por @soifer
Damián Bosio tiene 30 años y es CG Artist (Computer Graphics Artist), es decir, su trabajo consiste en el diseño de animaciones por computadora. En su corto Bondis vs. Zombis logró sintetizar algunos temas del estado actual de la cultura pop (los robots gigantes, la temática zombie, el cine de catástrofe) de modo tal de construir un pequeño gran corto que plantea de modo muy interesante la mezcla de lo típicamente estadounidense con lo autóctono. El corto constituye una mini ficción irónica que permite pensar la transculturación que Internet y los nuevos medios han puesto a funcionar de forma centrífuga desde el norte y hacia todo el mundo.
Damián respondió algunas preguntas para Paco.
El surgimiento de Zombis vs. Bondis
En cuanto a mis influencias, soy fanático de Pixar, admirador de Blur Studio y seguidor de Michael Bay. Además, siempre me apasionó el fenómeno del choque de culturas. Mi mayor influencia en ese campo es Cha Cha Cha (Juan Carlos Batman, Potos de película, etc). Por otro lado, venía de hacer un corto sobre una invasión extraterrestre en pleno centro porteño y quería seguir en esa lógica. La idea fue tomar el actual momento del cine norteamericano e insertarlo en nuestro contexto. Así fue que surgieron cosas como:
– Una escena de “Wold War Z” en Moreno y Entre Rios.
– Cambiar a los “Jaegers” por “Bondibots” y meterlos en la cancha de River.
– Cambiar la “S” del nuevo Superman por el “168” del bondi.
Empecé con eso y me di cuenta, escarbando en nuestro costumbrismo, que me resultaba imposible escapar de la política, y así surgieron cosas como:
– Introducir a los bondibots con una clásica caminata en cámara lenta (con el edificio del ministerio de Obras Públicas de fondo) y rematada con el cartel «Los pasajes de este colectivo son parcialmente subsidiados por el estado nacional».
– Ponerlo a Jorge Lanata a investigar una pequeña plaga de 6…7…8… zombies.
Por qué los robots y los zombies como temática
Soy seguidor de The Walking Dead. De hecho, en 2012 hice un corto-homenaje que llamé Crossovers y que ronda por el universo de esa serie. Creo que TWD ha vuelto a poner a este género en lo más alto (como en las épocas de George A. Romero). Por el otro lado, daría la impresión que el fenómeno de los géneros Mecha (robots gigantes) y Kaiju (Monstruos gigantes) va a instalarse, definitivamente, en las pantallas norteamericanas y cuando esto suceda, no va a haber quien lo pare. ¿Por qué? Porque hay una generación (los nacidos en los 80s) que crecimos con todas estas cosas y vamos al cine a ver estas películas (en 3D) con mucha nostalgia.
BONDIS VS ZOMBIS (DAMIAN BOSIO – 2013) from Damián Bosio on Vimeo.
La producción
El corto me tomó aproximadamente dos semanas de trabajo. Tenía un hueco de quince días y me propuse hacerlo en ese tiempo. Fueron días con mi computadora renderizando a todo trapo, parando solo para reiniciar el CPU. Vale aclarar que las locaciones (Moreno y Entre Ríos, 9 de julio y Viamonte, La cancha de River y el edificio del ministerio de obras públicas) ya las había modelado para otros cortos.
Futuras producciones
Tengo una carpeta repleta de proyectos que voy haciendo apenas tengo un hueco. Ese es el beneficio de que tu trabajo sea también tu hobby. Siempre hay algo nuevo para aprender y es muy gratificante verse a uno haciendo cosas que antes no sabía cómo hacer. No quiero adelantar mucho del proyecto en el que estoy ahora, solo voy a decir que todo transcurre en un lugar muy parecido al mundo de la película Avatar, Pandora.
La formación
Desde el comienzo, mi vida parecía predestinada a la arquitectura. Dibujaba y pensaba en arquitectura todo el día.A finales de los 90s, empecé un taller de dibujo y pintura en EAH Arquitectos. También, aprendí a hacer planos en Autocad y a modelarlos en 3D. Lo de los planos no me llamó mucho la atención pero lo del 3D me voló la cabeza. Recuerdo que por aquella época se usaba el 3D Studio VIZ R3 (10 versiones anterior al actual 3Ds Max 2013) y el “Alias” Maya iba por su segunda versión.
También, recuerdo salir del cine (de ver Gladiador) pensando: “loco, me tengo que dedicar a esto” y dos meses después hice un corto de una Naumaquia en el Coliseo.
Cursé un par de años de arquitectura en la UBA pero la dejé (mi mente ya estaba en otro lado). Me anoté en un curso de animación de personajes en Image Campus y después de eso empecé a trabajar en el medio.
Los fierros
Mi equipamiento consta simplemente de: una computadora medio pelo,una segunda computadora que a veces anda,un TV-monitor con control remoto (de esos a los que hay que darle a los botones con mucha fuerza), una vieja lámpara que hace un ruido insoportable ylos típicos auriculares “asegurados” con cinta aisladora (dos de esos).
Las dificultades
Al ser una actividad nueva, siempre hay dificultades. Hay bastante informalidad, pero también hay lugares donde uno puede desarrollar su profesión y “vivir de esto”. Van a existir períodos en los que no tengas trabajo, pero paradójicamente, es increíble lo que uno puede crecer en esos períodos. Depende mucho de uno. Hay que estar alerta, no dormirse, no desactualizarse e ir aprendiendo cosas nuevas. Hay un refrán que dice: «Aprendiz de todo, maestro de nada». Bueno, yo no creo en ese refrán.
El mercado de la animación en la Argentina
Se podría decir que en Argentina, los primeros pasos del cine de Animación 3D se dieron en el año 2010, con el estreno de tres películas: Plumiferos, Cuentos de la selva (en la que trabajé como animador de personajes) y Gaturro. Tres años más tarde se produjo un salto de calidad enorme con Metegol, película que está al nivel de las grandes producciones norteamericanas. Uno no puede más que emocionarse ante tan brutal evolución de una industria que empezó hace no más de cinco años. Soy optimista. Creo que se vienen grandes momentos para la animación nacional.