Sociedad


Cecilia González: «Los carteles entendieron la globalización”


Cecilia González es licenciada en Ciencias de la Comunicación y desde 2002 trabaja en Argentina como corresponsal de la agencia Notimex. Viajó a Guadalajara a presentar la segunda edición de su libro Narcosur, la sombra del narcotráfico mexicano en la Argentina (Marea). Acaba de recibir el premio de Crónicas del espacio de Memoria Abierta, que distingue a las personas que luchan por la defensa de los Derechos Humanos. Antes de irse, respondió algunas preguntas sobre su texto, los narcos, la situación en México y las “sombras” en nuestro país.

¿Por qué la segunda edición?

Lo empecé a hacer hace seis años pero como el tema no tenía mucho auge lo publicamos a fines de 2013 y justo a las dos semanas, en la Conferencia del Episcopado, se dio la alarma de que el narcotráfico era el gran problema de este país. No había ocurrido hasta ese momento y ya el narcotráfico se instaló como tema de agenda. Entonces le ayudó mucho al libro y por eso unos meses después hubo que sacar una segunda edición, pero era algo que no esperaba. Me sorprendió pero son esos momentos en que la coyuntura cae en el momento justo.

Estuviste investigando mucho para hacer el libro. ¿Cómo y dónde fue esa investigación?

Si bien estuve yendo para allá, la mayor parte del tiempo estuve acá. Una de las idas para allá fue lo que me motivó a terminar de escribirlo porque yo no me quería meter en el tema. Ya estaba el gran problema de la guerra contra el narcotráfico, entonces me decidí a sumarme a la lucha de mis compañeros y mi participación iba a ser -básicamente- cómo estaba esta guerra en Argentina. Fue más como un compromiso ético. No tenía ganas pero para mí ya era inevitable hacerlo.

Decidiste vivirlo como “un compromiso ético”. ¿Cuáles fueron las repercusiones?

Allá no ha habido tanta repercusión. Recién ahora en la feria de Guadalajara haré una presentación.  Pero allá es tan abundante la información sobre el narcotráfico… Los carteles se han expandido. Lo que sí sorprendía, cuando yo iba y les contaba a mis compañeros que estaba investigando sobre el narcotráfico en Argentina, les sorprendía que hubiera narcotráfico en Argentina.

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¿Y cómo es el narcotráfico en Argentina?

Bueno, que no era sólo el consumo, que ya había violencia, que ya había mayor tránsito, se estaba transformando el mercado. Argentina no es un país importante. Por la manera en que lo tratan los medios de comunicación acá pareciera que todos los narcotraficantes quieren venir a Argentina y no, los narcotraficantes están expandidos en todo el mundo. Han descubierto células del cartel de Sinaloa en Austria, en Australia, en Japón. Están en todos lados. Argentina es un país más, no juega un papel importante. Lo raro no es que hayan venido, lo raro sería que no hubieran venido. Lo que sí está padeciendo es este fenómeno de la violencia del narcotráfico y todo eso siempre va a más. Ningún país del mundo lo ha podido controlar y la violencia aumenta. Se acabó el narco terrorismo con Pablo Escobar pero hay muchos carteles, hay centenares de cartelistas. Y es lo que pasa en México. Hubo como una generación de grandes capos del narcotráfico que centralizaban las operaciones. Ahora, cuando detienes a los capos, que se dice que se termina con el narcotráfico es mentira, lo que pasa es que empiezan las internas en los carteles, se separan y en vez de tener un cartel, ya tienes veinte.

Toda esta cuestión se había aplacado con el gobierno de Peña Nieto y con la efervescencia social que se observa, se puede pensar que ésto puede llevar a otro resultado. ¿Cómo está la situación ahora?

La lucha es bien complicada. La convicción es hacerla sabiendo que el resultado no va a ser mañana. Y en eso yo también vengo diciendo que Argentina nos da una esperanza, porque pueden pasar décadas pero están condenando a los criminales. La situación en México es totalmente diferente pero finalmente son crímenes de lesa humanidad. Es otra época, hay guerrillas, hay narcotraficantes, hay pueblos que apoyan a los narcos. No es represores contra víctimas sino que es un combo que complica la situación, pero lo que sí hay que hacer es no perder la esperanza.

Leí que estaban esperando un proceso de reorganización nacional para que cambien las cosas. ¿Cuánto de esto puede suceder?

Está sucediendo pero insisto en que si vemos el proceso de reorganización de Argentina (o de cualquier otra lucha) que es la más importante a nivel mundial porque generó justicia… Las organizaciones se han peleado, se han dividido, las han apabullado.

¿Cómo es la relación del gobierno de Enrique Peña Nieto con el narcotráfico?

Él dio por terminada la guerra contra el narcotráfico pero se supone que iba a seguir los mismos lineamientos que estaba siguiendo (Felipe) Calderón. Sin embargo, no era que los narcos iban a decir “bueno, sí, esto ya se acabó”, ya estaba todo extendido. No se iba a terminar todo por decreto como él quería. Se lo ha acusado de “inoportunismo político”. Hay algo que los políticos no terminan de entender y es que estamos en otra época. No te puedes sostener con una cola de medios oficialistas. Ya no es como antes, con las redes sociales hay otro tipo de organización, otro tipo de sociedad. Lo que Peña Nieto ha hecho es haberse apoyado en los medios oficialistas. Allá la situación es diferente a la de Argentina: los medios hegemónicos, los más importantes, están a favor y tapan todo. Es monstruosa la manera en que desinforman. (Enrique) Peña Nieto se sigue apoyando en los medios oficialistas pero ya la sociedad no se apoya en los medios de comunicación. En cuanto a que algo cambie, éste es un proceso que está en marcha.

¿Quiénes son los Guerreros Unidos?

Se van formando grupos paramilitares porque el crimen organizado ya no es sólo el narcotráfico. Los Guerreros Unidos, por ejemplo, venden hasta seguridad. Le cobran cuotas a los negocios o se prestan para ser paramilitares para combatir. Están involucrados con Guerrero. No es un minicartel. Yo creo que ya son grupos de crimen organizado, se van a dedicar al delito que más les convenga. Es lo que pasó a nivel mundial. El crimen organizado es cómo entendieron la globalización, se han expandido y fortalecido.

Hay un cambio a nivel mundial en las leyes que tienen que ver con la despenalización de las drogas. ¿Qué pasa en México?

En México se está debatiendo la despenalización del consumo de marihuana sólo en la capital. Lo que pasa es que nosotros tenemos encima a Estados Unidos, que es el que más presión hace en contra de los cambios de paradigma. Ellos se quedan con una plata mientras nosotros ponemos los muertos, los latinoamericanos. También hay un interés geopolítico: ya llega a ser hasta sospechoso que siga habiendo tanta resistencia de los países centrales para abrir este tema porque es evidente que la guerra contra el narcotráfico fracasó.

¿Hay alguna posibilidad de hacer una guerra contra el narcotráfico que tenga éxito?

No, en realidad sería modificar la estrategia. En 2016 hay una cumbre muy importante en Nueva York, que es exclusivamente sobre el tema de las drogas y habrá más peleas, porque ya hablan de nuevas políticas, por ejemplo la legalización en Uruguay. Este año un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos reconoció que la guerra había fracasado. Es súper importante eso. Y tiene que ver también con que ese país está produciendo un montón de marihuana y el negocio ya se va a perder. No va a ser en diez años, obvio, pero el dique se ha empezado a romper en un montón de lados.

¿Qué tan alto es el nivel de corrupción como para que estos delitos como el narcotráfico o el crimen organizado no sean juzgados, denunciados, investigados?

Entre el 90 y el 95% de las averiguaciones que se iniciaron durante la guerra contra el narcotráfico en México no se continúan. La imagen que construyó (Felipe) Calderón era que todos los que habían muerto eran narcotraficantes pero no. No hubo averiguaciones por los desaparecidos. Fue tan evidente ahora que eso también demuestra que está metido el poder político. No sé si hay intención.

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¿Cuáles son las diferencias entre los gobiernos de Calderón y de Peña Nieto con respecto a estas cosas?

Peña Nieto lo que ha hecho fue tapar y vender, sobre todo al exterior, una imagen del México renovador. “Aquí ya no está pasando nada, bueno, tenemos todo controlado, vamos a privatizar áreas petroleras”, hizo la reforma de telecomunicaciones, hizo la reforma educativa, fue nombrado el estadista del año a nivel internacional, la revista Time lo puso en portada. Todo ya se cayó con Ayotzinapa. Y ojo que Ayotzinapa ni siquiera fue el caso más grave por número. Ha habido masacres mucho más numerosas.

¿Y por qué la repercusión entonces?

Primero porque Guerrero está en el sur y esa zona es la más combativa del país. En el norte están los sectores más ricos y cuando empezó la violencia allá no había tantas muestras de lucha social. En cambio acá sí.

¿Cuál sería el escenario sin Peña Nieto? Mucha gente decía que quizás no terminaba su mandato…

No, eso no va a ocurrir en México. Eso ocurre en Argentina. Nosotros somos un país muy institucionalista. Y yo particularmente tampoco sé si esa es la solución. De hecho, no lo creo.

¿Cómo está la oposición?

No hay. No tenemos dirigencia política confiable. Hay una corrupción endémica. Es muy difícil. Tenemos que estar resignados a que la lucha va a ser larga, con esperanza. Tenemos que dar ese mensaje. Yo creo que hay cosas que se pueden hacer. Si perdemos la esperanza, ganaron los malos porque ya no va a pasar nada.

Los medios hegemónicos siempre trataron de tapar de las cosas. ¿Qué pasa ahora?

Igual. En México hay medios críticos, acá son opositores. Allá hay medios oficialistas y críticos y también portales, nuevas tecnologías. Eso te quita telaraña.

¿Qué es lo no obvio que esta situación tendría que visibilizar?

Recién este año, con los 43 desaparecidos, se visibilizó a las víctimas. Es un cambio fundamental porque siempre era “no son víctimas, son narcos que los mataron o se están matando entre ellos” y los demás viven su vida tranquila. Gente que incluso nunca protestó ahora está yendo a las protestas. Estos desaparecidos eran personas pobres y estudiaban para maestros. Por donde lo veas ha sido muy movilizante para la gente que no quería ver. Pero ya lo tienes aquí. He evitado ver muchas cosas porque es muy doloroso.

Hay hechos que marcan puntos de inflexión para los gobiernos y otros que no, que el mismo proceso los absorbe. ¿Puede éste ser un punto de inflexió?

Este puede ser un punto de inflexión, sí, pero como todavía estamos en el proceso no sabemos qué va a pasar. Una de los temores es que recrudezca la represión social.

¿Cómo ayudan las repercusiones a nivel mundial?

Eso es muy importante porque tampoco teníamos solidaridad y visibilidad. Yo estaba indignada con los medios de acá porque la guerra contra el narcotráfico pasó sin pena ni gloria. Acá en Buenos Aires las movilizaciones de estudiantes cada vez son más numerosas, hay mucho respaldo, que se sepa ya es importante, que haya información, más.

¿Tenés miedo?

Tengo miedo social, no por mí sino a nivel social y ni siquiera en México. Tengo miedo que el narcotráfico se siga perpetuando y que se siga viviendo la violencia. Bueno, en Argentina ya tuvimos un caso de un periodista amenazado y la madre de un chico asesinada en Rosario. Son indicadores de que esto no se soluciona con las políticas que se aplicaron hasta ahora. Acá está bueno que la Sedronar se está sumando a esta nueva oleada de cambios de paradigma, discriminalicemos al usuario. Acá funciona explicar cómo funciona eso.

El subtítulo de tu libro es la sombra del narcotráfico mexicano en la Argentina. ¿Cómo es esa sombra hoy?

Hoy te diría que esa sombra no está de manera tan firme, por lo menos el narcotráfico mexicano acá bajó. Lo que veo más bien es que ya están formándose bandas locales y fortaleciéndose. Pero eso siempre va a tener que ver acá con la corrupción endémica de la policía, porque es el cuerpo que tiene prácticas opresivas. La policía está en todo. Tengo amigos que dicen que los verdaderos carteles acá son la policía. El negocio funciona para ellos. En México funciona para todos: para los narcos, para la policía. Pero en México están más organizados y es más como circular/////PACO