El MET de Nueva York anunció que la diseñadora japonesa Rei Kawakubo, que fundó la firma Comme des Garçons hace más de 40 años, será la primera a la que se dedique en vida una exposición, desde que se realizó en 1983 la retrospectiva de Yves Saint Laurent. La muestra, que se inaugurará en mayo de 2017 presentará un recorrido desde los comienzos de la firma hasta los desfiles más recientes, y la curaduría estará centrada en la obsesión de Kawakubo por la ambigüedad entre lo femenino y lo masculino, reflejada en ciento veinte diseños. Desde que Kawakubo creó su marca en 1969, la propuesta de Comme des Garçons ha sido deconstruir los estereotipos de género y belleza que impone la industria de la moda. Se la ha considerado la precursora de la “anti-moda”, debido a la crítica -que subyace en su propuesta estética- que realiza de las tendencias y de las ideas occidentales sobre la exhibición del cuerpo femenino.
La propuesta de Comme des Garçons ha sido deconstruir los estereotipos de género y belleza de la industria de la moda.
Una de las atracciones extra que tendrá la gala y la exposición del MET 2017 es la idea de establecer contacto con Kawakubo, conocida por ser extremadamente reservada y no brindar entrevistas. Ante la consulta de un periodista sobre por qué no se comunica con los medios, afirmó: “No necesitás hablar conmigo. Sólo tenés que mirar la ropa. Lo que quiero decir está ahí”. Hace algunos años aceptó conversar con Susy Menkes, la periodista especializada en moda de la revista Vogue, para The New York Times. Muchos sostienen la hipótesis de que la japonesa supo interpretar el espíritu femenino en un momento de cambios políticos y sociales, y anticipó los movimientos de la liberación femenina. Ella, sin embargo, cree que en el fondo todo lo que ha creado es fruto de un trabajo absolutamente personal: “Nunca sentí que mi trabajo estuviera relacionado con el hecho de ser mujer. No soy feminista”, explica antes de aclarar que nunca le interesó “ningún movimiento de este tipo”. En su lugar, dio forma a una compañía con la creación como pilar fundamental y la utilizó como su arma en el mundo: “Con ella he podido luchar en todas las batallas que he querido”. En un momento histórico en donde el feminismo libra una de sus principales batallas en el plano discursivo, la industria de la moda apoya este gesto subiendo a la pasarela remeras con la leyenda “The future is female” o “We should all be feminists” (Dior). Cabe preguntarse si no existe un dejo de cinismo en el hecho de suscribir a un mensaje políticamente correcto cuando el mundo de la moda es uno de los actores principales a la hora de establecer estereotipos físicos y de estatus a las mujeres. La iniciativa de las remeras en la pasarela fue altamente celebrada por los medios de comunicación y por las celebrities en Instagram, aunque da la sensación de que, de parte de las marcas, es una estrategia más en el arduo camino de fidelización de sus clientes.
¿No existe un dejo de cinismo en suscribir a un mensaje políticamente correcto cuando la moda es uno de los actores principales a la hora de establecer estereotipos?
La historia de un amor
A la hora de hablar de diseño conceptual, la japonesa no tiene competencia. La impronta intelectual y compleja de sus propuestas se originan en su formación: a diferencia de la mayoría de los diseñadores de lujo, Kawakubo es licenciada en Filosofía. Quienes usan las creaciones de esta firma son fieles amantes de la moda que no temen a su apariencia sino que disfrutan de sus apuestas arquitectónicas y visualmente complejas. Otro público fiel son las editoras y fotógrafos de moda quienes, gracias a sus propuestas lúdicas, logran producciones visuales de gran impacto. Otro de los frentes de batalla anti-moda de la japonesa se da en el ámbito comercial. La distribución de las prendas de la marca se originó en lo ´80 fuera de los comercios habituales, en espacios temporales denominados Guerrilla Stores. Se trata de pop-ups que permanecen abiertos durante cortos períodos de tiempo, y que no son aggiornados con decoración ni inversión de dinero, sino que la ropa se ofrece en el espacio tal como es.
“No necesitás hablar conmigo. Sólo tenés que mirar la ropa. Lo que quiero decir está ahí”.
La primera colección que presentó al público fue en París en 1981, y causó el mismo revuelo que, 40 años después, siguen provocando sus desfiles. A partir de aquella colección rupturista la prensa comenzó a llamarla la reina del “Hiroshima Chic”, debido a su estilo andrógino, el diseño exagerado de sus vestidos y la preponderancia del color negro. Sucesivamente, la mayoría de las colecciones que ha diseñado la marca puso en cuestión la idea de género. Ha dialogado sobre el encuentro entre los sexos a través de la propuesta de siluetas diversas, con un juego de proporciones difícil de llevar en la calle pero que enriquece las fantasías oníricas y la creatividad de cualquier adorador de la belleza. Una de las colecciones más celebradas fue Scenario, una colaboración que realizó en 1997 con el coreógrafo Merce Cunningham, y en donde Kawakubo diseñó una propuesta humorística, distorsionando los cuerpos de los bailarines con jorobas, bultos y enormes protuberancias. Otra de las presentaciones más recordadas es la colección otoño-invierno de 2006, denominada Persona, en donde propuso sastrería masculina con prendas femeninas como corsets y vestidos con volados, toda una declaración de principios sobre la ambivalencia sexual que viene proponiendo desde los inicios de su carrera. Estas ideas la han convertido en la pionera del movimiento genderless, que en la actualidad está revolucionando a la industria.
Comme des Garçons es más que una marca de ropa, es y será el epítome de la intelectualización del mundo de la moda.
La última colección no decepcionó para nada a los adoradores de Kawakubo. La japonesa se preguntó ¿cómo sería una corte del siglo XVIII con estética punk? Ese interrogante fue el disparador de una serie de diseños que combinan peinados aristocráticos con vestidos a cuadros; cuellos barrocos con cuero y vinilo, las formas voluptuosas de siempre con calzados suaves de color rosa. Acompañada por la música de Cascanueces, la presentación terminó con una ovación de los presentes. Firmas como Comme des Garçons, que juegan su juego en el plano de la acción mucho más que en lo dicho explícitamente, que sostienen una cosmovisión a lo largo de décadas, que no se nutren de la agenda de los medios para ganar adeptos, tienen el valor agregado de poseer una identidad inamovible y seguidores que piensan más allá del atractivo estético de la prenda de moda, sino que se enamoran de la forma en que Rei Kawakubo plantea que debemos existir en el universo. Comme des Garçons es más que una marca de ropa; es y será el epítome de la intelectualización del mundo de la moda: oscura, conceptual e incómoda. Los diseños ponen en jaque la concepción de la belleza, de la armonía, y de lo usable, pero ¿quién se atrevería a afirmar que el editorial en donde aparece Iris Apfel vestida con un tapado floreado de la marca, de formas desproporcionadas, no es una puesta en escena bella? Kawakubo no trata al cuerpo humano con amabilidad, su ropa no acompaña las formas físicas naturales sino que lo intervienen hasta volverlo grotesco, lo ponen en discusión con el universo que los rodea y con los estereotipos que intentan definirlo como un elemento unívoco. ¿Existe, acaso, un gesto más feminista que ese?////////PACO