Internet


En busca del tiempo perdido en la web

1. Si estás leyendo esto, las estadísticas indican que estás en una oficina y que no estás trabajando. No te asustes, nadie te está mirando. Bueno, capaz los de sistemas, pero ellos también deben estar boludeando y a nadie le importa. Un empleado pasa entre un 12% y un 20% de sus seis, siete, ocho, nueve horas frente a la computadora en redes sociales y otros entretenimientos. Y eso es sólo la parte que se mide. Es al menos una hora por día, un día por mes, doce días al año, de trabajo perdido.

2. El 21 de mayo de 2010, cuando Google lanzó una versión de Pac Man en su página de inicio, en homenaje al 30º aniversario del videojuego, se perdieron 4.819.352 horas de productividad. Más de 550 años, o el equivalente a 120 millones de dólares. Vayan a perder el tiempo jugándolo, todavía está online.

3. ¿Cuán perdido está el tiempo perdido? No tanto como parece: utilizar redes sociales, e incluso solo navegar en Youtube en horas laborales puede aumentar la productividad. Al menos de acuerdo a estudios de Harvard y la Universidad de Melbourne, probablemente elaborados por graduados que necesitan justificar su propio ocio. Yo personalmente no puedo trabajar sin escuchar algún disco completo en Youtube.

4. Pero no trabajar sigue estando mal visto. Incluso en Argentina, a pesar de ser el país con mayor uso y abuso de redes sociales de la región. Al menos eso se desprende de dos blogs: «Gente no laburando» y «Serenos serenos», que combinan las muy vernáculas pasiones de la denuncia escrachante y de la curaduría. En el primero pueden verse fotos de empleados, en su mayoría estatales, jugando al clásico Solitario, haciendo cola para escapar temprano de la oficina, o simplemente rascándose. El segundo recopila imágenes de porteros, gariteros o esos policías frustrados conocidos como «seguridad», durmiendo en plena jornada laboral. «Serenos – Serenos no es una mera redundancia. Serenos son aquellos personajes nocturnos que cada vez que la noche cae,velan por la seguridad del edificio. Lo curioso es que lo hacen, casualmente, con una impresionante serenidad», justifican sus creadores.

5. Intentar esbozar un debate sobre los límites de la privacidad en Internet ya era anacrónico antes de que surgiera Chicas Bondi. Antes incluso de que comenzara a hacerse costumbre la difusión de videos «hot» de famosas. Debate que también le queda enorme a un blog que «escracha» a clientes de travestis en los bosques de Palermo. Nada es privado, ya lo sabemos. Las preguntas más bien deberían ser: ¿cuán compatible es el casi inexistente derecho a la privacidad con la libertad de crear un blog para entretenerse? ¿Rascarse en el laburo es un derecho o un delito que merece el escarnio publico? ¿Por qué una persona que se rasca en el laburo es más condenable que una que se rasca mientras escracha a otros que se rascan? Esperemos responderlas antes de que los de sistemas publiquen tu puntaje del Candy Crush.