El coronavirus avanza en las villas miseria de la ciudad de Buenos Aires, en la 31 y 31 bis dicen sus habitantes que ya superan los 900 contagiados, y hasta ayer había 287 confirmados en la 1. 11. 14 del Bajo Flores, los dos lugares más afectados hasta ahora. Se le agrega al dramatismo propio de la situación, un hecho que me parece importante seguir: aunque esto recién arranca, hasta ahora un porcentaje alto de los muertos en las villas corresponde a militantes comunitarios, que de manera voluntaria se ponen en la primera línea de contención de la peste. La muerte de Ramona Medina, de La garganta poderosa, y de Víctor Giracoy, responsable del comedor Estrella de Belén, van en ese sentido. De los nueve muertos en villas porteñas al día de hoy al menos dos eran militantes sociales. En el mismo sentido, Graciela Duarte, delegada de la Corriente Villera Independiente, también del Barrio Carlos Mugica de Retiro, está internada en el Hospital Muñiz con su hijo esperando los resultados por haber presentado síntomas compatibles con COVID19.
En la ciudad de Buenos Aires, ni siquiera los larretistas parecen defender el desempeño de los funcionarios responsables de la fallida contención de la pandemia en las villas. Tanto María Migliore que es la Ministra de Desarrollo Humano y Hábitat, como el Secretario de Integración Social y Urbana Diego Fernández, encargado por sus funciones particularmente del barrio de Retiro, no parecen haber actuado con eficiencia. Y al ritmo de contagios que llevamos hoy, las consecuencias de la situación prometen ponerse muy graves en los próximos días. Salvo que haya un cambio de temperamento. Pero para eso habría que actuar pronto, y bien.
Una de las cuestiones que marcan muchos habitantes del barrio es que, llamativamente, los detectados positivos en la villa comenzaron recién cuando el gobierno de la ciudad empezó a hacer los tests en conjunto con el gobierno nacional, en el llamado Plan DetectAr. Hasta antes de esa intervención nacional sólo había casos negativos. Es de esperarse que si Rodríguez Larreta pretende frenar el desastre social y sanitario que a este ritmo se vislumbra para los barrios más humildes de la ciudad en los próximos días, y dar una muestra seria de cambio de rumbo, tenga que pedir la renuncia de los funcionarios que lo llevaron a esto.
Otro tema que me gustaría comentar, aparentemente lateral pero interesante a revisar en este contexto y a la luz del fortísimo blindaje mediático que galvaniza la gestión de Rodríguez Larreta en la ciudad, son las declaraciones de Nacho Levy, referente de La garganta poderosa (no de La garganta profunda, como María Julia Oliván mencionó en el programa de Luis Majul el domingo por la noche), en unas declaraciones que se viralizaron tras la muerte de Ramona Medina. Ahí, Levy habló sobre las internas del gobierno de la ciudad entre los ministerios de Salud (Quirós) y el de Desarrollo (Migliore), dijo: “nos consta un barullo interno que tienen ahí, Desarrollo de Ciudad pretende manejar el territorio, la política, irrumpiendo en las decisiones sanitarias que se tendrían que haber tomado”.
Cruzando el Riachuelo, los últimos días varios intendentes peronistas del conurbano bonaerense como Mayra Mendoza, Gustavo Menéndez, Mario Secco o Fernando Grey hicieron críticas a la apertura que la semana pasada comenzó la ciudad de Buenos Aires. El dato clave es el siguiente: uno de cada dos trabajadores de la CABA vive en el conurbano, por lo que la apertura porteña pone necesariamente en movimiento el engranaje social de los municipios, con los riesgos que implica para esos distritos que sus habitantes que trabajan en capital se contagien y a su vez contagien a sus vecinos. Parece una preocupación razonable. Como mínimo, se puede detectar una desinteligencia en cuanto a la estrategia integral para AMBA. Más allá de la cuestión estrictamente sanitaria, me interesa analizarlo políticamente, porque hay que decir que la apertura de Larreta fue autorizada por el presidente de la nación, de otra manera no hubiera sido posible, e incluso, por la última conferencia de prensa donde los tres mandatarios compartieron panel (AF, AK y HRL), daría la sensación que el propio gobernador bonaerense participó, o al menos consintió, los pasos a seguir. Al mismo tiempo, parece haber un lote de intendentes peronistas que no dicen ni sí, ni no, ni blanco ni negro al respecto, como Juanchi Zabaleta, Cascallares o Insaurralde, aunque trasciende que estarían a favor de una apertura paulatina. Y por el otro lado los intendentes de JxC Valenzuela, Macri, Grindetti o Posse no solo están de acuerdo con Larreta sino que pretenden copiar el mismo protocolo para que la provincia se los apruebe. Entre estos últimos también se anota Zamora de Tigre, que pertenece al FdT. Habría que preguntarle a Massa qué opina. Acá se juegan varias cuestiones, es real que la cuarentena extrema, después de dos meses, corre el riesgo de entrar en una fase en que la gente, por hastío o por necesidad de subsistencia (o por ambas), no la cumpla, y la pérdida de autoridad estatal en un contexto así también es peligroso y habría que tenerlo en cuenta.
Tenemos, para espejo, el cercano ejemplo de Chile, en donde desde hace tres días se vieron obligados a retrotraerse sobre sus pasos y rige ahora una estricta cuarentena total en el Gran Santiago debido a la violencia con que estaba subiendo la curva de contagiados y muertos, al punto de tener el sistema sanitario cerca del colapso.
Volviendo a nuestro país, daría la sensación que Alberto está tanteando nuevos escenarios, presionado por el círculo rojo, con la espada de Damocles de cara al 22 de mayo como deadline del acuerdo con los bonistas por la deuda externa, con una sociedad que lo aceptó como comandante ante la crisis y lo tiene en estima por su desempeño, pero que también va mostrando rasgos de agotamiento ante el encierro y ante los gravísimos problemas económicos que Argentina tenía desde antes del COVID19 y que ahora se ven agravados desde todo punto de vista por la crisis mundial y el parate económico que implica la cuarentena.
Es probable que la imagen de armonía entre los tres gobernantes que vimos en la última conferencia de prensa el 8 de mayo, en esos mismos términos, no se vuelva a repetir; o al menos no con tanta pasión. Dice Sun Tzu en El arte de la guerra: “Si sus emisarios vienen con palabras humildes, envía espías para observar al enemigo y comprobarás que está aumentando sus preparativos de guerra”.
Tras los arrumacos de las últimas semanas, el martes pasado Alberto criticó públicamente la gestión sanitaria de la gobernación de María Eugenia Vidal en la provincia, en lo que parece haber marcado un punto de inflexión dentro de los tiempos al interior de la política. Lo que no quiere decir que se van a romper lanzas de manera visible, pero la salida de los intendentes criticando a Larreta e intentando deslindar a Axel en lo que parece un escenario complicado para los próximos días en el AMBA con respecto a la pandemia, podría leerse a la luz de esto.
En el mismo sentido, el jueves pasado en su cierre como jefe del bloque oficialista en la primera sesión mixta (remota/presencial) de la historia de la Cámara Baja, Máximo Kirchner hizo algunas declaraciones que podrían también leerse como parte de esta misma nueva situación: “si el jefe de gobierno siente presiones del sector económico para abrir la cuarentena sin tener a la gente en el medio que sepa que cuenta con nosotros para aguantar esa presión y preservar la vida de la gente”.
En su discurso Máximo Kirchner también habló de dos cosas que me parecen muy importantes y que vamosa ver que se relacionan con todo lo que venimos hablando, una es que destacó el plan RENABAP, que es el registro nacional de barrios populares, una iniciativa que en 2018 el gobierno de Macri promovió ante la presión de los movimientos sociales y la influencia de varios allegados al Papa Francisco y que se aprobó casi con unanimidad, para censar las villas en todo el país tendiente a regularizar el dominio de esas tierras y en función de esa información construir soluciones de hábitat para las familias más humildes, todo bajo el paraguas conceptual de Tierra, Techo y Trabajo.
En su intervención del jueves, Máximo Kirchner criticó también la concentración de la riqueza y la rebaja de los salarios de los trabajadores, pero quiero hacer hincapié en que habló de conceptos como el “desperdicio del territorio” refiriéndose de nuevo a la cuestión habitacional, y también mencionó la relación entre la “producción y la ecología”.
Daría la sensación que a partir de todo lo que está pasando en las villas de la ciudad y en relación al excepcional momento económico que estamos atravesando, la cuestión de la tierra y sus usos, de la vivienda, de la producción alimentaria, de la forma en que se producen y se distribuyen los alimentos, los recursos que eso genera y su utilización social, la ecología y la soberanía alimentaria son conceptos y preocupaciones que de a poco empieza a permear el discurso político y se colocan en la lengua de la política mainstream.
En el mismo sentido, algunos sectores como el que encabeza Juan Grabois vienen trabajando un proyecto integral de gestión al que llaman “Plan Marshall criollo”. Alberto ya habría conocido el borrador y existe la posibilidad que se avance hacia eso. Los objetivos del plan van en el sentido de lo que se aprobó en 2018, por lo que sería difícil para la actual oposición oponerse de manera coherente porque fueron ellos en ese momento quienes lo promovieron. El plan tiene como objetivos crear 4 millones de puesto de trabajo directo; repoblar el país; crear y revivificar pequeños pueblos; integrar a la trama urbana a los barrios populares de las grandes ciudades; generar núcleos agrícolas de pequeña escala para familias y para comunidades agrarias organizadas y el cuidado del medio ambiente y la promoción de energías renovables a partir de la disminución, el reciclamiento y la reutilización de residuos.
A este paso, la ciudad de Buenos Aires se perfila como un escenario estratégico de cara a la contienda política de medio término de 2021, donde JxC, que tiene grandes posibilidades de hacer una performance competitiva si logra enderezar un liderazgo único, se juega la fortaleza de su proyecto presidencial para 2023. De la misma manera, es probable que el porteño Alberto sepa que, de mantenerse en estos niveles la imagen y aceptación de los sectores urbanos por su figura, tiene una oportunidad de oro para intentar romper el espinazo del proyecto macrista si logra ganarle o empatarle la ciudad de Buenos Aires, y que incluso esto pueda llegar a ser más o menos definitorio para su propia suerte política, no ya de cara al afuera sino al mismo adentro del Frente de Todos, en relación a los otros dos grandes jugadores con los que mantiene una envidiable unidad y hasta ahora una saludable convivencia, más allá de las minucias de todo matrimonio próspero////PACO
*Este texto fue publicado en revista Hamartia y formó parte de la columna sobre política que el autor tiene todos los lunes en el programa «No nos queda otra» de Radio Rebelde AM 740.
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