Los Simpsons cumplen 25 años y el siempre atento a las tendencias claves de la web Nicolás Mavrakis me pidió que comente en PACO algunos capítulos de la serie. Partiendo de que prácticamente todos los lectores vieron Los Simpsons hasta el cansancio –y la serie ya fue comentada en esta revista algunas veces de las formas más insólitas posibles– decidí enfocarme en ciertos momentos emblemáticos elegidos a modo de homenaje a un producto que ya es parte indispensable de la cultura universal. Si todavía se siguieran haciendo esas cosas ochentosas como mandar discos de oro al espacio para que lo vean los extraterrestres, debería incluir al menos estas temporadas.
Temporada 1
El sabor de la ingenuidad, la frescura, el origen. Los Simpsons venían de ser un segmento de menos de diez minutos en un show de fines de los 80s. El ánimo fue construir una especie de sitcom animada cuyo centro dramático era el adorable, travieso e incorregible Bart. Capítulos como el origen de Ayudante de Santa, cuando lo mandan a Bart a una escuela de genios, cuando la familia va a terapia de grupo y se dan electroshocks entre sí, Homero y Bart perdidos en el bosque, el robo de la cabeza de Jeremías Springfield, y el super clásico de la niñera ladrona –el primero emitido en Argentina, según cuenta la leyenda- son momentos que todo fanático conoce aún cuando sean muy jóvenes y no los hayan visto en las perpetuas repeticiones de FOX y Telefé, sino ya bajados por torrent o en la otrora funcional Simpsonizados. El capítulo que más me gusta de esta etapa es “La correría de Homero”, el número 10. Homero va a una despedida de soltero del trabajo y tira unos pasos con una bailarina pagada. Bart andaba por ahí y la saca una foto con una camarita de juguete. Luego, le saca fotocopias y se la da a sus amigos, que a su vez la fotocopian y se reparte por todo Springfield. Marge se entera y obliga a Homero a llevar a Bart a conocer a la bailarina y mostrarle que no es una mujer objeto, sino que es una persona con sueños, emociones y pensamientos. Me gusta porque trata el tema de la viralización en una era pre internet. También muestra una forma progresista de resolver un conflicto, algo que en el año 1990 era bastante raro. Más adelante en este artículo veremos cómo Los Simpsons se volverían más bien irónicos con esa postura ya que, oh amigo el progresismo nos tiene las pelotas llenas.
(Para ver el capítulo clavá link de la imagen)
Temporada 9
Tal vez en términos objetivos sea la mejor temporada. Nueve años después Los Simpsons están a full. Atrás quedó la etapa “realista”, la sitcom que trataba problemas de gente común en clave amarilla, y se convierte en un show de gags medio psicodélicos y argumentos que dejaron de respetar cualquier “continuidad”, ese Dios que los fanáticos adoran y que los productores se encargaron de reventar en pedazos (oh gracias!). Este feliz proceso trajo super perlas como el capítulo donde hay dos Skinner, Homero viaja a New York para rescatar su auto mal estacionado en las torres gemelas, Krusty se hace un comediante de stand up ácido y mala onda, Homero maneja un submarino nuclear, Bart se vuelve periodista de TN, Apu se casa. Ya puede verse un viraje en el drama, poniendo al padre de la familia en el rol central, y sobre todo convirtiéndolo en una especie de idiota que hace las delicias de grandes y chicos. La serie brilla en momentos graciosos y frases recordables, y tal vez el momento más hilarante sea el capítulo en el que la familia se une a los “movimentarios”, una secta como la cientología. Es un clásico de todos los tiempos, prácticamente todos los chistes de los 23 minutos tienen su propia página de FB y la mayoría de los diálogos funcionan como contraseña entre fans y entusiastas.
Temporada 17
Sin dudas, la peor de la serie. Ya la curva había empezado a bajar en la 14, pero la 17 se compone casi íntegramente de capítulos aburridos, sosos, sin sustancia, sin argumento y muy pocos chistes. El equipo creativo original estaba desarmado, la gente se había empezado a cansar de la marca Simpson, los sub productos imitación e hijos estaban en su mejor momento (Padre de Familia, South Park, hasta preferíamos Los Reyes de la Colina) y encima por esa altura cambiaron los doblajes mexicanos, lo que mató bastante del alma de la serie, que siempre brilló por su excelentísimo doblaje, muy superior al horroroso gallego, al desabrido francés y al meh original en inglés. La temporada arranca con un capítulo donde Marge cuida manatíes (?), sigue con Bart y Marge pasando tiempo juntos en una tienda de pasteles (¿??), el abuelo Simpson es torero (¿?????¡¡???), Willy el jardinero aprende modales (¿?¡¡?=????&&&) y una lista larga de capítulos intrascendentes que sería deshonroso continuar nombrando. El momento más interesante (tal vez el único) sea el capítulo “Adiós a la India” donde Patty y Selma conocen y secuestran a Richard Dean Anderson más conocido como Mc Gyver, una historia secundaria del episodio que sin embargo no para de tirar chistes buenos, sobre todo para los que admiramos al rubio agente del gobierno norteamericano que sin embargo es totalmente desconocido para los milenials que siguen la serie.
Temporada 24
El nivel levanta después de la 20, luego del estreno de la película. Con un equipo creativo renovado e inyectado de nueva energía a partir del éxito en el cine, la serie retoma su nivel acostumbrado aunque ya no vuelve a las épocas doradas. Es cierto que hay un desgaste de Los Simpsons en todo el tiempo que tuvieron en el aire, sería tonto negar que una serie puede durar 20 años en la tele manteniéndose fresca y original. Sin embargo, quedó atrás la etapa oscura de los 17 y se vuelve a un nivel de chistes que nos relaja y permite disfrutar de muchos capítulos. De esta temporada en particular resaltan Lisa usando un MyPad, producto de Apple, Homero mira películas británicas que le enseñan a recuperar el amor de Marge, Flanders golpea a Homero en el ojo, Burns se transforma en super héroe, usan a Encías Sangrantes Murphy en una campaña de publicidad televisiva y algunos otros momentos que si bien ya no son trascendentes, se dejan ver y permiten pasar un rato con los viejos amigos amarillos sin conocer de memoria el chiste que está por llegar.
De esta temporada, el mejor capítulo sin dudas es “El día que la Tierra fue cool”, donde Homero se hace amigo de un hipster que cocina donas artesanales y le enseña el modo de vida hípster, que la familia adopta con entusiasmo al principio. El capítulo deja en evidencia algo que en la serie se va dejando ver año tras año: la familia Simpson es, en el fondo, una familia tradicional americana, cabeza, straight y, sobre todo, que no soporta estupideces. El hecho de que Homero se haya peleado a trompadas con George Bush no implica que Los Simpsons sean progres –mantuvieron una polémica con el ex presidente fuera de cámara- sino que, al contrario, corren a los Bush por derecha y no tanto por izquierda como a muchos les gusta ver. El capítulo desnuda la hipocresía propia del progresismo y reconforta con una pintura mordaz, ácida y divertida sobre el modo de vida que muchos quieren mostrarnos como una novedad aunque comer comida orgánica y dar la teta sean las ideas más viejas del universo.
Temporada 25
La verdad es que la última temporada no la vi. No tengo tele, Simpsonizados está caído hace meses y ya ningún sitio on line muestra los últimos capítulos, ya sea porque no los subieron o tienen los servidores caídos (aunque al cierre de la edición de este artículo encontré uno, sí!!). Me da una paja infinita bajarlos, no sólo porque me obliga a verlos en inglés, sino porque el consumo de Los Simpsons no es así. Ver Los Simpsons se trata de un impulso, algo instantáneo y sencillo, algo que sucede simplemente porque sí, en el momento en que tenés ganas o cuando los encontrás de casualidad. La serie tiene la magia de propalarse a cualquier hora en cualquier canal, encontrar a sus televidentes y atraparlos con buenos chistes o ideas inteligentes, buenos personajes y situaciones que provocan identificación, vergüenza, emoción y una boba alegría que compartimos aquellos que la seguimos. Ahora está por llegar la navidad, recuerdo una navidad hace dos o tres años en que me encontré solo, con mi familia muy lejos y mis amigos en otro plan, y decidí ir al chino, comprar comida, hacerla y comérmela mirando la gloriosa Temporada 9 casi completa hasta que se hicieron las 12 y 45, momento en que fui a emborracharme con gente que apenas conozco en un lugar público. Fue una gran navidad. Y esta navidad 2014, a 25 años de aquel especial de navidad que fue el capítulo 1, podemos decir una vez más que “Los Simpsons nunca acaban, no hay que temer aún hay historias que ver”///////PACO