativas electorales construidas desde las bases como Podemos, en otros países, como Francia, que en ese mismo año votaba a un presidente de izquierda después de largos años de conservadurismo, parece haber llegado el momento en que las expectativas de cambio chocan definitivamente con la realidad.


“Nosotros somos el poder” es una de las tantas consignas alzadas por los jóvenes franceses que mantienen viva la movilización social conocida como Nuit debout, traducida como «noche en pie». Si bien la reforma laboral propuesta por el gobierno de Francois Hollande, que habilita una mayor precarización del trabajo y abarata el costo de los despidos, fue el puntapié que reunió a los parisinos en la Plaza de la República el 31 de marzo, el movimiento, que se extendió por muchas ciudades, reivindica el poder del pueblo y critica las enormes desigualdades sociales. Inspirados en el 15M de los españoles indignados, los jóvenes franceses ponen en evidencia la crisis de los partidos políticos tradicionales, con los cuales no se sienten identificados. No hay líderes, ni banderas de partidos políticos. El movimiento de los indignados franceses se reúne cerca de las 18 horas en las plazas más importantes de cada ciudad y todos juntos deciden en una asamblea general día a día como continuar la lucha. Todos los ciudadanos que se acercan pueden tomar la palabra y pararse frente a la ronda de cientos de personas que se reúnen cada tarde. Según
Julien Bayou, uno de los participantes, el movimiento está en construcción, el deseo de los participantes es encontrarse a debatir y hay un rechazo generalizado por la democracia estrecha y poco representativa.

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El movimiento está en construcción, el deseo de los participantes es encontrarse a debatir y hay un rechazo generalizado por la democracia estrecha y poco representativa.

“La asamblea general termina cerca de las 20 y luego nos separamos en grupos pequeños para trabajar, debatir e instruirnos en temas precisos. En algunas ocasiones nos volvemos a reunir en asamblea general a partir de las 22 hasta medianoche. En otras oportunidades proyectamos películas políticas como Merci Patron de François Ruffin. Esta película se convirtió en un símbolo para Nuit Debout porque trata sobre la lucha victoriosa de un grupo de obreros contra uno de los hombres más ricos de Francia, Bernard Arnaud, propietario de LVMH”, cuenta Marc Vidal, un joven francés de 26 años. Él participa del movimiento en Toulouse, es abogado, pero está sin trabajo. En las comisiones de debate se tratan diversos temas como: globalización, educación, agricultura sostenible y juegos de roles, es decir piensan que medidas tomarían si fueran el primer ministro. “Yo participé de la Comisión de Educación. Ahí escribimos una carta con propuestas para una mejor educación a la ministra”, cuenta Marion Groues de Lyon.

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La ocupación de la Plaza de la República manifestó la indignación con la evolución social del gobierno de izquierda del presidente Francois Hollande y también se convirtió en una protesta en contra del sistema político institucional.

“La ocupación de la Plaza de la República manifestó la indignación con la evolución social del gobierno de izquierda del presidente Francois Hollande y también se convirtió en una protesta en contra del sistema político institucional. Los participantes son jóvenes, la mayoría de clase media inferior. No son obreros, ni jóvenes de los suburbios, tampoco parte de la burguesía. Es gente que cuenta con capital intelectual fuerte y capital económico medio o bajo”, explica Yves Sintomer, doctor en ciencias políticas y profesor de sociología en la universidad de Paris VIII. Hoy uno de los desafíos de los activistas es incluir en el debate público a jóvenes de los suburbios. A partir de los atentados que tuvieron lugar en la capital francesa, Sintomer destaca el avance de una tendencia autoritaria en la política. Dice: “hay una concentración del debate público en torno a un peligro bastante imaginario del islamismo. El Estado Islámico no es imaginario, pero la idea de que la identidad francesa corre peligro no es cierta. Todo esto provoca una reacción  en los jóvenes en contra de la tendencia autoritaria. Los participante de Nuit Debout intentan realizar en las plazas jornadas de discusión, hablan cara a cara de los valores y se critica la política tradicional”. Sintomer cree que la movilización francesa es más limitada que el 15 M en España porque en ese caso la mayoría del pueblo estaba de acuerdo con los activistas. “Las personas que ocupaban las plazas españolas eran cientos de miles, la movilización en Francia, de momento, no llega a este tamaño”, agrega.

Les-responsables-de-Nuit-debout-doivent-demander-aux-participants-de-se-disperser-a-1h

El objetivo es hacer comprender que no hay que tener miedo y es justo revitalizar el debate ya sea a través de las redes o en las asambleas.

Una particularidad de los movimientos sociales del siglo XXI tiene que ver con las redes sociales. “Yo creo que #NuitDebout es un hashtag positivo en las redes. Nos reúne y pertenece a todos. El objetivo es hacer comprender que no hay que tener miedo y es justo revitalizar el debate ya sea a través de las redes o en las asambleas”, opina Nicola,  parisino y jefe de pequeña empresa. La Nuit Debout tomó ciertas particularidades fuera de la capital francesa. Cuenta Vidal: “En Toulouse la manifestación comenzó el 5 de abril. Si bien, la de París es la más importante en relación a la cantidad personas, se desarrolló un fenómeno impresionante de propagación en pequeñas ciudades. En París las personas duermen en la Plaza de la República, pero esto no ocurre en el resto de las ciudades. Por otro lado, la respuesta del Estado también fue diferente de acuerdo al lugar. En Toulouse no tuvimos ningún problema por la ocupación de la plaza Capitolio. En París y Lyon es más complicado. En la capital, el ayuntamiento decidió desmantelar toda la estructura de la Nuit Debout de la plaza como: la biblioteca, la huerta y la cocina”.

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A la ocupación de la plaza, se suman marchas en contra de la reforma laboral propuesta por Myriam El Khomri, la ministra de trabajo.

A la ocupación de la plaza, se suman marchas explícitamente en contra de la reforma laboral propuesta por Myriam El Khomri, la ministra de trabajo. Como respuesta a las movilizaciones, el gobierno ya realizó modificaciones al proyecto de ley, pero el movimiento estudiantil sigue reclamando que se anule. La ley permite acuerdos dentro de cada empresa para flexibilizar la jornada laboral y permite despedir empleados por motivos económicos. El proyecto de ley de la reforma laboral se encuentra ya en la Asamblea Nacional y será debatido a partir de mayo. Los sindicatos convocaron a una nueva huelga para el 28 de abril. “Tras las modificaciones se convirtió en una ley un poco contradictoria y no tan clara. Detrás de la ley hay una tentativa de cambiar las relaciones laborales en un sentido muy favorable a los patrones y desfavorable a los  trabajadores”, dice Sintomer//////PACO