George Walker Bush (New Heaven, CN, 1946) es un artista que alcanzó un gran renombre en los últimos años como uno de los principales representantes del realismo naïve norteamericano. Sus obras se caracterizan por la representación de contextos cotidianos desde una perspectiva sumamente intuitiva y hasta diríamos, acientífica, con cierto desprecio por el sistema de perspectiva y una interesante exploración cromática.

Aunque sus primeros trabajos buscan captar de manera difusa pero perceptible un horizonte de modernidad –lo que sucede en sus dos obras más representativas, Baño y Baño 2–, también ha explorado temáticas relacionadas con la vida campesina, familiar, costumbrista, tradicional y religiosa del interior de los Estados Unidos.

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El periodista y crítico Taylor Berman, en un artículo en el magazine electrónico Gawker, calificó la obra de Bush como “awkward and simple”, mientras que Oliver Burkeman, de The Guardian, mencionó que a pesar de ser “técnicamente frívola” hay algo sumamente sensual y apelativo en la falta de grandilocuencia que caracterizan la elección de los tópicos y en la ejecución.

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Algunos críticos han encontrado referencias en este segundo cuadro a la famosa obra de 1938, Lo que el agua me dio, de Frida Khalo. En este sentido, George Bush podría estar reelaborando la tensión fundamental entre la tradición pictórica latinoamericana de vanguardia y el universo de representaciones simple del protestantismo norteamericano.

Al respecto, Jerry Saltz escribió que Baño y Baño 2 construyen un tipo de reflexión muy compleja acerca de la soledad del individuo en ambientes pequeños: “The light in each is soft, subtle, embracing, even oscillating. As if the unreal has become a companion to the painter.”