En 2012 el diseñador japonés Kenzo presentó en su colección otoño-invierno un buzo verde con el emblemático tigre de la marca bordado. Así fue como el buzo deportivo al mejor estilo Rocky Balboa salió de la escena deportiva para insertarse directamente en las calles de las principales metrópolis. No hicieron falta demasiadas temporadas para caminar dos pasos por el microcentro de la ciudad de Buenos Aires e identificar a las modernas oficinistas combinando sus buzos deportivos con pantalones elegantes y faldas a la rodilla. Lo que explican Hobsbawm y Polito en Entrevista sobre el siglo XXI, al reflexionar sobre la globalización y las formas de vestirse, es como la moda que se propone en los países desarrollados pasa a ser un referente de la asimilación cultural de las minorías. En ese gesto particular de Kenzo, como históricamente fue de muchos otros, se juega un plato fuerte de la modernidad.

Karl Lagerfeld supermercado

Un ejemplo como este es perfectamente retratado en la ficción a partir del diálogo entre Miranda Priestley (Merryl Streep) y Andy Sachs (Anne Hathaway) en la película El diablo viste a la moda:

-Es que todavía estoy aprendiendo de esta cosa y…
-¿Esta cosa? Oh, entiendo. Tú crees que esto no tiene nada qué ver contigo. Vas a tu clóset y escoges, no sé, ese suéter viejo de color azul que llevas puesto, por ejemplo, porque quieres decirle al mundo que te respetas demasiado como para interesarte por lo que usas. Pero lo que no sabes es que ese suéter no es sólo azul. No es turquesa. No es azul ultramar. Es en realidad, cerúleo. Y además te despreocupas del hecho de que en 2002 Oscar de la Renta hizo una colección de vestidos cerúleos. Y luego creo que fue Yves Saint Laurent, si no me equivoco, el que hizo chaquetas militares cerúleas. Luego, el cerúleo apareció rápidamente en las colecciones de ocho diseñadores. Y después se fue filtrando en las tiendas departamentales para luego ir a parar a un trágico Casual Corner donde tú, sin dudas, lo sacaste de un canasto de liquidación. No obstante, ese azul representa millones de dólares e incontables empleos y es algo cómico que pienses que tomaste una decisión que te exime de la industria de la moda cuando de hecho, estás usando un suéter seleccionado para ti por la gente de esta sala. Entre un montón de cosas.

el diablo viste a la moda

¿Por qué el mundo de la moda es considerado frívolo? Como bien dice Miranda Priestly, interesarte demasiado por lo que usas o por cómo te ves exteriormente es considerado por muchos como un síntoma de un pobre mundo interior. Sin embargo, lo que usamos y como lo usamos es una forma de construir la propia identidad. ¿No es exactamente lo mismo que hacemos en nuestros perfiles de las redes sociales? La construcción de nuestro como soy en Facebook, Instagram o Twitter, por ejemplo, se parece mucho más a un relato de ficción autobiográfico que a un dejar ver.

Hace décadas que los estudiosos de la sociología investigan la construcción de la ciudadanía a partir del consumo y cómo resistimos los embates de la modernidad a partir de la cárcel protectora que nos brinda el confort. Como contrapartida al hambre de acumulación y consumo, hubo un auge del boom naturalista y despojado. Desde las fundaciones como “El arte de vivir” que pregonan la contramarcha que nos propone el mundo moderno a partir de técnicas de respiración y una importación forzada de las religiones orientales, a una nueva forma de alimentación consciente, la actividad física como pilar de la vida sana y toda una serie de libros sobre como desacelerar y escuchar al propio cuerpo. Estos movimientos sólo modifican el lugar dónde se ubica el objeto de deseo pero no lo aniquilan, el deseo siempre está.

¿Qué significan los nichos de Once plagados de carteras con el monograma de Louis Vuitton? ¿Qué papel juegan las remeras de modal con lentejuelas bordadas delineando la palabra Versace en los stands de La Salada? Más cerca de Palermo, ¿Por qué los diseñadores argentinos más exitosos, como Maria Cher y Jazmín Chebar, copian violentamente los modelos de Cèline y Stella McCartney en lugar de crear diseños propios?

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Si en el origen de los tiempos, la moda fue un instrumento de afirmación de poder por parte de la burguesía, ¿qué significa hoy esta apropiación del sentido estético? La respuesta es sencilla: dime que usas y te diré quién eres. Así como la forma de vestir tiene un componente aspiracional para unos, para otros es una forma de diferenciarse. Algunas tribus como los punks, los góticos y los hippies crearon un estilo propio que se plantó en pie de guerra con los principios de la elegancia y el mundo chic. Sin embargo, grandes diseñadores europeos, como Yves Saint Laurent y Jean Paul Gaultier, se reapropiaron de los principios tribales e hicieron colecciones basadas en el lenguaje de la antimoda. A nivel nacional, Rapsodia es una marca con una fuerte impronta bohemia y hippie, inspirada en los años `70, y Complot, la favorita de las adolescentes, tiene en cada una de sus prendas una fuertísima impronta punk y rebelde. Una de las patas más fuertes del mundo fashion actual son las it girls, quienes cumplen una función tan vaga y poderosa como su nombre lo enuncia. Las it girls se instalan como referentes de lo usable y son creadoras de tendencias mucho más poderosas que algunos diseñadores con décadas de trabajo en la industria. Alexa Chung es una ex modelo y presentadora de televisión; hizo de su estilo aniñado y algo grunge su seña particular. El resto: un noviazgo con el líder de los Artics Monkeys, salidas nocturnas con las socialités más influyentes y una cuenta de Instagram extremadamente activa. Cara Delevingne tiene sólo 21 años y ya es la niña mimada del fashion world. Hace varias temporadas que Karl Lagerfeld la elige para cerrar sus desfiles y es íntima amiga de Rihanna, relación de la cual hace uso y abuso en su cuenta de Instagram (¿ya está claro que un buen uso de las redes soc
iales es fundamental para convertirse en una it girl?). Destaca por su estilo punk rocker, sus famosísimas gooffy faces y su flamante relación con Michelle Rodríguez, la actriz de Lost con quién se besó públicamente en un partido de la NBA. Ellas dictan, el resto obedece.

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Entonces, ¿No hay salida?

No, porque la moda es un comportamiento social y, si bien es la hija predilecta del lujo y el capitalismo, atraviesa la dimensión del trabajo, el arte, el diseño, los consumos estéticos, culturales y musicales y de la forma de apropiación del sentido.

Para mencionar un ejemplo reciente, vean las imágenes del último desfile de Chanel, hace pocos días. Karl Lagerfeld transformó al Grand Palais de París en un supermercado enorme, llamado «Chanel Shopping Center», reinventando las canastas de compras como carteritas fashion. “¿Por qué un supermercado?. Es algo de la vida actual que hacen incluso las personas que usan vestidos Chanel”, afirmó el modista alemán. En un gesto político más, la moda se afirma como un alegato moderno y cultural que trasciende la frivolidad; la trasciende y la pisa con stilettos de quince centímetros./////PACO