United Passions, la película que en clave ficcional relata la historia de la FIFA, se estrenó el viernes 5 de junio en los Estados Unidos, apenas unos días después de que en suiza el FBI arrestara a 7 altos ejecutivos de la organización dando inició al mayor escándalo de su historia. La película cuenta, a lo largo de sus (casi eternas) dos horas, la gestión y el traspaso del poder de los tres presidentes más emblemáticos de la FIFA: Jules Rimet, Joao Havelange y Sepp Blatter. El timing del estreno es una de esas bellas ironías que da el acontecer de los hechos pero más interesante resulta ver lo malo que es el film y lo falso que se siente al verlo. En primer lugar, las estadísticas avalan su pobre rendimiento. Con un costo de casi 29 millones de dólares (casi tres veces el presupuesto anual de los planes de desarollo para federaciones como las de Uganda) la película recaudó, en su primer fin de semana de estreno apenas 918 dólares. Ni mil dólares en los que son conocidos como los días más importantes de recaudación. Se calcula que la película perderá alrededor de 28 millones de dólares, es decir, casi su costó de producción. Costo, por cierto, que financió la FIFA en casi su totalidad, con Blatter, según dicen, como principal productor. Al lado de la poca reacción del público, la crítica tampoco acompañó al film que cuenta con figuras rutilantes como Tim Roth (Lie to me), Sam Neill (Jurassic Park) y Gerard Depardiu. En rottentomatoes, página especializada en reuinir las críticas, el film cuenta con un 0% de aprobación y en IMDB con un puntaje de 2.1/10 se ubica en el puesto 29 de las 100 películas peor puntuadas de la historia.
Con un costo de casi 29 millones de dólares, la película recaudó en su primer fin de semana de estreno apenas 918 dólares.
El film es una producción que viene desde el 2012 y fue pensada mucho antes del escándalo que hoy golpea a la FIFA, de hecho, su estreno fue dentro del festival de Cannes del año pasado. Lo interesante que sucede cuando vemos el film es la diferencia que hay entre la autopercepción que tiene la ONG más rica del mundo de sí misma, o tal vez siendo menos ingenuos, la imagen que quiere mostrar y la opinión general que tenemos de ella. Eso era sin el contexto del escándalo, pero si se lo agregamos la distorsión se dilata lo suficiente para llegar al grotesco y la risa irónica. El estallido del escándalo solo vino a confirmar lo que ya sabíamos todos: la FIFA es un organismo corrupto que funciona como cualquier multinacional con fines de lucro. Aunque la película se ocupa, minuto a minuto, de contar lo contrario. Con sus comienzos pobres y sin recursos en la gestión de Rimet, hasta la era del inicio del Marketing con Havelange, el fim quiere mostrarnos que la FIFA solo necesitaba dinero para poder esparcir la pasión del fútbol por el mundo. Si hay un enemigo son los ingleses que, como creadores del deporte, se quieren adueñar de él ya que serían los únicos capaces de de entender su caballerosidad y complejidad, cosa imposible, según ellos, para los negros y casi todo el mundo. La FIFA en esa construcción inicial se posiciona como una especie de Prometeo que va a repartir la llama del fútbol por el mundo.
Muchos la han criticado porque ignora los problemas de corrupción de la organización, lo cual no es cierto, son parte central de la última parte del film.
Pero eso es el inicio, la parte jugosa, sobre todo a la luz de los hechos actuales, empieza cuando aparece el personaje de Blatter y el film adquiere su tono propagandístico. Un homenaje y una revisión romántica de los inicios de la FIFA y de Rimet está perfecto y es válido, es una historia demasiado antigua, pero cuando la trama se acerca al presente, y los personajes que se involucran son los mismos que siguen hoy al frente y varías de las situaciones históricas narradas ya las vivimos todos, es cuando la credibilidad se resiente. Y este es el punto más confuso del film, el punto donde la inmanencia de la obra se diluye y el contexto histórico actual la invade y no podemos ignorarlo, porque ya no se percibe como la película de la FIFA sino como la película de Blatter. Muchos la han criticado porque ignora los problemas de corrupción de la organización, lo cual no es cierto, son parte central de la última parte del film. De hecho, la figura de Havelange se perfila, sin nunca afirmarlo explícitamente, como parte de operaciones dudosas. Se le preguntó a Auburtin, el director, por el trato dado a la corrupción y respondió que estaba limitado, la FIFA y Blatter pagaban los sueldos. Lo que hace la peli es admitir, aunque de manera tímida, que la corrupción puede existir, que es probable inclusive que exista, que entre 200 miembros alguna manzana podrida debe haber.
El estallido del escándalo confirmó lo que ya sabíamos: la FIFA es un organismo que funciona como cualquier multinacional con fines de lucro.
La operación, y esto sí lo hace de manera categórica y explícita, es mostrar que Blatter no tiene ni tuvo nada que ver con hechos de ese estilo, si sucedieron es porque son muchos miembros (más que la ONU) y el presidente no tiene mil ojos, y que toda acusación hacia su persona es falsa e infundada. La película, un par de años antes del escándalo, tiene la misma postura que adoptó Blatter ante el escándalo que estalló en mayo, como una especie de escudo ante cualquier contingencia: hay algunas manzanas podridas. ‘Cualquier falta de ética debe y será castigada’ dice su personaje. En 2015 no hay faltas castigadas, lo reeligen presidente y a los 4 días renuncia porque las huellas de la corrupción parecen llegar hasta su escritorio. United Passions es una película que por más que en su inicio anuncie que es una ficción basada en personajes reales, el abismo que se abre entre la historia narrada y nuestro conocimiento del mundo, y sobre todo del contexto actual, generan un efecto ridículo. Las manos de Blatter parecen tocar toda la obra de manera acorde al discurso actual del presidente. Por suerte la realidad supera la ficción, nada muy difícil cuando la ficción es tan mala, y la segunda parte será mejor. La escena en que el FBI despierta y arresta ejecutivos de alto rango corruptos en un hotel suizo es digna de verse en una sala de cine y tarde o temprano la máquina de Hollywood lo hará. Obvio, siempre y cuando no lo produzca la FIFA/////PACO