I
Al artículo del Huffington Post sobre la cuantificación de la dimensión espiritual del Mundial se le pueden sumar cuestiones terrenales. El Papa Francisco se transforma en una de las palabras más relevantes en las redes durante e inmediatamente después de cada partido argentino. Revisen sus timelines, es un dato a la vista. Más interesante es que el Papa Francisco tiene, de hecho, una saga de memes propios, ¿y cuándo la fe se había convertido de esa manera y en ese volumen en información digital? Es más, ¿cuándo la gramática de cualquier fe y la gramática de los memes se habían interceptado ante audiencias tan significativas como las de un Mundial? El lado oscuro de la religión sí tuvo sus momentos. El 11 de septiembre, por ejemplo, fue uno de los días más importantes en la historia de los memes.

Pero en el Mundial de los memes la distribución de las fuerzas del mal y el bien cambió hacia algo opuesto a la negatividad. La cuestión está en definir exactamente qué es. Ni siquiera los terroristas islámicos de ISIS lograron todavía un meme que los instale en algún anaquel de la ironía en internet. Y no porque Abu Bakr al-Baghdadi deje de esforzarse: él mismo usa relojes como los de James Bond y sus generales registran la guerra santa en cuadernos de Kitty. El Papa Francisco, mientras tanto, nada más que con sonrisas y palabras, está en todas partes y con cada vez menos ironía. La historia del funcionario brasileño que le pidió “neutralidad” a la hora de rezar es real. La contó Francisco en persona: «Me quería pedir un favor y dijo una sola palabra: neutralidade. Porque San Lorenzo estaba abajo, usted rezó y salió campeón. No rece por Argentina».

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II
El valor de los memes sobre el Papa Francisco es que lo que sea que transmitan no se acaba en una sonrisa como reflejo pedestre ante la fe de los otros en lo sobrenatural. Por supuesto, la risa la provocan el ingenio y la oportunidad —es el simple timing de la imaginación— pero hay algo más. Algo así como una sugerencia velada que los memes sobre el Papa en el Mundial insertan en cada pantalla. ¿Qué es? Los suizos y los holandeses probablemente pueden dar un testimonio más elocuente sobre eso que no termina de revelarse. Y, sin embargo, es una pregunta inhabitual en una sociedad secularizada donde lo religioso tiene un valor parecido al dentista; algo a lo que se recurre nada más que cuando se traspasa un umbral intolerable de derrota y dolor.

¿Qué se lee en la dimensión espiritual del Mundial? ¿Qué novedades inéditas enuncia ese volumen formal de fe en lo sublime? El Vaticano, a través de monseñor Guillermo Karcher, percibió también que había llegado el momento de hablar al respecto. Karcher dijo que ante un duelo de los equipos de Jorge Bergoglio y Joseph Ratzinger, «los dos rezarán por igual, pero uno es Papa y el otro emérito». ¿Pero quiénes se toman en este momento estas palabras absolutamente en sorna y quiénes se las toman absolutamente en serio? Para seguir con las cuantificaciones y sus paradojas, la frase del doktor Freud acerca de que cuanto mayor es el número de las personas que tienen acceso a “los tesoros del conocimiento” más se extiende la decadencia de las creencias religiosas, sirve para otra pregunta. ¿Los memes sobre el Papa Francisco en el Mundial son formas de la ironía iconoclasta o su absoluto opuesto? La proliferación, lo cuantitativo en sí mismo, llama a superar la barrera pudorosa de la supersticiones y trasladarse al terreno honesto de la fe. Algunos años antes de la existencia de los memes, Baruch Spinoza escribió que es verdad que los hombres suelen vivir ignorantes de sí mismos. “Nadie, repito, ha podido ver a los hombres sin observar que, cuando prósperos viven, se jactan todos, aún los más ignorantes, de tan grande sabiduría, que les rebajaría recibir un consejo. Sorpréndeles la adversidad; hállanse indecisos; piden consejo a cualquiera, y por absurdo, frívolo e irracional que sea, síguenle ciegamente”.

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III
¿Y si la fe no es solamente un recurso de los que están desesperados sino también de los que están contentos? ¿Y si la fe todavía pudiera escapar de la lógica utilitaria? Lo que sea que fuere ese algo más entre los memes papales resulta más inocente y genuino antes que utilitarista. Como todo ácrata cultivado, Baruch Spinoza tuvo razones valiosas para identificar las apelaciones a la fe únicamente con las adversidades y las indecisiones, pero no son siempre —y el Papa Francisco ha hecho de esa diferencia su primera política— las causas siniestras a lo largo de la experiencia humana las que provocan en los hombres la pregunta y el acercamiento a lo sagrado.

¿Dónde está la fe a lo largo de esta extraordinaria dimensión espiritual del Mundial? Es verdad que Ezequiel Lavezzi rezaba desesperado durante los penales con Holanda, pero también es verdad que antes de pisar una cancha la mayoría de los jugadores de fútbol de todo el mundo invocan a Dios como quien ofrece el fruto de su trabajo y su voluntad a una mirada superior. (Y si existe una institución capaz de demostrar a lo largo de cuatrocientos setenta y cinco años que la fe está más relacionada con la voluntad, el esfuerzo y el trabajo que con las invocaciones ciegas y pasivas, esa institución es la Compañía de Jesús).

En términos futbolísticos, por ahora, el Mundial demostró que, en el caso de Brasil, la vanidad es una forma atrofiada y narcisista de la fe y que puede pagarse con la humillación ante un equipo como el alemán que, por otro lado, insiste en practicar la fe moderna en la superación del hombre a través del perfeccionamiento del hombre mediante la disciplina y la razón, incluso al precio de transformar a sus jugadores en una versión maquínica y desalmada del Übermensch. Entre la proliferación de memes y las banderas y las máscaras y las publicidades con el Papa Francisco —la mejor es la de TyC, que Francisco agradeció—, el equipo argentino se muestra en condiciones de autosuficiencia algo distintas, con una dignidad dispuesta a tener fe en algo más que lo humano. Está la pelota de Suiza contra el palo y los penales contra Holanda —y la pelota que frena en la línea—; están el esfuerzo y la voluntad de los hombres que trabajan todos los días detrás de un objetivo, por supuesto, pero también están los surcos del azar y la suerte a través de los cuales brilla algo más. Dios puede no ser neutral, como aseguró George W. Bush, ¿pero qué decisión va a tomar el Cristo Redentor en Río de Janeiro? Hay que reconocerle a la FIFA que llevó el suspenso hasta el final//////PACO

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