Dos meses después del inicio de la ola memética, el Ice Bucket Challenge se seca dejando algunas consecuencias interesantes.
El festival del significante: un baldazo de agua helada estaba abrochado a lo inesperado, a lo que no se podía prever. Ahora (y ahora significa estas semanas y poco más) el baldazo de agua helada se asocia a unos simpáticos videos donde celebridades (reales y wannabe) se mojan solidariamente ¿Cómo funciona la nueva solidaridad? Fácil: una vez mojado, el solidario da tres nombres y esos nombres deben, o bien mojarse y donar 10 dólares, o no mojarse y donar 100. Estas reglas, que luego tuvieron algunas variaciones, establecen un marco contradictorio, donde aquello que más importa (el video, lo que se muestra, lo que se reconoce, lo que existe) sea lo que menos dinero deja a la “causa solidaria” de la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica).
El salto del me gusta al dinero: el viral anterior, las selfies, no dejaron un centavo en la causa de ninguna ONG asociada a ninguna enfermedad. El baldazo, en cambio, le generó a la ALS Association $94.3 millones de dólares entre el 29 de julio y el 27 de agosto (el año pasado, en el mismo período, había recibido 2.7 millones). En estas tierras, a la Asociación Argentina de Esclerosis Lateral Amiotrófica, hasta el 4 de septiembre, la cuenta le da más de 1 millón de pesos ($773,970 + la camioneta de Massa, valuada en $300,000). ¿Es mucho? ¿Es poco? Comparemos. El último 16 de agosto, la campaña solidaria Un sol para los chicos, basada en la transmisión de la tele y con la legitimación de UNICEF, recaudó $27,152,247. Para el solidario autóctono, la madre de las organizaciones solidarias de post guerra y Guido Kaczka son más confiables a la hora de pasar de la empatía al desembolso, aunque hay que decir (y no es poca cosa) que con el baldazo, el slacktivismo deja de clickear gratis y por fin paga la pizza.
La estupidez: volvamos al significante, al baldazo de agua fría. Lo que queda regurgitándose del fenómeno hoy son los bloopers, cómicos o dramático, como la terapista inglesa que se resbala y casi queda cuadripléjica. La ALS Association intuyó algo de la estupidez humana y avisó que el IBC “no es apropiado para niños, personas de salud comprometida ni animales de ninguna clase, por favor use el buen juicio (sic)”. Pero no es suficiente. El otro ítem aclaratorio a las reglas, dice “Por favor, sea considerado sobre el uso de agua; si está en una zona del mundo con sequía, considere sólo donar en vez de utilizar agua o, una vez hecho el reto, reutilizela en otros fines”.
Satán se une, Pamela Anderson lo rechaza: con ojos suspicaces, el IBC puede ser visto como un ritual, un acto estereotipado que implica un significado. Con ojos paranoicos, el IBC es un ritual satánico. Circula en EE.UU. la prueba irrefutable del carácter diabólico de baldazo. Parece que Oprah Winfrey antes de tirarse el agua sobre su cabeza, dijo “En el nombre de la ELA y el IBC”. De ahí se salta a que Oprah se considera Dios y de ahí a que el ritual es un bautismo en la religión de Oprah. La muerte de uno de los creadores es la otra prueba irrefutable de que El Maligno carga los baldes (el tipo terminó ahogado en el mar, cumpliendo una “tradición local” que no era el ICB). No tan parafrénico, pero sí convencidos, parte de la derecha religiosa norteamericana, se opone al ICB debido a que una de las líneas principales de investigación financiadas por la ALS Association, involucra células madres. En el otro extremo, el de los buenos corazones y la bondad infinita, se encuentra Pamela Anderson, quien negó a baldearse debido a que la ALS Association financia investigaciones donde “a unos ratoncitos le hicieron agujeros en el cráneo y a unos monos le inyectaron químicos en el cerebro y la espalda para después matarlos y disecarlos”. Pam tira un dato duro de la FDA (Food and Drugs Administration, la entidad que regula las investigaciones en EEUU) : el 92 % de los estudios exitosos en animales, fallan en el hombre. No agrega más, porque es sabia, pero es obvio que lo que pide es que dejen de experimentar con animales y pasen a experimentar directamente con niños, así ese triste 8% de éxito asciende al 100% y los ratoncitos pueden nacer y morir en paz.
El medio es el fin: la gran pregunta del solidario en estado previo a su donación es ¿a dónde va a parar plata? En la página de la Asociación de ELA Argentina se dispone de un plan del 2012, previo al baldazo, donde específicamente se destina dinero a la comunicación y a establecer un centro de atención a pacientes con ELA. No figura, al menos en el pdf, dinero asignado al objetivo “Fomentar el estudio científico para hallar la cura a los pacientes de ELA”. Claro, la caja proyectada para el 2013 era $402,000 , la camioneta de Massa y un poco más, habrá que ver ahora. En la ELS Association, con mas fondos para gastar, la porción de la torta destinada a investigar una posible cura o tratamiento efectivo es del 28% (no está demás decir que la esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad sin cura y con tratamientos paliativos en este momento). Pero entonces, ¿a qué se le destinan más dinero? A la promoción de la enfermedad a profesionales y público en general.
La rueda queda girando en el aire. Se hace una campaña de promoción para recaudar dinero que se va a utilizar mayoritariamente en campañas de promoción, mientras pocos investigan la cura, que es lo que mueve al solidario a realizar su contribución para solucionar la cosa, y que de conseguirse, paradójicamente, caería la atención y los fondos destinados a la ELA y el cardumen de solidarios alejaría la atención hacia otras nuevas enfermedades incurables, no importa la incidencia que tengan en la población.///PACO