Si no sabes adónde vas, cualquier bondi te deja bien.

Proverbio boliviano

En el aeropuerto Minissstro Pissstarini hay o supo haber un hotel.

Ahí mismito, al ladito del parqueo.

Una lúgubre construcción racionalisssta berreta de mediados del siglo pasado.

Esas edificaciones tan nuessstras, pseudolecorbusieranas.

Helveticriollas.

Pensadas, diseñadas y construidas por adjudicación directa para albergar ejércitos de planta permanente ociosa.

Con sus essstufas, calentadores, braseros.

Equipos de mate.

Bizcochos con grasa.

¿Alguien durmió alguna vez en ese hotel?

Me refiero a huéssspedes.

Pasajeros.

No a los empleados, desde sha.

Si alguien conoce a alguien que haya pernoctado ahí, me avisan plis.

Todos los aeropuertos del mundo más o menos civilizado están rodeados de hoteles.

Ezeiza no.

Se dice que la concesión del aeropuerto de Ezeiza no es negocio porque es una terminal de destino.

A diferencia de una terminal de tránsito.

Ergo, el duty free shop factura poco.

Nadie que se pierda un avión, se queda deambulando o se ve en la necesidad de dormir en el hotel del aeropuerto Minissstro Pissstarini.

En Ezeiza no hay conexiones.

No hay pasajeros haciendo escalas o haciendo tiempo.

Es la última parada.

Un mangrullo.

Como la parrilla de la Ricchieri.

La del sinvergüenza de Granaditos.

Eurnekian se habría hecho cargo del alto tomuer que significa regentear Ezeiza con el fin de obtener otras prebendas más jugosas de la ubre essstatal.

Si querés durazno un poco de pelusa te tenés que comer, armenio.

Se hacen muchos, muchísimos negocios en Ezeiza.

Lícitos y de los otros.

Imaginad de qué negocio estoy hablando.

Empieza con «contra» y termina con «bando.»

De lo que se te ocurra.

No en vano el gobierno paga el alto cosssto político de bancar la deficitaria Aerolíneas Argentinas.

Aerolíneas es una pieza fundamental del esssquema de logíssstica y financiación clandessstina del aparato político K.

Lleva y trae de todo.

Bultos de todos los tamaños, colores y pelajes.

La caja negra, je je je.

El armenio mira para otro lado, me atrevo a suponer.

No me conssssta.

Supongo que hace sus garbancitos y sus vueltos con las tasas de embarque, las artesanías, los souvenirs, los chirimbolos autóctonos, los sánguches de miga y eso.

En fin, a lo que iba es: somos el fin del mundo.

Como dijo el cuervo que se mudó al Vaticano.

Hasta acá vinieron a buscar al Papa para que saque a los papas del fuego.

Al estar tan lejos, los argentinos pudimos durante generaciones ser una suerte de finisssterre ajena a la realidad mundial.

Vivimos más allá del mangrullo.

Como Fierro y Cruz.

Como vivían nuestros antepasados desde Alaska hasta Ushuaia.

Deambulando perdidos en la extensión interminable.

Ignorando fronteras.

Sin rumbo.

Comiendo cuando nos da hambre.

Durmiendo cuando nos da sueño.

Follando cuando pinta genitalia.

Estacionando donde se nos canta el orto.

Sumidos en la impunidá.

Ajenos al imperio de ese invento llamado “la ley”.

Incluso los europeos que vinieron a transplantar sus costumbres y a inventar países donde no los había se contagiaron de nuestra idiosincracia.

Somos una nación concebida, creada, habitada y regida por contrabandistas.

¿Los revolucionarios de mayo?

Contrabandisssstas.

Un grupo de criollos que no querían pagar impuestos.

Locos lindos.

Como todos los locos lindos y locas lindas que les siguieron.

Amigos, amigas, Flor de la V: cerremos la AFIP de una vez por todas.

Dejémonos de joder con las aduanas.

Son dos entelequias.

Como hacerse trampa al solitario.

Van contra el mesmísimo ADN y los cimientos más sagrados de nuestra tradición.

Nos encantan los autos importados.

Nos encantan las motos importadas.

Nos encantan las pilchas impotadas.

Nos encanta el whisky importado.

Nos encanta la falopa.

Cualquiera que haya visitado un canal de TV, una redacción o el Congreso de la Nación lo sabe claramanente.

Y la fafafa la podemos fabricar nosotros.

Igualito que la soja.

Tenemos la oportunidad histórica de ser una potencia exportadora de drogas recreativas.

De calidad, sin aditivos nocivos.

Satisssfacción garantizada o le devolvemos su dinero.

Una marca país comme il faut.

Un negocio respetable.

De guantes blancos.

Manejado y operado por gente preparada, educada, seria.

Andar cazando narcos es una pérdida de tiempo.

Un derramamiento de sangre sin sentido.

No seamos hipócritas.

¿Alguien le preguntó alguna vez a Diego o a Gassstón Pauls quién era su dealer?

Para ayudarlo, para que no vuelva a caer en su enfermedad, pobrecito.

Nadie.

Ni un periodisssta, ni un juez, ni un fiscal.

Nadie.

Saquémonos las caretas.

Prohibiendo las drogas lo único que logramos es dejar el negocio en manos de delincuentes.

Esto no es novedad, chicas: en la década de los 30, el Tío Samuel aplicó la ley seca y lo único que logró fue dar nacimiento al crimen organizado.

Así surgió la dinassstía Kennedy.

El viejo patriarca, Joe, contrabandeaba escabio desde Canadá.

Los hijos le dieron un halo de respetabilidad a la flia.

Los sobornos en política son inevitables.

Reglamentemos el tema y démosle un nombre más digerible: donaciones de campaña.

Un político pobre es un pobre político, solía decir el mítico cacique del PRI mexicano Carlos Hank González.

¿Alguien puede decir que la cocaína o el éxtasis son más nocivos que el whisky o el vodka?

¿Saben por qué las drogas recreativas son ilegales?

Porque no las producen ellos.

Con ese criterio, las bombas atómicas y las armas automáticas deberían ser ilegales.

Matan mucho más gente.

Sin embargo, como las fabrican ellos, son una indussstria lícita y respetable.
Aprendamos de los que mandan.

Que no se nos escape también este tren.

No lo choquemos.

Imagínense esta propaganda de televisión.

Cap Ferrat.

Fiesta al amanecer en tremendo shate.

Tipo propaganda de Gancia o LM.

Shampein, gente bailando sobre las mesas.

La reina de Holanda se mete un nariguetazo de aquellos.

¡Uuuuuuuuuuuuuuuu!

Eslogan: Máxima pureza made in Argentina.

Es gol.

///PACO