Flor del campo es narradora y editora especializada en literatura infantil. En el 2013 publicó Novela roja y, este año, Rupturas y riñas.

¿Solo escribís sobre el amor? 

No, no escribo solo sobre el amor. De hecho “Soy linda”, la segunda nouvelle de Rupturas y riñas no creo que sea sobre el amor, sino más bien sobre otro tipo de relaciones y de conflictos humanos, como la amistad o la familia, la muerte, la búsqueda de uno mismo, la juventud, la confusión, el dolor… Pero sí aparece una relación de pareja incluso en “Soy linda”, bastante relevante para la historia, cuya importancia creo que radica más en cómo lo propio y lo individual se juega después de haber pasado el amor como experiencia por una vida, más que en la relación de noviazgo en sí misma. En “Soy linda” todo es un duelo y el amor no se salva de eso.

¿Cómo sería un libro de Florencia del Campo si el amor o las relaciones de pareja?

Un libro mío sin el amor o las relaciones de pareja podría existir si hay otras relaciones en la historia que me sirven igual o mejor para ilustrar la miseria humana como cuestión de fondo, o incluso el simple tedio cotidiano. Lo que pasa es que usar el amor al momento de escribir para ilustrar estas cuestiones es bastante útil. En el amor, creo, saltan térmicas que en otras relaciones saltan menos.

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¿Qué cosas te inspiran? 

Me inspira lo que se está pudriendo. Lo latente. Los bordes entre la locura y la cordura. Las cuestiones existenciales. Los bordes entre lo perverso y lo sano. La falta de comunicación, la soledad. El tedio, la abulia. Lo cotidiano cuando se altera por debajo de la alfombra. Las alfombras con ácaros o las rejillas llenas de pelos. O sea, lo que de lejos se ve bien pero si te acercás está sucio, o podrido, o por joderse. Por eso me gusta construir personajes inseguros, que dudan, que no saben casi nada de cómo vivir. Cierta ignorancia existencial me inspira muchísimo.

¿Qué no le puede faltar a una novela de amor?

Conflicto. Es como a una peli: no puede faltarle conflicto. No importa si el conflicto es interno o externo. En una novela de amor probablemente haya de los dos, pero en realidad alcanzaría con uno.

¿Y a un cuento para niños?

¡Literatura! Lo que no puede faltarles a los cuentos para niños es literatura. A veces se cree que porque es para niños vale cualquier cosa, total, son chicos. Bueno, nada más ridículo y desacertado que eso. Un cuento para niños puede tratarse de cualquier cosa, no hay temas para niños y temas que no. De cualquier cosa mientras se sepa contar para la edad a la que se apunta. Pero no porque esa edad sea baja entonces hay que pensar temas tontos y encima contarlos sin atender al verosímil o a la calidad literaria.

¿Qué es lo peor de un ruptura amorosa?

La certeza de que al final es posible romper con el otro e imposible con uno mismo. Lo peor es que uno se queda con uno, ahí no hay posibilidad de ruptura. Y esto puede ser desesperante: estoy encerrado o encerrada en mi ser. El otro se libró de mí y yo me quedé sola o solo conmigo. Puede ser realmente trágico. Sobre todo si hay un sentimiento de culpa tras la ruptura, de no haber hecho las cosas bien para que funcionara. Creo que los duelos tras las rupturas siempre son en parte por lo que perdimos y en otra parte precisamente por lo que no, por lo que somos, por quienes somos, por lo que hicimos o no hicimos que nos llevó hasta allí. Por supuesto, hay rupturas que pueden darse en calma y tranquilidad (incluso cuando desborden de pena) pero no son las que me inspiran a la hora de escribir.///PACO