I
A una semana de las sorpresivas elecciones del 25 de octubre, que contra todo pronóstico –por más falsas que sean las encuestas- deja al país en la gran incógnita de quién será el próximo presidente, miembros de nuestra comunidad mediática estallaron en escándalos. Los tres sucesos, muy solapados uno sobre otro en estos días, son de las características para ser un festín en las redes sociales, como Twitter, donde la ironía y el comentario suspicaz y canchero son la moneda corriente. A principio de la semana tuvimos la filtración de un vídeo erótico de la ex estudiante de la UCA y explícita militante del Pro, Annalisa Santi. En el video, que parece filmado por un celular, la podemos ver desnuda jugueteando con un consolador. Ayer, durante el día, se viralizaron sin freno, con gran difusión por el servicio de mensajería Whatsapp, y sobre todo por los grupos de amigos, fotografías de alto voltaje erótico de la periodista de espectáculos, Marina Calabró.
La panelista de Intrusos afirmó que las fotos se las sacó en una especie de juego “narcisista” y solitario.
La panelista de Intrusos afirmó que las fotos se las sacó hace un par de años en una especie de juego “narcisista” y solitario. La ironía está ahí, el mismo aparato que utiliza como símbolo para delatar la vida privada de los demás es el mismo que se ocupa de delatar su cuerpo desnudo; demostrando otra vez que todo lo que está digitalizado es, de una manera u otra, accesible. Aunque tal vez la noticia más explosiva e interesante sea el brote psicótico que sufrió el mediático, expareja de casi toda la farándula local, Matías Alé, la madrugada del martes. La expareja de Graciela Alfano habría sufrido un episodio psicótico en el que se verían involucradas su reciente esposa y suegra que, según el primer tratamiento de los medios, siempre a la orden de buscar un verdugo y entronar víctimas, habrían sido golpeadas por él.
¿Cómo puede ser que una sucesión barroca de imágenes de tetas, culos, consoladores y una figura pública al borde del delirio no puedan descentrar la atención?
Posteriormente esta versión fue desmentida por la propia esposa y madre de la misma, luego de que un desfile de exparejas del mediático, mendigando unos instantes de cámara, lo calificaran de golpeador y contaran sus experiencias como víctimas. Esto sin agregar las supuestas versiones de drogas, sectas y rezos al filo de la noche. A pesar de este cóctel que sería la fuente de un ACV por exceso de datos en cualquier twittero bien intencionado, una recorrida por la red social demuestra que el nudo libidinal en Twitter sigue siendo, a 17 días, el ballotage. ¿Cómo puede ser que una sucesión barroca de imágenes de tetas, culos, consoladores y la decadencia de una figura pública, al borde del delirio, no puedan descentrar la atención del público?
II
El sociólogo, antropólogo y lingüista inglés Gregory Bateson propone que la forma que interpretamos la realidad y los enunciados es a través de marcos psicológicos (frames). Los marcos serían el sistema de premisas que nos permiten interpretar los discursos que están dentro del marco. Bateson trabaja sobre la idea del juego. El juego sería el marco que permite interpretar lo que sucede dentro de él como algo paradójico, por ejemplo, un mordisco entre gatitos que juegan denota un mordisco pero no denota lo que sería denotado por un mordisco en otro contexto. En pocas palabras, y con un lenguaje menos acádemico, los marcos son lo que está sucediendo y dan las pautas de interpretación. A partir de esta idea Bateson propone que los esquizofrénicos pierden la capacidad de reconocer los marcos y así interpretar la realidad, es decir, al perder los marcos, o al menos su capacidad de reconocerlos, no pueden diferenciar la fantasía de la realidad.
¿Y qué es justamente un brote psicótico? Nada más y nada menos que una ruptura de la realidad de forma temporal, es decir, una ruptura con los marcos.
¿Y qué es justamente un brote psicótico? Nada más y nada menos que una ruptura de la realidad de forma temporal, es decir, una ruptura con los marcos. Y tal vez este sea el punto interesante del caso de Alé. Un sujeto que pasó todo su tránsito a la adultez y todas las relaciones que encaró en el último tiempo dentro del encuadre de una cámara, dentro del marco televisivo. Una vida expuesta y mediatizada. El brote psicótico de Matías Alé tal vez no sea sólo la pérdida de su marco de referencia, sino el intento de romper y liberarse de ese otro más mezquino. Tal vez haya tenido éxito, la noticia de su brote pasó sin muchos más chistes en el fagocitar de la redes sociales, siempre opacado por el contexto político.
III
Los marcos de interpretacón son, a su vez, discursos y hasta el 25 de Octubre el discurso que nos encuadraba eran las encuestas que marcaban un triunfo incuestionable e inapelable de Scioli. Entonces hasta las elecciones nuestro marco de referencia era que iban a haber, por lo menos, cuatro años más del FPV en el gobierno. Y justamente lo que sucedió el 25 fue el estallido de ese marco y el consiguiente brote psicótico de las redes sociales. Quién no vio en Facebook a sus amigos publicar textos explicitando su futura postura ante el ballotage, en Twitter las celebraciones anticipadas de los opositores y el llanto amargo de los que ya se dan por perdidos o, inclusive, fotos de boletas en Instagram.
Quién no vio en Facebook a sus amigos publicar textos explicitando su futura postura ante el ballotage, en Twitter las celebraciones anticipadas de los opositores y el llanto amargo de los que ya se dan por perdidos.
En definitiva, un colapso de sobrepolitización delirante en las redes. La pérdida del marco al permitir que se pierda la capacidad de distinguir la fantasía de la realidad habilita que discursos fantasiosos emerjan y sean interpretados como reales. Y es justamente eso lo que sucede con la sucesión de artículos y memes y militancia en las redes. ‘Macri es volver a los 90’, ‘Scioli es kirchnerismo rancio’ y cosas por el estilo, discursos fantasiosos e incomprobables que circulan como verdades, cuando tal vez lo único cierto es que probablemente ninguno de los candidatos sea lo que se espera de ellos: con Macri no vuelvan los 90 y Scioli no es kirchnerismo. Mientras la psicosis delirante prolifera en las redes sociales la red nos interpela con imágenes más provocativas y eróticas en un intento de reencauzar, en algo más natural como el deseo, nuestra psiquis alborotada, lamentablemente sin éxito. A Alé no sabemos cuánto falta para que se recupere, nosotros al menos tenemos la esperanza que el 22 todo se normalice/////////PACO