Un día de febrero de este año, cuando el mundo era otro, Julio Miguel De Vido nos recibió en su chacra de Zárate. Habíamos salido con la fotógrafa Georgina García y Alfredo, el chofer, desde el centro de la ciudad de Buenos Aires un día prístino y de mucho calor. Llegamos cerca de las tres de la tarde, una hora antes de lo previsto. Como De Vido estaba durmiendo la siesta, esperamos un rato en la puerta del club de chacras a que se haga la hora. En ese momento, el ex ministro todavía cumplía prisión domiciliaria por la causa vinculada a la mina de Río Turbio. Unos días después de esta entrevista, el TOF 1 accedía a otorgarle el derecho a esperar la instancia del juicio en libertad. Junto a Lali Minnicelli, su esposa, nos recibieron con amabilidad y prudencia en el living de su casa. Yo había visto y leído varias entrevistas que Minnicelli había dado mientras su esposo estuvo dentro del penal de Marcos Paz, y me había impresionado el nivel de su formación política, su capacidad argumental y la calidad con la que la abogada y ex funcionaria defendía a su esposo. Incluso me había conmovido, debo admitir, desde el punto de vista de la relación amorosa, la pasión con la que la mujer defendía a su marido. Una vez instalados para grabar, no costó demasiado que De Vido hable, se notaba que tenía cosas que quería decir; incluso, en su vehemencia, por momentos me costaba frenarlo para pedirle que desarrolle o se explaye sobre algún punto. La conversación fue profusa y por momentos caótica, pero siempre siguió un hilo, él iba y venía en el tiempo, se metía en anécdotas laterales, personas del pasado, pero siempre volvíamos al centro, que era un poco su historia política.
Me interesaba rascar sobre sus años de formación; saber si había tenido militancia de base; me parecía que sobre su ya de por sí recio perfil, se le agregaba que nacionalmente su conocimiento público había arrancado con él como Ministro de la Nación, y después de eso, la pelea con los medios hegemónicos mediante, la difusión de su figura para el gran público había estado atravesada de manera demasiado directa con lo que el propio editor y columnista político del grupo Clarín, Julio Blanck, confesó en denominar “periodismo de guerra”. No circulaba prácticamente nada sobre sus orígenes políticos. Me interesaba también saber cómo había llegado al sur, cómo había conocido a Néstor Kirchner, y cómo se había desarrollado ese vínculo. De manera recurrente en la charla apareció la cuestión familiar: sus hijos, sus diez nietos y sus cuatro bisnietos. Habló también sobre política mundial, sobre la deuda externa y sobre la soja. Mencionó al pasar la “epidemia” china, cuando acá todavía eso no era más que un dato lejano para los especialistas en comercio internacional. Criticó con fuerza pero con altura a Alberto Fernández, a Carlos Zanini y a Santiago Cafiero. Habló de sus años en la cárcel y también de Cristina, por supuesto, y creo que le dedicó alguno de los párrafos más interesantes de esta conversación que duró poco más de tres horas. Sobre el final, contó sobre sus actuales proyectos políticos. El 25 de febrero, la entrevista salió en la Revista Zoom. El contenido publicado fue un extracto de unos 25 mil caracteres de un total de más de 105 mil. En esta ocasión para Revista Paco, publicamos por primera vez la entrevista completa, dividida en cuatro partes para su mejor lectura. Acompañan el texto las fotos de Georgina García.
La intención mía era… por eso, le había sugerido a Lali, a ustedes, ver qué le parecía de hacerla presencial la entrevista, por las fotos pero también para charlar un poco más de fondo. Me parece que hay bastantes cosas sobre la figura de De Vido que no se conocen, que aun yo investigando para la entrevista, por ahí, hay alguna cosa… Es como que aparece en la escena pública como Ministro nacional. Se sabe que fue Ministro provincial pero…
Haceme las preguntas que tengas que hacerme.
Quisiera saber primero cómo aparece en Santa Cruz, cómo es ese camino biográfico que te lleva para allá. Sé que estudiaste en el colegio Guadalupe, de Palermo, lo conozco porque yo fui al Lenguas Vivas, ahí cerca en el Parque Las Heras, y durante mi adolescencia, en la década del 90, iba a los bailes que hacían los viernes en el Guadalupe.
Yo tengo setenta años, estudié ahí, sí. En esa época, creo que ni estaba el Lenguas Vivas ahí. Creo que estaba al natural. Es nuevo eso. Existía la penitenciaria de la ciudad. Yo tenía diez años cuando empezaron a demoler la penitenciaría nacional. Nosotros íbamos a jugar a la demolición porque las obras no eran como las de ahora. Y lo dinamitaron el frontón exterior. En los lugares donde estaba el frontón ese, está la escuela, daba toda la vuelta a la plaza. En la esquina de Aráoz y Las Heras fusilaron a Valle. Y en la otra esquina, donde están las palmeras, enfrente, a Severino Di Giovanni. Siempre hay muertos de un lado, muertos del otro, pero siempre hay muertos, desgracia y tragedia. Pero, bueno, arrancá con el reportaje. Vos preguntame lo que quieras.
Ya que nos metimos ahí, aprovecho para preguntarte. ¿Las cárceles estaban bajo la órbita de Planificación?
No.
¿Pero sí se podrían haber hecho obras si el Presidente lo disponía?
No, porque Rosatti las quiso hacer él. No recuerdo… Hubo un conflicto ahí. Finalmente, no se hizo gran cosa en términos carcelarios. Vos fíjate Ezeiza y Marcos Paz creo que las terminó Duhalde. Pero en la época nuestra no recuerdo de grandes instalaciones que se hayan hecho, por lo menos en el área mía. En Justicia, no sé. Rosatti fue ministro de Justicia, él reclamó. Debe haber algo por ahí. Como siempre digo, intentó echarnos la culpa de algo que en realidad nosotros ni llegamos a licitar, nada. Después se fue. No recuerdo bien. Hubo un conflicto.
Después estuvo Alak, creo.
No, con Julio nos entendíamos muy bien. Nos entendemos bien, somos amigos personales. Es un muy buen compañero. No, hubo antes otro antes. Iribarne estuvo después. Alberto Iribarne. Y después de Iribarne, estuvo Alak.
Bueno, la pregunta originaria, entonces, cómo llegas de Capital Federal a Santa Cruz.
Si, bueno, en realidad yo me recibo de arquitecto en el año ‘74 en la UBA. Desde el año ‘72, yo era empleado de ENTEL. Primero, entré como dibujante proyectista. Después, pase a ser técnico de cuarta. Cuando me recibí de arquitecto, pasamos a un escalafón de profesionales que tenía otro convenio colectivo y otro gremio inclusive, que recuerdo que yo era parte de la planta de delegados de FOETRA hasta que me recibí, hasta el ’74.
Hay un gremio de jerárquicos.
Mirá, está FOETRA, que es el gremio de base, donde está Iadarola.
Y Marín.
Y Marín, gran compañero. Después, está FOSTA, que es un gremio amarillo, que surge de… hubo un gran paro en el año ’57, que le hizo el gremio de los telefónicos al gobierno nacional de ese momento. Estaba la Libertadora o Frondizi, por ese momento. Bueno, a raíz de ese paro, que lo hace FOETRA, la administración -el administrador de la empresa- crea un gremio para dividir, que se llamaba FOSTA. Y a partir de ese gremio, hizo incorporar gente a la empresa que fueron tomados como carneros, de alguna manera, porque entraron para carnerear la huelga. Se le llamaban los pata amarilla, me recuerdo. Te estoy hablando… eso fue en el ‘57. En el ’74, yo trabajaba en Cabildo 4, en la Dirección de Ingeniería.
Cabildo y Dorrego.
Sí, Cabildo y Dorrego, frente a Fabricaciones Militares. En realidad, enfrente está la Escuela Superior de Guerra, justo enfrente.
Ahora hay una Shell, creo.
Había. Creo que la sacaron ahora. Ahora hay una mueblería algo así. Todavía en el año ’74, en la confitería, en el bar que había en el edificio para ir a tomar refrigerios y eso, los compañeros de FOETRA nunca se sentaban en la mesa con los que habían ingresado en el ’57. Había disciplina gremial, con los que habían carnereado, y habían pasado casi veinte años. Era otra Argentina. Estamos hablando año ’72, ’73. Recuerdo de haber ingresado en una categoría… no sé si era la 8. No recuerdo el número pero era bastante baja, como dibujante. Después, pasé a técnico de cuarta, que teóricamente me representaba ese gremio, pero nosotros nunca nos afiliamos, siempre nos quedamos afiliados a FOETRA. Bueno, el secretario general era Julio Guillán. Yo después fui elegido delegado de mi sección. Y había una compañera que era del PC, que era lista violeta dentro de FOETRA, que se llamaba Susana Rastri, que nunca más la vi, pero una gran compañera, muy solidaria, realmente una muy buena compañera. La recuerdo con mucho cariño. Guillán, obviamente, nos formó muy fuertemente. Nosotros digamos… ni siquiera éramos orgánicos, en el ‘72, ’73 ya adherimos a la JTP. No éramos lista marrón inicialmente, pero muchos de nosotros adherimos a la JTP, que luego se transformó en lista naranja. Y, finalmente, Guillán se energizaba con nosotros para ganarle a la derecha, que era la lista gris, que era Rogelio Rodríguez, que después se quedó con la Federación. Porque Julio Guillán, en realidad, nunca fue secretario general de la Federación de Obreros y Trabajadores Telefónicos sino que fue secretario general del sindicato de Buenos Aires. Igual que era, por ejemplo el Negro Lescano, que no presidía la Federación de Trabajadores de Luz y Fuerza sino que era del sindicato de Buenos Aires. Dirige el sindicato de Buenos Aires, la Federación, Rubén Pereira.
Creo que en la UOM también pasa algo parecido, o en SMATA, no me acuerdo.
No, la UOM es más inteligente. Te voy a contar una anécdota, yo soy muy amigo de Hugo Curto. Y en una oportunidad él -obviamente es un vandorista; era su jefe, como fue mi jefe Guillán en telefónicos-, y yo le pregunté por qué, en el caso de UOM, siempre el secretario general del sindicato de Buenos Aires era el jefe de la Unión. La Unión Obrera Metalúrgica la dirige siempre el que conduce el sindicato de Buenos Aires. Y le pregunté por qué era así, y me respondió: “porque lo dijo Vandor”, fue toda la respuesta que tuvo. Y nosotros con Julio éramos muy así también.Si bien a nosotros nos agarró toda esa locura de la Tendencia Revolucionaria. No te voy a narrar, bueno, vos sos una persona formada y has leído y estudiado. Pero era un momento muy particular. En la vida política evidentemente había cualquier compañerito que era un cuadro político en serio. Te discutía de política a fondo. Mirá yo recuerdo que Julio nos llevaba al teatro de la FATLyF [Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza], en la calle Defensa, por ahí abajo, o Balcarce, no recuerdo… creo que es Defensa. Se hacían charlas debates allí. Fuimos a ver varias veces. Recuerdo uno, era Agustín Tosco con Juan José Taccone. Taccone era un hombre de la derecha a nivel sindical.
¿Y en el teatro debatían en vivo?
En el teatro, era en vivo. Y los compañeros estábamos ahí y escuchábamos. Julio nos llevaba. Me acuerdo con Taccone porque era el dueño de casa, nos daba lugar, había lugar para los telefónicos, iban de otros gremios, había muchos compañeros. Eran de un nivel esos debates porque era un cuadro de la derecha. No era como el estúpido este de Peña. Esa es la derecha hoy. O Macri, o la Vidal, o esta otra chica Alonso, de un nivel intelectual paupérrimo, con escasa o nula formación política y cultural. Esos eran tipos eran un lujo para mi en la vida. Yo si tuviera que decir un momento de máximo nivel de formación política fue haber visto esos debates. Y, después, Julio nos llevaba a comer, íbamos a una confitería o una parrillita que había por ahí, cerca de la calle Cangallo, ahora Perón, que ahí estaba Cangallo 1834.
Sigue estando ahí esa sede del gremio.
Sí, debe ser, yo hace años, te imaginás, me fui al sur y después vino toda esta locura. En realidad, me invitó Iadarola en una oportunidad pero no ahí, sino que han hecho un anfiteatro muy lindo.
Ah, sí. En Once.
Sí, claro, y he estado ahí como ministro. Y me entregaron un recordatorio por mi paso sindical, me regalaron un teléfono de esos, de los viejos, esos que tenían auriculares y bocina…
Bueno, retomemos.
Luego, viene el golpe. Te voy a dar un dato… yo después…
Perdón, pero para pasar en limpio, ¿entonces tuviste una militancia ahí en esa época?
En la JTP, si, pero era adherente, no militante. Pero era orgánico y votábamos ahí. Julio jugaba con nosotros para que, de alguna manera, la izquierda dentro del sindicato, los rosas que eran los troskitas o las violetas que eran del PC, no crecieran ellos, porque toda la juventud iba para ese lado. Muchos de la lista marrón ya eran viste… había otra mentalidad. En los chicos jóvenes había un clima revolucionario en esa época. Y ya nos parecía que Guillán era un tipo de derecha, con eso te digo todo. Mi militancia de esa época fue la gremial. Cuando me recibí de arquitecto, fuimos a trabajar al sindicato de profesionales que se llamaba CPU, Consejo de Profesionales Universitarios. La directiva de Julio, en ese momento, era “ustedes lo que tienen que hacer, muchachos, es que estos chicos de la CPU, de los profesionales, se incorporen e ingresen a FOETRA”. Dimos una pelea interna. Sobre todo con los radicales, había un doctor Arrúa, que era macanudo, buen compañero. Pero, en se momento, no era el enemigo pero era el adversario a combatir. El debate fue amplio, fue fuerte, lindo, generoso. Y después, había otro contador Belardino, que era el presidente y él estaba a favor de nuestra postura. Y justamente, mirá, en un viaje a Rusia me lo encontré. Él tiene unos años más que yo. Imagínate ahora un tipo cercano a los 80 años, 76, 77. Pablo Belardino también fue un tipo importante en mi formación personal y política. Logramos reunir una asamblea para votar la incorporación del sindicato de profesionales a la FOETRA. Votamos el 23 de marzo del 76… y lo logramos. A la noche una asamblea en la Sociedad Científica Argentina, cuando salimos, imaginate, 23 de marzo de 1976, nos abrazamos, nos despedimos, porque ninguno de nosotros sabía qué mierda iba a pasar con nosotros. Y la verdad que fueron tiempos muy, muy duros. Esto te estoy hablando año ’76 y yo estuve hasta el ’82, bien digo. En el ’72 ingresé a ENTEL y estuve 10 años hasta el ’82. En el año ’77 nos mandan a llamar a mi y a otro compañero, y nos dicen que van a hacer unas centrales en el sur argentino.
Pará, una sola pregunta antes de eso. ¿Había lecturas en tu casa familiar o te politizaste trabajando en ENTEL? ¿O ya eras peronista antes de entrar a la empresa?
No, no. Yo me hice peronista. Mi casa familiar no era peronista. Yo me hice peronista a los 17, cuando salí del colegio. Es más, hay algunos compañeros que la semana que viene me van a venir a visitar, unos compañeros del Guadalupe. Imagínate los años… nos recibimos en el ’67 para tener una idea los años que pasaron. Pero hay ocho o diez que se siguen juntando. Me vinieron a ver a Marcos Paz en alguna oportunidad. Buenos compañeros. No todos son peronistas. Algunos no sé ni de qué partido son. Algunos sí. Los años siguientes al ’67 no tuvimos mucho contacto personal. Las carreras universitarias, en ese momento, en los sectores medios era como casi una obligación cumplir con una carrera universitaria, era una obligación casarse, tener hijos jóvenes, había todo un programa de la burguesía en el mundo, que apuntaba a la familia con dos hijos.
La familia tipo…
Sí. En el ’77 me mandan a buscar. En ENTEL los militares, a pesar de toda su tarea criminal, siguieron de alguna manera planificando el desarrollo de las telecomunicaciones. La desnacionalización, sí, venía por el lado de la compra de equipos. O sea nosotros pugnábamos por la compra de fabricación de equipos en la Argentina, imagínate en aquella época. De hecho, te acordás el teléfono público, el anaranjado, el chasqui, ese fue un invento que se hizo en los talleres de Ciudadela de los compañeros nuestros. Inclusive se exportó a Latinoamérica. Los militares de la década anterior al período este revolucionario, que hablamos, habían instalado las dos centrales terrenas de telecomunicaciones de Balcarce y Bosque Alegre, con las cuales pudimos comunicarnos al mundo. Y también, instalaron la microonda, los radio enlace. Si vos querías hablar de Gallegos a Buenos Aires tenías que hablar con radio Pacheco, pedías la conversación hoy y hablabas dentro de cuatro días. Y cuando yo me fui en el ’72 ya había telediscado a Río Gallegos. Te digo porque los hice yo los edificios. Bueno, nos mandaron al sur. En el ’77 íbamos y veníamos. Ellos tenían lo que le llamaban el “plan fundamental de comunicaciones”, y ellos preveían la situación con Chile, o era parte de su programa de gobierno en el ’68. Entonces, yo participé de la construcción de las centrales de San Julián, Puerto Santa Cruz, comandante Luis Piedra Buena, Río Gallegos, Comodoro Rivadavia, Rada Tilly, Perito Moreno. Muchos eran proyectos míos pero…
Todas ciudades costeras.
Todas costeras. Sí, señor. No, Perito Moreno es sobre la cordillera, en el límite con Chile al norte. Después, vino toda la situación con Chile en el ’78. Bueno, yo vi en ese momento, después de esa situación, se terminó de pavimentar la ruta 3, que era desde Comodoro Rivadavia a Caleta Olivia. La ruta del sur era toda de ripio. Si bien la inauguró el gobierno democrático, la empezaron los militares. Y la instalación de los regimientos de infantería de comunicaciones e ingeniería, en Piedra Buena, en Puerto Santa Cruz. Bueno, lo que era el regimiento de Río Gallegos se transformó en brigada, como así también en brigada aérea el aeropuerto de Río Gallegos. Todo eso llevaba consigo el crecimiento y desarrollo de las comunicaciones. Es decir, aun en su plan de facto y criminal, tenían un plan de desarrollo de las comunicaciones. Y en ningún momento ese plan contemplaba que la prestación del servicio pudiera ser extranjero. La pelea nuestra con los milicos era por los equipos y por, obviamente, cuando desaparecieron a los compañeros. Yo iba y venía, no tenía radicación el sur. Por decirte, me quedaba diez días en el sur y diez días en Capital.
¿Siempre con base en Gallegos?
No, no. En todos esos lugares. Comodoro queda a casi 1000 km de Gallegos. La base era Cabildo 4, Cabildo y Dorrego. O sea iba al sur, recorría las obras y volvía a Buenos Aires, no tenía base en Gallegos. Mi base en las localidades eran las oficinas de obra porque yo era el jefe de obra.
Bueno, también, hicimos algún plan de mantenimiento de radio enlace Pico Truncado-Ushuaia, que habían hecho en el año ’72, que ahora te voy a contar una anécdota. Hubo un coronel que estaba con la época de Onganía, que se llama Dietrich, que empezó la obra y esa obra la terminó un teniente coronel que se llamaba Siders, que era el administrador de la empresa cuando yo ingresé a ENTEL en el año ’72. Yo, después, me volví a reencontrar con este hombre. Te voy a contar la historia un poco más. Bueno, vamos a Santa Cruz. Vamos y venimos. Y en el medio… año ponele ’80, ’79, nos encargan el proyecto de un centro de capacitación para trabajadores telefónicos en lo que es viste la Av. Acoyte.
¿Acá en Capital?
Sí, Acoyte y Felipe Vallese. Donde era el viejo Hospital Naval, a la vuelta. Bueno, hacemos un proyecto. El administrador era el general Corrado me acuerdo. Y llevamos una maqueta y todo a la administración. La administración de ENTEL era en Defensa 147, a media cuadra de la Pirámide de Mayo. Bueno, vamos ahí, nos felicitan por el proyecto. Bah a nosotros no nos felicitaron nada, lo miró el administrador, le explicamos y nos sacaron cortitos. Al otro día a la mañana, a las 8 de mañana, nos llama el gerente de ingeniería, que era un teniente coronel, que era rengo el tipo. Me parece que había tenido un accidente. Era ingeniero en comunicaciones, pero teniente coronel. El tipo andaba siempre con una bolsita. ¿Te acordas de los bolsitos marineros?
Sí.
Bueno, lleno de granadas. Él andaba con eso. Tenía la custodia. Un tipo que vivía a una cuadra de mi casa. Yo vivía en Flores sur, Curapaligüe y Directorio. Alguna vez lo he cruzado por la calle. Bueno, el tipo me llama y me dice “lo quiero felicitar porque el administrador quedó muy conforme con la tarea”, esto que lo otro, pero igual -dice- qué lástima, De Vido. Le digo qué lástima por qué; mi compañero que estaba al lado mío me pateó bajo la mesa. Y dice “bueno, sabe lo que pasa, De Vido, la información es lo más barato en la Argentina”. Y, el tipo sabía de toda nuestra militancia. Mi compañero me dijo “para qué le preguntaste”, en esas cosas hay que hacer el boludo. Bueno, quedó ahí. Este hombre al poco tiempo, viste… cuando fue lo de Malvinas, hubo todo un proceso. Si bien yo ya no estaba. No, el año de Malvinas estaba porque yo me fui a vivir a Gallegos el 5 de enero del año 83. El año de Malvinas lo pasé ahí en Cabildo 4 pero había un nivel de descomposición, sobre todo después de la rendición, que hubo en toda la organización y estructura militar fue feroz. Así que, bueno, ahí me hicieron una oferta.
¿Qué recuerdos tenés de Malvinas?
Mirá, en lo personal debo reconocerte que mi afecto por todo lo que es inglés no es muy alto. Entonces, casi te diría que lo viví con cierto sentido patriótico de alguna manera, equivocadamente.
¿Por qué equivocadamente?
Creo que a estos milicos no había que festejarlos en nada. Bueno, fue lo que fue en el marco de quiénes lo hicieron. Es como ahora con Macri que dicen que de la deuda externa importa saber quién la tomó, importa saber para qué, lo más importante es saber para qué la tomaron, y en definitiva, verificar si el objetivo se cumplió. Y el objetivo se cumplió, el objetivo de ellos: tomaron la deuda externa al solo efecto de poder pasar a dólares los pesos que tenían en excedente, producto de la gigantesca ganancia que le dieron la dolarización de las tarifas y, en general, de todos los insumos básicos que consume el pueblo argentino, alimentos, combustible y servicios. Vos me preguntás por qué los alimentos, porque al quitarle las retenciones se traslada directamente a precios y eso incide fundamentalmente en la soja, que es en los aceites y en el maíz. Cuando vos hablás de la soja y del maíz en estado puro, te referís a la leche, a la carne, a los huevos, a las gallinas, a los pollos y a los cerdos. Toda la base de la alimentación. La carne que consumimos nosotros es maíz y soja esencialmente. Vuelvo al tema anterior, nos fuimos a vivir en el año 83 contratados por una de las empresas que había hecho la obra de puerto San Julián, que no existe más la empresa. Durante el menemismo desapareció.
¿Ya habías formado familia?
Sí, sí. Me casé en el año 73 y conviví con mi primera mujer hasta el año 90. Después, formé pareja con Lali. Tuve cuatro hijos en ese matrimonio. El mayor tiene 45 y la menor 37. La más chica, que es la única hija mujer que tengo, nació en el 82. El 5 de octubre.
Y después, con ella [se refiere a Lali Minnicelli, su esposa] tuve a Julito que nació en el 95. 18 de agosto del 1995.
Lali: Y tenés diez nietos y cuatro bisnietos.
Sí, somos 19 sin contar a las mujeres, cónyuges o concubinas según sea el caso.
Bueno, todo el proceso fue en paralelo. Mi primera mujer era maestra, después profesora de psicología. En Santa Cruz, a los pocos días que estuvimos, ella consiguió trabajo e hizo su carrera. Inclusive fue secretaria de Cultura en el primer gobierno municipal de Kirchner. Y después, de mis hijos tengo uno que es arquitecto -el segundo-; mi hija es abogada; el tercero del primer matrimonio es comerciante, casi recibido de contador pero no terminó; y el más grande es músico, estuvo en un conjunto de rock, grabó varios temas, Facundo. Y Julito ahora se recibió de licenciado en economía de administración agraria, una carrera de la UBA, repartida entre Económicas y Agronomía.
Interesante.
Sí, muy interesante. Muy buenos profesores. Es una carrera moderna, creo que no tiene diez años todavía. Tiene la dinámica propia de las cosas universitarias cuando son nuevas. Digo, no están anquilosadas. Las corporaciones son más débiles o no se han formado todavía. Está interesante. Y ahora también tiene un comercio, una sandwichería en Córdoba y Callao, en el pasaje Del Carmen, la paralela a Callao. Son todos muy grandes, cada uno tiene sus tareas. Mi hija mujer trabaja en la justicia del trabajo.
Lali: En la Cámara de Apelaciones del Trabajo.
Bueno, los chicos allá estudiaron en el colegio salesiano. Los varones, el segundo, el tercero y el cuarto, y la cuarta se fueron de intercambio a Europa, estudiaron en Holanda los tres. El mayor no. El mayor terminó el secundario allá en Santa Cruz. Fue un tiempo secretario mío en Santa Cruz y un tiempo acá en Buenos Aires. Y después, se largó con el tema musical. La historia de Lali es más famosa que yo ahora. Allá en Santa Cruz yo la conocí. Cuando fui allá, fui a trabajar a una empresa constructora. Y estuvimos trabajando, la empresa trabajaba en todo el interior de la provincia.
¿Ah no te vas con ENTEL allá?
No, no. Ya te digo, después de las Malvinas, ENTEL tiene un proceso de desarticulación muy grande y la verdad que estaba para irse. Como el final del gobierno de Macri más o menos algo así. Más caótico porque había una derrota militar, que no es una cosa menor. Aparte estaba Ubaldini. Si bien ahora hay dirigentes nacionales también muy interesantes. Bueno, fui a trabajar en una de las empresas que había hecho una de las obras. La gente que estaba encargada de la obra, que eran unos años más grandes que yo y quería viajar menos porque había que viajar mucho. Gallegos es la capital pero los Antiguos te queda a 1023 km, Caleta 600. Había muchas obras en ese momento. Bueno, me interesó. Fundamentalmente la mejora estaba en que me daban movilidad y trabajo. Yo si bien tenía un auto acá, por el manteniendo del vehículo y todo, no me daban los números. Con cuatro chicos y un departamento de dos ambientes, la situación era compleja. Así que no tuve muchas alternativas, me fui. Yo llegué allá en el año 83. En el 83 ya contratado, instalado. Ya el segundo día que estaba ahí, me fui a Puerto Deseado////PACO
Sigue en la Parte Dos.
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