Hace poco la firma de investigación de mercado GFK lanzó un ranking de las ciudades más felices del mundo. El estudio se realizó a 10 mil personas en más de 29 paises y da esto:

10. Buenos Aires

9. París

8. Roma

7. San Francisco

6. Madrid

5. Melbourne

4. Amsterdam

3. Barcelona

2. Sydney

1. Río de Janeiro

Bastante bien para la ciudad del cepo al dólar, el tango, el rencor destructivo y el asesinato de arbolitos inocentes. Sorprendente, de hecho, si tenemos en cuenta que los porteños somos la gran compota del resentimiento continental. ¿Cómo habremos logrado entrar entre los primeros diez?

En primer lugar, porque la investigación de mercado y la estadística es una gran mentira. Simon Anholt, de GFK Custom Research, dice: “La felicidad es dificil de cuantificar. Este índice no te dice objetivamente qué personas son más felices, sino que es un indicador que mide percepciones. La gente me escribe todo el tiempo y me dice ‘esto no es verdad’. Bueno, probablemente no lo sea.”

Sin embargo, el índice confirma un mito: las ciudades mediterráneas y latinoamericanas son los mejores lugares para vivir: hay cumbia, hay porro, hay playa, hay misterio, y la posibilidad de putearte con cualquiera en cualquier momento por cualquier razón posible. Un combo imbatible de emoción, imprevisibilidad y soberanía mental.

Michelle Finkelstein, VP de Our Personal Guest, una agencia de viajes de lujo, fue contundente: “Las ciudades latinoamericanas son hermosas. Hay buen clima y medioambiente, comprar una casa es barato, tenés excelentes oportunidades laborales y no sufrís el stress de tener que buscarle a tu hijo la mejor escuela: la educación es pública y es buena. Además podés ir a la cancha a ver fútbol.”

Por supuesto, Buenos Aires no puede competir en nada con la capital del futuro imperio brasilero-argentino, segunda economía del mundo e hiperpotencia futbolística. Río de Janeiro enamora yanquis amargos desde que Flying Down to Rio (1933), con Fred Astaire y Ginger Rogers, inmortalizó todos los prejuicios de la burguesía decadente noteamericana sobre el carnaval, la alegría, el misterio y los negros. Sin embargo, ahí está, sobreponiéndose a los tacheros de mierda y a la inmigración fronteriza que nos roba y mata. En el top 10.