Jeremy Scott se ha convertido en un diseñador de culto y el mundo está a sus pies. Todo lo que toca (o diseña) se convierte en oro. En el 2008, Scott realizó una colaboración para Adidas y gracias a ella pasó a ser “cool y trendy”. La colección presentó desde zapatos adornados con cabezas de ositos de peluche de felpa o alas de ángel dorado,a chaquetas tipo “matador” y pantalones adornados con el signo del dólar. El éxito fue inmediato; celebridades del hip-hop como Kanye West,  Jay Z y M.I.A. empezaron a usarla y Jeremy Scott ganó popularidad. En 2013 la marca de alta costura italiana Moschino lo nombró su director creativo. Si bien Franco Moschino, fundador de la Maison, con su estilo irreverente y diseños innovadores, había provocado al fashion establishment, desde su muerte la marca había perdido fuerza, pero el nuevo gurú de la moda pudo revertir también eso. Michelle Stein, presidente de Aeffe Group (marca que comprende a Moschino entre otras) afirmó que “la marca estaba dormida, y él la devolvió a una nueza zona de visibilidad”.  Y los números confirman esto. Entre 2012 y 2013 la casa de ropa de lujo solo había aumentado 3% sus ventas, pero en 2014 (cuando se empezó a vender la colección de Scott) subió un 6,9%, es decir, recaudó alrededor de 180 millones de euros más.

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Entre 2012 y 2013, Moschino solo había aumentado 3% sus ventas, pero cuando se empezó a vender la colección de Scott subió un 6,9%: unos 180 millones de euros más.

Como alguna vez supo hacer Warhol, Scott combina lo que se suponía incombinable: los íconos de la cultura popular con el arte (en este caso, con la Haute Couture). Coca-cola, Budweiser, Bob Esponja o los Looney Toons son solo algunas de sus inspiraciones a la hora de crear diseños excesivamente coloridos y extravagantes. Más de uno, y entre ellos varios críticos de la High fashion, pueden pensar que su propuesta es imposible de usar; sin embargo, ocurre todo lo contrario. Su primera colección, “Fast fashion” –en honor a McDonald’s– y la siguiente, “Think Pink” –esta vez en honor a Barbie–, salieron a la venta horas después de sus desfiles, y muchas de sus piezas se agotaron a los pocos días. Moschino tiene 144 tiendas alrededor del mundo, con precios que van de los €400 a €10.000. La colección de Jeremy Scott se vende en 50 tiendas y tiene precios que van desde los €100 a los €2000. Los precios no son elevados en comparación con otras marcas de lujo, lo que permitió que más gente pueda acceder a la alta costura con vestidos desde €148 o carteras desde €135 que ya son un hit entre las fashionistas.

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El director creativo de Moschino celebra la cultura de la sociedad contemporánea con cada una de sus piezas. Su irreverencia a la hora de acercarse a la moda de alta costura es insuperable, y si bien tiene muchos de detractores, tiene aún más seguidores que le sonríen. Hoy, como muchos dicen, la moda no se dicta en una pasarela, si no en la calle, o más bien desde la virtualidad, donde la mujer común se muestra desde las redes sociales. Y Scott supo leer esto a la perfección. La moda ya no se trata de elegancia y sobriedad, si no de diversión y rebeldía. Muestra de esto es la irrupción que hizo el dúo de Zoolander, Derek Zoolander (Ben Stiller) y Hansel (Owen Wilson), en el desfile de Valentino durante el Paris Fashion Week, donde se sacaron fotos con la jefa editora de Vogue, Anna Wintour.

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Esto es, además de una excelente campaña de marketing para promocionar Zoolander 2, una demostración del cambio al que tuvieron que someterse las míticas casas de ropa de lujo para sobrevivir. Si las ventas tienen que subir, es necesario democratizar la moda. Jeremy Scott es lo suficientemente hábil como para leer la nueva coyuntura, y da cuenta de este cambio cuando sostiene: “Yo tengo fans mientras que otros diseñadores tienen clientes. Es una relación diferente”. Si bien el rumbo que tomará la moda es incierto, Scott da una pista cuando afirma: “No me importa si a los críticos no les gusto. Yo quiero ser el diseñador del pueblo, como Diana fue la princesa del pueblo. La moda debería ser alegre”.

“Yo quiero ser el diseñador del pueblo, como Diana fue la princesa del pueblo”.

De esta forma, todas quieren vestir, y visten, sus excéntricos diseños. Además, el estrecho vínculo  que tiene con muchas súperestrellas pop ayuda a que su éxito y fama sigan creciendo cada vez más. Diseñó el vestido de azafata que Britney Spears usó en el video de “Toxic”, de Rhianna en “We found love”, y la lista sigue. Además, artistas como Rita Ora, Nicky Minaj y Miley Cyrus desfilan la ropa de Scott en la alfombra roja o en su vida cotidiana. De hecho, todo el vestuario que Katy Perry usó en el show que dio en el medio tiempo del Super Bowl fue diseñado por Jeremy Scott (quien también es su mejor amigo). El show fue visto por 118. 5 millones de espectadores y su repercusión no se hizo esperar en las redes sociales, por donde circularon infinidad de memes basados en esos trajes. Touch down para Scott/////PACO